Noviembre 2020 • Año XIV
#39
Sala de lectura

Actualidad del trauma

De Germán García

Silvina Rojas

La irrupción de un real, que conmovió profundamente el funcionamiento del mundo, junto al trabajo que la Escuela de la Orientación Lacaniana está realizando alrededor del concepto de TRAUMA hacen que en este año, 2020, sea particularmente necesario que recuperemos la lectura de este libro.

Actualidad del trauma[1] es el paso a la escritura de un curso breve dictado por Germán García en el verano porteño del 2004.

Su lectura pasa entrelíneas el efecto de despertar que imagino en el sopor cálido y húmedo de la ciudad, ese efecto que hace surcos en los sentidos dados. Su estilo transmite la particular operación de lectura que mantiene viva la letra del autor sin temer el encuentro con“puntos de ruptura y diferencia”.

Considerando con Barthes que “el título es el álgebra del texto”,[2] declina lo actual del trauma en las descripciones freudianas, las posiciones de Lacan y las sugerencias de Eric Laurent para interrogar la variante en juego de una época que, al generalizar el concepto de trauma, borra la particular discontinuidad que el discurso psicoanalítico introduce como lo singular de una experiencia.

Inmersos en un real con carácter de universal, que subsume el concepto de generalización del trauma, esta lectura despierta para separar aquello que al decir “trauma” se da por sobreentendido. Una rápida respuesta desde un saber previo que espera al sujeto de antemano solo puede derivar en la caricatura del psicoanalista y borrar en ese movimiento, el modo particular de tratar lo que hace trauma. La “pasión metalingüística”, el sentido unívoco, borra la historia y sus sentidos particulares, borra la invención que cada ser hablante puede “elaborar”.

De Freud entonces, en la diacronía de su invención, el autor describe los modos en que subvierte ese común sentido. El acontecimiento exterior se vuelve trauma si está implicado el sujeto en la imagen que tiene de sí en términos de herida, en una particular manera de ligar y desligar los afectos a ciertos discursos, así como un cierto equilibrio libidinal que se deshace en la excitación excesiva.

Sorpresa y extrañeza son la punta de flecha que sostienen lo que verdaderamente hace trauma: la contingencia de un encuentro, huellas de lo Unheimlich queen su polisemia navega desde lo siniestro a lo ominoso resaltando, en verdad, la “inquietante familiaridad” de lo que aparece.

Lo que se presenta con una inquietante familiaridad para Freud es lo sexual. Lo sexual en su enigma, en su falta, en su exceso, su fijación, es para el ser humano esa paradoja que mantiene “el grano de arena en el centro”, “la tierra extranjera interna a uno mismo”. La cuestión energética, en términos de efracción, aparece como la piedra de toque en sus teorías sobre el trauma teniendo a la angustia como el paradigma del fuera de sentido.

Esas metáforas dicen del particular lazo topológico entre un interior y un exterior enlazado moebianamente, lo interior que organiza lo vivido y expresa lo insondable del sujeto; entre las “preguntas y las respuestas”, fantasma y síntoma, se aloja lo que hace trauma como la caja de resonancia del acontecimiento externo complejizando así la separación nítida de esas categorías.

Germán García trabaja aquí el anudamiento de lo sexual y la lengua, como el punto de traducción que las posiciones de Lacan elaboran más allá de Freud.

Encuentra en su lectura a la letra del Seminario Los cuatro conceptos fundamentales”,[3] lo que hay de contingencia en el azar apoyado en un otro sentido y sus derivaciones, aislado en la tyche. “Hay encuentro sin determinación, pero no es exactamente azar”. No es exactamente azar porque “… la gente habla y no puede estar fuera del lenguaje”; esa atadura es lo real del trauma. Al mismo momento que se expresan las experiencias libidinales, se descubren los límites de ese decir introduciendo un fuera de sentido en el lenguaje mismo.

En términos de Lacan, el automaton de lo simbólico se encuentra con otra serie llamada real. Se trata del encuentro, la repetición no tiene que ver con el retorno de los signos de lo simbólico o de una especie de rememoración actuada. La repetición hace presente ese imposible como lo incurable del ser hablante.

Introduciendo la idea de trauma en relación a lo simbólicamente real, un real que viene al lugar de la energética freudiana, situados en el lenguaje, se impone el interrogante: ¿con qué anzuelo pescar eso que está relacionado con lo simbólico, pero está en términos de exclusión?

El llamado a la palabra sostiene el inconsciente como esta experiencia de ruptura que dice que no hay camino directo introduciendo lo que es imposible de adaptar en las teorías de “elaboración del trauma” como reparación, manteniendo el punto de insensato en lo que excede a todo “sentido” posible en la causa libidinal.

“Hacer hablar” en la resonancia de hablar para metabolizar lo traumático encuentra su objeción en Lacan. El troumatisme, la introducción del agujero en la palabra misma, hace presente un imposible de decir que objeta la ilusión del hablar para encontrar la palabra verdadera o la certeza de la palabra, sino que, dirá Germán, que lleva a “aprender qué tipo de silencio correspondía a lo que uno no podía decir”. La presencia del analista sostiene ese imposible, acontecimiento nuevo que, en la multiplicidad de usos de la bearbeitung,es la posibilidad de invención.

Actualidad del trauma es la interpretación de lo que insiste en la dimensión de ruptura con el sentido establecido. Leerlo, leer a Germán García, verifica que el trauma en estas coordenadas “… es siempre cuestión del sujeto, de su inconsciente y de lo que, para él, las palabras quieren decir”.

Germán García, Actualidad del trauma, Grama, Bs. As., 2005.

NOTAS

  1. García, G., Actualidad del trauma, Grama, Bs. As., 2005., p. 13.
  2. Ibíd.
  3. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales, Paidós, Bs. As., 1997.
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