AÑO XVI
Septiembre
2022
41
Vida y muerte en psicoanálisis

La vida y su goce

Inés Sotelo

Rodrigo Reinoso - Hyperglycémie-91 92 détail-7

El 13 de octubre de 1972, Jacques Lacan pronuncia una conferencia en la Universidad Católica de Lovaina,[1] en el año en que dictaba el Seminario 20, Aún,[2] que Jacques-Alain Miller[3] ubica en el sexto paradigma del goce, el del Hay goce.

Lacan accede a esta invitación de profesores belgas señalando, precisamente, que él tiene una enseñanza. Diferenciará hablar a "cabezas atractivas" de la enseñanza dirigida a psicoanalistas sostenidos en un discurso que es "una suerte de lazo social".

Habla en la Universidad, a veces a las paredes, pero habla, acepta la invitación, soporta y sostiene su posición, siempre política.

Los profesores que lo invitan querían conciliar catolicismo y psicoanálisis, Lacan no rechaza la invitación y habla… Uno de los momentos preciosos de la Conferencia es el de la vida y la muerte en psicoanálisis, allí dice que la muerte pertenece al dominio de la fe, pero que la verdadera cuestión es pensar la vida, lo que significa pensar el goce, es decir, tener un cuerpo.

Los anfitriones se referenciaban en un psiquiatra suizo, de origen húngaro, Leopold Szondi, quien privilegió lo que llamó "el inconsciente familiar"; entendía que los genes de los ancestros están presentes en el inconsciente e influyen en las elecciones. Lacan dice que esto no tiene ninguna relación con el discurso analítico, el cual sostiene que todo lo que se edifica en el humano está construido sobre el lenguaje, el lenguaje piensa y es en él que se fija el discurso para que el lazo social entre seres hablantes funcione.

Hablar en la Universidad, dejar allí una marca, ir más allá del discurso universitario y provocar a los estudiantes a leer psicoanálisis, sosteniendo que "Es posible leer a Lacan" (consigna de la materia Psicoanálisis Orientación Lacaniana: Clínica y Escritura, de la Facultad de Psicología de la UBA) es la apuesta política de sostener un discurso, una lectura y una lógica diferentes a la de las neurociencias y su solución de la mano de los laboratorios.

Quiero detenerme precisamente en el trabajo con pacientes psicóticos, autistas o con patologías severas y sus familias, para quienes la oferta abarca el amplio espectro que va desde Szondi a la actualidad psicoeducativa y neurobiológica, que intentan aplacar y educar lo ineducable, desconociendo allí que "Hay goce".

Transmitir en la Universidad otra lectura es clave en el porvenir del psicoanálisis y los pacientes.[4]

La fraternidad

Los hermanos sean unidos es condición en "Tótem y Tabú",[5] que replica nuestro Martín Fierro. Por otra parte, el de Caín hacia Abel será el primer fratricidio narrado en la Biblia. Dios introduce la diferencia en su preferencia por la ofrenda de Abel: un cordero, y el desprecio por la de Caín: los frutos. Elección arbitraria, incomprensible e incalculable de Dios, ante la cual Caín pasa al acto, mata a su hermano, le arranca a la angustia su certeza. Se ha roto la ilusoria igualdad y unión de los hermanos en el reparto del plus-de-goce. Usufructo de la herencia que debería distribuirse equitativamente, si no se tratara de una imposibilidad lógica para el parlêtre.

Otro modo de resolver el reparto del plus-de-goce lo encontramos en el cuento de Borges, "La intrusa".[6] Allí los hermanos Nielsen, dos criollos muy unidos que defendían su soledad, atraviesan una contingencia: la llegada de Juliana Burgos, moza que intentarán compartir equitativamente, administrando igualitariamente el goce. Tal intento fracasa en tanto Juliana prefiere al menor. Allí aparecen entonces los sentimientos hostiles, reprimidos y escindidos ante lo cual la solución no será la salida exogámica, sino el sacrificio de "La intrusa", quedando ambos hermanos Nielsen, atados y unidos por otro vínculo: la mujer sacrificada y la obligación de olvidarla.

La experiencia analítica nos muestra las significaciones que el niño viene a dar al deseo de la madre, a esta x, al enigma. Eric Laurent señala con Lacan[7] tres respuestas posibles: el niño como falo de la madre, el niño como síntoma y el niño como objeto del fantasma de la madre,[8] prototipo de la significancia del cuerpo como lo que está en juego del ser.[9] Cuando el niño ocupa el lugar de objeto, es el ser del niño, ese ser absoluto el que viene a sustituir ese objeto del fantasma de la madre saturando el modo en que aparece la falta en que se especifica el deseo materno.

En una familia también podemos encontrar a otro de los niños con diferente respuesta: el niño como síntoma, enfrentado a la presencia del Otro, dando una respuesta que es el efecto de significación s(A). Su síntoma da una significación a esa x. En 1969 Lacan afirma que, si el síntoma del niño representa la verdad del discurso de la madre, es la verdad de la estructura de la pareja

¿Qué arreglo posible para este niño neurótico ante un hermano que ocupa ese lugar "privilegiado" de deseo, de objeto de goce de su madre? ¿Por qué su madre lo cuida, lo mira, se inquieta y se desvela por él, lo acompaña? ¿Por qué lo prefiere?

Un hombre se hace hombre cuando puede hacerse Uno-entre-otros, anuncia Lacan.[10] No es sencillo convivir con un hermano que, por ejemplo, habla de buen grado, pero con la condición de no decir.[11] Tampoco lo es convivir con la verborrea, con la sensibilidad auditiva del hermano, con los automatismos, con la inestabilidad afectiva, con la impulsividad, con alguien que habla sin decir o con su mutismo, con un hermano de quien no se sabe si en su rechazo padece de su aislamiento.

Si los celos, violencia, compasión, culpa, preocupación, vergüenza, ternura… son algunos de los sentimientos y emociones que habita a un hermano, estos se profundizan aquí, unilateralmente, ya que evidencian que la ilusión de ser "pares" es inexistente. Lo dispar se evidencia día a día.

Un arreglo posible

Lacan, en el Seminario 20, Aún, dice que "los hombres, las mujeres y los niños, no son más que significantes",[12] inscripción inconsciente que lo representa para otro significante y mueve al sujeto vía el síntoma, es decir, un asunto de goce.[13]

El psicoanálisis va más allá del Ideal, el Ideal de ser una buena hermana se ve quebrado, en una analizante, durante la pubertad, con pensamientos insoportables de la posible muerte de la hermana con inmensas dificultades neurológicas. Horror que toma el cuerpo con un llanto incesante.

"¿Qué es el cuerpo hablante? Ah, es un misterio".[14] La palabra es un don de lenguaje, es cuerpo sutil, pero es cuerpo.[15] La palabra del analista, aún en su modo silencioso, con su puntuación "tiene algo de escriba",[16] toca al cuerpo y al síntoma como su acontecimiento, produciendo efectos de reducción por añadidura. Los síntomas que comprometen el cuerpo y el pensamiento son desbaratados en su envoltura formal dejando un saldo de saber hacer con lo incurable. La escritura será la huella donde se lee un efecto de lenguaje.[17]

El cuerpo fundamenta al ser, al ser de goce, al parlêtre que habla sin saber y habla con su cuerpo volviéndolo, por eso mismo, sujeto del verbo (Je). Será la palabra del Otro la que toque el ser encarnado, resonancia con efectos en tanto el analista no deje pasar la ocasión de alcanzar la economía de goce a partir del discurso analítico por vías esencialmente contingentes.[18]

Luego de las vueltas dichas sobre la metáfora, que como envoltorio formal recubría el acontecimiento de cuerpo, todo parecía haber sido dicho acerca de tener esa hermana especial, centro de atenciones de toda la familia, especialmente de los padres. El imposible esfuerzo de salvar a la madre de la angustia, al padre de la tristeza, a su hermana de sus imposibilidades, encuentra su límite, irrumpe la urgencia y la consulta a la analista comienza con un relato trágico, heroico, narcisista que se erigía como pedestal de ideales de Bien,[19] gozando con la palabra, acaparando sobre sí la culpa y conduciendo a la analizante a dedicar su vida a salvar a otros.

Aislar el significante, S1, "Consagrada", posibilita desbaratar los sentidos gozados que funcionaban en la economía de goce. Se abre otra vía en el análisis en relación al encuentro amoroso.

Analista oportunista que, con este medio decir de la interpretación inesperada, sorprendente, aprovecha la ocasión y toma por ese cabello único a la sujeto que huye con las alas de la culpa, el relato, las obligaciones y castigos posibles.

El lenguaje agujerea lo real, lo captura, real que es el misterio del cuerpo que habla, misterio del inconsciente, misterio del parlêtre.[20]

La interpretación, cuando se dirige al sujeto del inconsciente, opera sobre el síntoma como metáfora; en la última enseñanza de Lacan, la interpretación será la táctica singular que interpreta al parlêtre. Allí la palabra, el silencio, el gesto, resuenan y tocan al síntoma como acontecimiento de cuerpo.

Alojar la singularidad abre posibilidades incalculables por fuera de todo destino dado por un pronóstico basado en el diagnóstico.

Analizarse parece ser ese camino, uno por uno, ubicando la vida y su goce.

NOTAS

  1. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, Grama, Buenos Aires, Año XII, octubre de 2017, p. 9.
  2. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún (1972-73), Paidós, Bs. As., 2007.
  3. Miller, J.-A., (1998-99) La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Los cursos psicoanalíticos, Paidós, Bs. As., 2003.
  4. En la Facultad de Psicología de la UBA, se dicta la asignatura "Clínica del autismo", cuya profesora titular es Silvia Tendlarz.
  5. Freud, S., (1913) "Tótem y tabú", Obras completas, Vol. XIII, Amorrortu, Bs. As., 1991.
  6. Borges, J. L., (1966) La intrusa, Instituto Ceferino Namuncurá [en línea]. Recuperado de <https://www.ceferinoflorida.edu.ar/admin/upload/docs/La%20Intrusa.pdf>
  7. Lacan, J., (1969) "Dos notas sobre el niño", Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012.
  8. Laurent, E., Hay un fin de análisis para los niños, Colección Diva, Bs. As., 1999.
  9. Lacan, J., (1960) "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano", Escritos 2, Siglo veintiuno, Bs. As., 2011, p. 782.
  10. Miller, J.-A., (1998-99) La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Los cursos psicoanalíticos,óp. cit.
  11. Maleval, J.-C., El autista y su voz, Gredos, Madrid, 2011.
  12. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, óp. cit., p. 44.
  13. Leserre, A., A cada uno…, Grama, Bs. As., 2013.
  14. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, óp. cit., p. 158.
  15. Lacan, J., (1953) "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis", Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008.
  16. Ibíd., p. 301.
  17. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, óp. cit.
  18. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, óp. cit.
  19. Miller, J.-A., "El inconsciente y el cuerpo hablante", Conferencia pronunciada en la clausura del IX Congreso de la Asociación mundial de psicoanálisis (AMP), presentando el tema de su X Congreso, el 17 de abril del 2014, París.
  20. Lacan, J., (1972) "Conferencia de Lovaina", Herejes en la práctica analítica, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 23, óp. cit.