AÑO XVI
Septiembre
2022
41

"Otra vez tres..."

De Sebastián Llaneza

La historia del psicoanálisis demuestra el esfuerzo enorme de nuestros referentes por pensar de a tres. En el caso de Sigmund Freud es evidente. Tiempo antes de introducir en su doctrina al trío clínico de la inhibición, el síntoma y la angustia, presenta bajo una estructura tríadica sus conceptualizaciones del aparato psíquico con sus respectivas instancias: inconsciente, preconsciente y consciente, en la primera tópica; ello, yo y superyó en la segunda.

Por su parte, y a distancia de Freud, Jacques Lacan propuso los suyos. Me refiero a las diferentes dimensiones que componen tanto la realidad humana[1] como el espacio habitado por el hablante ser: lo real, lo simbólico y lo imaginario, tres registros que recorren su enseñanza de principio a fin.

Ahora bien, en el nuevo número de El escabel de La Plata ‒revista perteneciente a la EOL-Sección La Plata‒ se nos propone pensar, junto a los tres de Freud y a los tres de Lacan, en un nuevo ternario elevado, en esta ocasión, a la dignidad del título: Progresos, Fracasos, Reinvenciones.

Tres términos de los que se pretende elucidar sus articulaciones, sus alianzas y rupturas, para interrogar de qué modo participan en los debates políticos y epistémicos actuales.

Tal como lo aclara Cecilia Fasano, en su nota editorial, esa es la apuesta de los autores y, también, lo que se desea de sus futuros lectores, un modo de estar a la altura de lo que Eric Laurent denominó nuestra "exigencia de contemporaneidad".[2]

1

Empecemos por explorar, en la presente reseña, el primero de los términos.

Como es sabido, en sus elaboraciones de los años 70, Lacan afirma que, a diferencia de lo que muchos piensan, el hombre siempre gira en redondo, el habla ser no hace otra cosa que dar vueltas en círculos. Por esta razón, en más de una oportunidad, nos advierte de la creencia en el progreso.[3] De hecho, dicha noción podría ser incluida en la serie negativa[4] del psicoanálisis, vale decir, su ángulo nihilista. Pues a la lista de lo que no hay: no hay relación de objeto, no hay relación entre el ser y el pensamiento, no hay Otro del Otro, no hay saber sobre el sexo, no hay proporción sexual, no hay La Mujer, no hay el goce del Otro, se podría sumar, tal como lo propone en su escrito Claudio Godoy,[5] no hay progreso ni astucia de la razón. De allí el sarcasmo con el que Jacques-Alain Miller titula su texto de orientación "Las buenas noticias del progreso".[6]

Es importante destacar que este nuevo "No hay" no solo repercute en la ciencia y en la cultura, también tiene sus alcances tanto en la enseñanza de Lacan como en la práctica que se deriva de ella. Así como decimos que el nudo borromeo no aventaja al grafo del deseo, y que el Seminario 25 no supera al primero, en lo que respecta a la práctica, Mónica Boada lo esclarece expresándose en los siguientes términos: "El psicoanálisis no es un progreso en el sentido de un viaje en el que se va de un mal lugar a otro mejor. Es, por el contrario, poder captar el lugar en que se está sin saberlo, localizándose en la estructura (llámese Otro, lenguaje o nudo). Desde ese lugar 'Hay que partir otra vez', recomenzar pero reforzados a reinventar".[7]

No hay, entonces, las mañanas que cantan. Hay el síntoma, lo que resiste a cualquier ideal de progresión y garantiza la supervivencia del psicoanálisis.

2

Pasemos al segundo término de nuestra terna.

Freud, una fuente inagotable de referencias, articuló el fracaso a un tipo de carácter. Así como teorizó sobre las excepciones y los que delinquen por sentimiento de culpa, también habló de los que fracasan al triunfar.[8] Tomando al complejo de Edipo como un aparato de lectura ligó dicho resultado al sentimiento de culpabilidad haciendo del fracaso una señal de impotencia psíquica.

Pero ¿podemos leerlo de otro modo? ¿Admite la noción de fracaso ser leída más allá del Edipo? Sí, la respuesta es afirmativa. Lo aseveran los textos que componen nuestro tercer número al situar el valor[9] y la dosis de éxito[10] que puede advenir en algunos tropiezos, algo así como la idea de los que triunfan al fracasar.

En el decir de Leonardo Gorostiza, que el lector podrá apreciar en la entrevista intitulada "¿Cuánto vale un witz?",[11] la noción de fracaso lacaniana indica que hay siempre un imposible que no depende de la amenaza de castración proveniente del padre. Y así lo testimonian los valiosos aportes de nuestras AE, Irene Kuperwajs y Raquel Cors Ulloa, al transmitir los efectos de vivificación que se alcanzan cuando se introduce una distancia con la repetición mortificante ligada al Nombre del Padre, lo que permite no quedar sometido al fracaso como impotencia para otorgarle un valor de uso.

1, 2, 3

Entonces, otra vez tres. No hay progreso, hay lo que resta del síntoma, y sus posibles reinvenciones. Esta es la secuencia lógica que recorre la política, la episteme, y la clínica de "la nueva escabel", y que el lector atento sabrá localizar. Un eso falla ante un eso marcha de una supuesta normalidad.

Eso que falla en cada uno de nosotros, y que no es otra cosa que el goce opaco del síntoma que excluye al sentido, constituye a su vez el índice de nuestra singularidad, lo que nos vuelve incomparables y absolutamente diferentes. Me gusta como lo dice Marisol Gutiérrez cuando nos habla de lo insustituible: "Vía un análisis se podría ubicar lo que cada uno inventó como arreglo sintomático frente al agujero de la no relación, aislar ese goce a repetir que se articuló al saber, recortarlo en su estatuto de letra para encontrar una orientación que le permita al sujeto saber hacer con ese goce original que lo marcó y reducir así el síntoma para volver posible este goce".[12]

Una reducción que permita hacer pasar el síntoma al estado de obra volviéndolo, nunca mejor dicho, un escabel. Una reinvención que, en el decir de Samuel Beckett, nos permita hacer de lo que resta un fracaso mejor.

NOTAS

* Publicado en Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3.
** Asociado a la EOL- Sección La Plata. Integrante del actual comité editorial de El escabel de La Plata coordinado por Andrea Beatriz Perazzo.

  1. Lacan, J., "Lo simbólico, lo imaginario y lo real", De los nombres del padre, Paidós, Bs. As., 2005, p. 15.
  2. Laurent, E., "Lo imposible de enseñar", ¿Cómo se enseña la clínica?, Cuadernos del Instituto Clínico de Bs. As., n.º 13, Bs. As., 2007, p. 27.
  3. Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome,Paidós, Bs. As., 2006, p. 123. "No se reencuentra –o bien se indica que nunca se hace más que dar vueltas en círculos‒, se encuentra. La única ventaja de ese reencontrar es destacar lo que indico, que no habría progreso, que se da vueltas en círculos".
  4. Miller, J.-A., El lugar y el lazo, Paidós, Bs. As., 2013, p. 33.
  5. Godoy, C., "El hombre gira en redondo", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3, Grama, Bs. As., 2021, p. 33.
  6. Miller, J.-A., "Las buenas noticias del progreso", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de la Plata, n.º 3, óp. cit., p. 11.
  7. Boada, M., "Una enseñanza: eso marcha, eso falla, eso abre camino", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3, óp. cit., p. 30.
  8. Freud, S., "Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico", Obras completas, Vol. XIV, Amorrortu, Bs. As., 2002.
  9. Bonifacio, E., "El valor de un fracaso", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3, óp. cit., p.115.
  10. Pérez Abella, A., "La nobleza de lo insensato", Progreso, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3, óp. cit., p. 41.
  11. Gorostiza, L., "¿Cuánto vale un witz?", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º 3, óp. cit., p. 123.
  12. Gutiérrez, M., "Lo insustituible", Progresos, Fracasos, Reinvenciones, El escabel de La Plata, n.º, óp. cit., p. 114.