Lenta, precipitadamente
De Antoni Vicens
María Eugenia Cora
De la novela al pase y después… ¿Qué escribe el testimonio?
Antoni Vicens, psicoanalista y miembro de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis) fue AE[1] durante el tiempo que dura esa nominación, entre 2008 y 2011.
Tres años bajo una sigla que comanda la producción inédita de un relato que no desconoce las relaciones entre significante y goce.
Advertido de las coordenadas que han configurado su novela y despojado en el instante del final de cualquier intención de significar, este AE se embarca en el dispositivo del pase a la aventura de testimoniar sobre su análisis, esa experiencia hablada en la que se escribe "una nueva relación entre la manera de gozar, de amar, de trabajar, de sentir, de vivir…"[2]
Es así como Vicens deviene autor de este texto, que es el producto de la selección de sus testimonios que relatan el pase. El resultado de esta operación editorial, tal como lo señala Damasia Amadeo de Freda en el Prólogo del libro, es el efecto poético que produce la lectura de conjunto, así como la impresión de estar ante una novela.
Efecto fascinante que interroga al lector desde el principio sobre la relación entre ficción y real, al tiempo que posibilita hacer ese pasaje de la historia novelada al testimonio de la hystoria, si uno se deja conducir a través del texto por las marcas de la transmisión de una experiencia psicoanalítica.
Es la primera vez que se publica en lengua española un libro que da cuenta del pase de un AE y aunque está compuesto por el prólogo, la presentación, tres capítulos muy bien armados y la bibliografía -esquema que lo asemejaría a un libro de texto, de elucidación de la práctica y teoría psicoanalítica- tanto su enunciación como el contenido permiten el acercamiento a una experiencia analítica, una historia, una novela neurótica, a las que se entra por la formalización que de ellas realiza el analizante, devenido analista en esa misma reducción de la aflora como precipitado.
De esto da testimonio el conjunto de textos que componen el libro. Se parte del relato de un sueño infantil -considerado el nudo del análisis- para arribar a la escritura que da fe del trayecto que ha permitido a un sujeto pasar a la posición de analista, atravesando la escritura y la lectura del recorrido analítico en ese camino.
Ya en la Presentación Vicens declara que durante los años que duró su grado como AE produjo una serie de textos -en general siguiendo propuestas de la Escuela- en los que fue "desgranando la lógica de su síntoma"[3] a la par que ubicaba las coordenadas de la coyuntura histórica y contingente de su existencia.
Se puede seguir el ordenamiento que el propio autor se ha dado. "He dividido esta escritura en tres partes. La primera corresponde a mi presentación, frente a la comunidad psicoanalítica, del material que llevé bajo el brazo durante el trayecto que me llevó a mi nominación como Analista de la Escuela… lo que hoy se considera un relato… una ficción que brinda un decorado presentable a una verdad que no se puede presentar desnuda". La segunda, "corresponde a la parte oscura, nocturna de mi análisis". Y la tercera, "lo que queda de mi existencia pasada como inanalizable… contingencias de las que sé decir que elegí ser elegido, causé ser causado"[4].
Toman cuerpo de este modo El relato -capítulo primero- que ocupa gran parte del libro y antecede a La verdad mentida y las Hilachas de un síntoma habitable, de mayor reducción. El relato es anterior y allí se destaca la posición de enunciación. "Desde esta posición de enunciación en la que estoy, como Analista de la Escuela, me siento interrogado, no tanto por mi saber supuesto, como por el saber que pueda hacer efectivo y lo que en él pueda forzar"[5], nos revela el AE.
Destaco esa posición enunciativa, más allá del contenido que con ella se transmite.
Sabemos de las relaciones que existen entre escritura y psicoanálisis. Solemos interrogar qué se escribe en un análisis. Algo de la lectura y también de la traducción ha estado desde Freud en el corazón de la experiencia analítica. Saber leer, poder escribir y luego, la transmisión.
Este libro se ofrece a la lectura como documento testimonial del pase en tanto práctica que anuda psicoanálisis, política y escritura. Podemos considerar que el deseo y el empuje a participar en la Escuela tienen en el pase el motor fundamental.
Me detengo en la idea que practicar el pase implica un uso particular del lenguaje: una narración, un escrito, que intenta socializar una práctica individual y dejar expuesto el arreglo singular al que pudo arribar un sujeto luego de las vueltas dichas en un análisis. Pero con un detalle: es la trasmisión a lo que se apunta. Trasmisión de cierto recorrido, su reducción y cierto efecto también de formación.
La del AE es una práctica fechada, con una duración de tres años. Pero mientras dura, ¿qué estatuto darle a esa práctica de discurso, que se hace con textos, con relatos? Y considerando que no es sólo el relato, sino un acto de discurso y un texto escrito, cada vez, ¿qué es escribir un testimonio? ¿Qué se escribe en el pase y en los testimonios?
Antoni Vicens presenta el material causado por su ligazón al destino de la causa analítica y el interés en hacer de esa experiencia íntima y fuera todo relato coherente, un saber transmisible acerca de la lógica del análisis, escrito de manera clara.
Ya he remarcado la transmisión y la enunciación de Antoni Vicens en su texto. Dejo para el lector -para cada uno- el descubrimiento del contenido en cada capítulo. Encontrará allí las huellas de la historia y las marcas de nacimiento del autor. Su relación al psicoanálisis, el paso por los textos, la transferencia con Lacan. Podrá ubicar la pulsión y sus destinos -los de Vicens-, sus objetos privilegiados, el síntoma y su construcción. Podrá hacer el recorrido de un análisis a partir de un sueño infantil. En estas páginas también tendrá la posibilidad de ubicar la angustia como salvación.
Y fundamentalmente la relación de Vicens con la lengua materna y con el francés, para llegar a escribir la "ficción verdadera de su novela familiar"[6] y lograr un nuevo amor. Para Antoni Vicens el silencio nuevo tras la vieja palabra remite a un nuevo amor, a un destino del que se hace autor en su escritura.
"No elegí a quienes me dieron el ser, como no elegí el país ni la época en que nací. No hay vuelta atrás. Pero lo que se puede hacer… es rectificar la posición subjetiva respecto de eso"[7], escribe. Si los datos de la coyuntura no pueden cambiarse, lo qué si cambia es el relato que se hace de ella y parte esencial del psicoanálisis -tal como dice Vicens- "es la reescritura de ese relato"[8].
Supongo que nadie elige dar testimonio de su recorrido analítico y sus puntos de arribo para que todo siga funcionando igual. Algo queda tocado. Si testimoniar es una práctica discursiva, entonces incluye una política y en el nivel no solo singular, sino social.
Es una excelente noticia la publicación de este libro. Y un invalorable aporte para quienes leemos en cada testimonio las marcas que un análisis produce y la invención de un arreglo singular.
NOTAS
- AE, Analista de la Escuela. Nominación que se obtiene por medio del procedimiento del Pase inventado por Lacan para su Escuela, cuando se lo atraviesa con éxito y se es aceptado como tal.
- Pag .17, Lenta, Precipitadamente. Una experiencia psicoanalítica. Antoni Vicens.
- Pág. 17
- Págs. 19 y 20
- Pág. 25
- Pág. 79
- Pág. 20
- Pág. 33