Sartre avec Lacan
De Clotilde Leguil
Claudio Godoy
Ed. Navarin- Le Champ freudien. París, 2012.
La marcha oblicua del cangrejo
Siluetas de cangrejos se asoman en las esquinas de la portada ¿A que se deben esas inesperadas presencias que no parecen guardar ninguna relación evidente con el título del libro? En 1927, un joven Sartre teme -luego de una experiencia con mescalina- hundirse en la locura. Aquejado por las visiones alucinatorias de cangrejos recurre al no menos joven Dr. Lacan. Encuentro que permaneció en secreto hasta el año pasado en que John Gerassi[*] publica un reportaje inédito realizado al autor de La Nausea. A partir de allí siguió entre ambos -según lo expresa Sartre en dicha entrevista- una relación amistosa y un posterior intento fallido de análisis. Tal como destaca Jacques-Alain Miller en el prólogo del libro "había algo complejo en la relación entre ellos", algo enrollado que Clotilde Leguil "desenrolla con maestría". En efecto, la autora nos propone un singular modo de leer esta relación peligrosa -liaison dangereuse en la que resuena el célebre título de Choderlos de Laclos- como "una correlación antinómica". Lo novedoso de este enfoque -que tal vez podría extenderse a la relación de Lacan con otros autores y otras disciplinas- es que evita tres perspectivas que se precipitan rápidamente en un callejón sin salida: la de hacer una lectura "lacaniana" de Sartre; la otra, hacer del filósofo una suerte de "precursor" de Lacan o incluso, en el extremo, hacer de Lacan un "discípulo" de Sartre; por último, establecer una simple oposición reduccionista entre ellos. A diferencia de esto, Leguil nos propone, con su "correlación antinómica", descifrar el vínculo sutil y paradojal que conecta a ambos a través del uso singular de ciertos conceptos sartreanos realizado por Lacan, en los que éstos toman un sentido nuevo. Nos muestra así cómo éste supo tejer su enseñanza y nutrir los problemas del psicoanálisis con un notable bricolage en donde los fragmentos, las piezas sueltas conceptuales -tomadas en este caso de la ontología fenomenológica sartreana- sufren una sorprendente metamorfosis para ensamblarse en el movimiento de su interrogación de los conceptos psicoanalíticos. La autora nos revela, con notable rigurosidad y finura, el Sartre que habita en la enseñanza de Lacan como un "invitado inesperado". Inesperado, fundamentalmente, porque la filosofía existencial sartreana es una filosofía de la consciencia, la cual se propone una revisión del psicoanálisis que desaloja el inconsciente freudiano en pos de la "mala fe" de la consciencia, para dar lugar así a un psicoanálisis "existencial". Si bien es debido a ello que Lacan se mantuvo a distancia de Sartre, "no se situó" en relación a él (como afirmó en un reportaje, utilizando el término "situación" caro al filósofo), la autora nos plantea un Lacan "con Sartre y contra el psicoanálisis existencial", donde los conceptos demuestran tener otro uso que el estrictamente filosófico, uno en donde dos campos que obedecen a distintas leyes -o incluso opuestas, tanto como lo son las de una filosofía de la consciencia y el inconsciente freudiano- pueden encontrar, sin embargo, un punto paradojal de encuentro que el poinçon (◊) de los matemas lacanianos podría formalizar muy bien.
C. Leguil ubica la correlación antinómica entre ambos en cuatro versiones fundamentales. La primera de ella se sitúa en 1946 en el seno del debate de Lacan con H. Ey que testimonia el escrito "Acerca de la causalidad psíquica". Nos muestra que en la "insondable decisión del ser" resuena el concepto sartreano de "elección original injustificable y contingente", pues se trata de una decisión que no es explicable por una causalidad, que escapa al desciframiento siendo más bien a partir de ella que podrá descifrarse todo lo demás. "El valor humano de la locura es entonces revelarnos que existir es hacer la prueba de una falla abierta en nuestra esencia"
La segunda versión remite a la noción lacaniana de sujeto y la confrontación con la ego-psychology que Lacan emprende en los comienzos de su enseñanza, durante los años cincuenta, para afirmar la dominancia de lo simbólico sobre lo imaginario. Para su crítica al Yo de los postfreudianos se vale del ensayo La trascendencia del ego (1936) de Sartre, en donde se postula la diferencia entre la consciencia y el yo. Tal como sostiene J.A. Miller "El estudio sartreano de la consciencia pre-reflexiva es el fundamento de la crítica lacaniana de la noción de yo". La "falta en ser" (manque a être) del sujeto lacaniano encuentra su correlación con el "para-sí" sartreano definido como una falta en el corazón del ser, una incompletud fundamental opuesta a toda "mitología de la plenitud del ser humano y de su adaptación a la realidad". Esta operación le permite a Lacan no sólo una crítica aguda a la psicología del yo sino también poner en tensión el estructuralismo que alienta su relectura de Freud con el existencialismo sartreano: si el primero le brinda un soporte científico sostenido en las logociencias, el segundo le permite descompletarlo al introducir un sujeto definido como falta en ser irreductible, esclareciendo a su vez al psicoanálisis –señala la autora- "como experiencia en primera persona".
La tercera versión es ubicada en los años 62-63 durante el Seminario 10 y gira en torno a la elaboración del objeto de la angustia. Aquí Leguil nos muestra cómo Lacan supera -al mismo tiempo- al existencialismo y al estructuralismo. Pone en cuestión la supremacía de lo simbólico solidaria al estructuralismo y remite la función de la falta en ser a su relación con la nada. Pero también, como destaca la autora, "el objeto angustiante lacaniano es este objeto a que Lacan sitúa en el lugar en donde los existencialistas, en su desarrollo, situaban la nada, sin captar que lo que produce la angustia es el objeto en exceso que hace vacilar al sujeto y no simplemente lo que falta".
Finalmente, la última correlación que el libro nos propone se ubica en el año de la "excomunión" de Lacan por parte de la IPA, durante el Seminario 11, momento de refundación del psicoanálisis y sus conceptos, en donde el inconsciente es buscado en la temporalidad que lo liga a la repetición. Aquel que, en su pulsación temporal, se articula con la contingencia, el azar, lo imprevisto y el encuentro fallido con lo real. La elaboración del concepto de objeto a lo llevará a un nuevo encuentro con Sartre a través de su análisis de la mirada en El Ser y la Nada.
El propósito de la autora no se agota, sin embargo, en revelarnos los entretelones de estas sutiles correlaciones conceptuales y los movimientos de estas metamorfosis. Nos invita también a descubrir cómo esta secreta conexión con Sartre nos permite hacer del psicoanálisis del siglo XXI "un lugar de resistencia a la desubjetivación de lo humano propia de nuestro tiempo". Tiempo en que el ojo voraz de la hipermodernidad constituye "un mundo donde hace falta ver y ser visto para existir, en detrimento quizás de la palabra y su potencia simbólica. Paradigma entonces de un mundo –afirma la autora- que se inclina frente a las exigencias de la pulsión".
La "relación peligrosa" se esboza así en la "trayectoria oblicua del cangrejo" de la tapa. "Cangrejo" que -tal como afirma Leguil- era el retrato que Lacan hizo de Sartre en 1963, durante su Seminario 10, al decir: "Pues bien, lo confieso, es una irritación lo que también surge, pero en mí, ante la marcha oblicua del cangrejo, siempre dispuesto a ocultar su intención de pellizcarnos los dedos. Es muy hábil, un cangrejo". Sartre evitaba hábilmente -como se destaca en las páginas de Sartre avec Lacan- encontrarse con lo real de la pulsión al permanecer apresado en los límites de la conciencia encarnada. Razón de su marcha oblicua con el psicoanálisis.
Resultado del trabajo de una tesis de doctorado en filosofía sostenida en la École Normale Supérieure de Lyon, esta excelente y apasionante obra de Clotilde Leguil atraviesa con éxito entonces, nada más y nada menos, que tres "relaciones peligrosas": la de Sartre con Lacan, sin duda, pero también la del psicoanálisis con la filosofía, y -last but not least- la del psicoanálisis con la universidad. Cabe esperar, por lo tanto, una pronta traducción al castellano.
NOTAS
* Recientemente se ha editado una traducción al castellano de estas conversaciones: GERASSI, J.: Conversaciones con Sartre, Ed. Sexto Piso, Madrid, 2012, cf. p. 114-115.