Escuela, transmisión y estilo de vida
Julio Riveros

Rodrigo Reinoso - Hyperglycémie-72
For me, music and life, are all about style.
Miles Davis
La Escuela de Lacan no es la Academia de Platón, está claro, aunque podemos preguntar qué es necesario no ignorar para entrar a la primera. La Academia de Platón exigía como condición necesaria no ser ignorante del saber matemático. ¿Qué recomienda la escuela lacaniana? Un pasaje del Seminario 11 que Germán García gustaba citar:
No hay modo de seguirme sin pasar por mis significantes, pero pasar por mis significantes comporta esa sensación de alienación que les incita a buscar, según la formalización de Freud, la pequeña diferencia.[1]
¿Cómo hacemos para integrar la comunidad epistémica que Lacan llama Escuela sin tener el narcisismo en el horizonte? ¿Qué lugar para la singularidad si se habita la Escuela?
Leer de otro modo lo que propone J.-A. Miller, en relación con el síntoma, pero que converse con otro polo de la cuestión, el estilo... de vida. Hay algunas referencias recientes:
la alocución final de Miller en el Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) en 2022 y su alusión expresa a los estilos de vida, algunos pasajes de Sutilezas analíticas y algunas actividades de Escuela, como la Noche Abierta del 16 de junio de 2022, donde Oscar Zack trabajó la noción estilo-de-vida articulada a la transmisión, desde la lógica de la Escuela, inspirada en la Stoa desde la lectura de Pierre Hadot, comunidad organizada en función de uno que sabe, el maestro, por ejemplo: Platón, Aristóteles, Epicuro, Epícteto, platónicos, aristotélicos, estoicos y epicúreos. Zack, en dicha actividad, recortó un pasaje del Seminario 12: "Esta escuela, si merece su nombre, en el sentido en que ese término se emplea desde la antigüedad, es algo donde se debe formar un estilo de vida".[2]
Sin embargo, ese lugar saturado del saber del maestro en nuestra Escuela, conceptualmente hablando, se encuentra vacío. No es la misma lógica. La Escuela de Lacan no es la Academia de Platón que exigía un saber matemático para entrar. En la Escuela de Lacan la exigencia es saber, pero se trata de un saber de otra índole, es saber lo que no se sabe. Es por eso que la cosa respira ese aire de amor por la causa, es transferencia descentrada del dispositivo analítico y desviada hacia la Escuela, donde se elabora un saber sobre lo que no se puede enseñar. ¿Cómo saber lo que no se enseña? ¿Cómo hacer pasar ese trazo único cernido en el análisis como marca primera en el campo Escuela y desde ahí hacer lazo? ¿Será que el estilo tiene ese fundamento?
Estamos bordeando con estos enunciados, está claro, "la brújula de la última enseñanza de Lacan" (Miller dixit), el sintagma "Todo el mundo es loco", tema del próximo Congreso de la AMP, inspirado en la intervención de Lacan de 1978 en Vincennes.[3]
Por otro lado, en Sutilezas analíticas, Miller articula la dimensión del sinthome con la satisfacción que marca el fin de análisis y agrega:
Uno está más cómodo en su miseria ‒está, pese a todo, más cerca de lo que se observa‒; es decir, actuar de modo que el sinthome, en el mejor de los casos, empiece a darles placer, quizás los cure, les permita hacer una obra, como a Joyce, y tal vez les aporte una pequeña satisfacción.[4]
Desde acá podemos conjeturar que uno de los modos de extraer placer del sinthome –en tanto horizonte de la práctica analítica– y ponerlo en ejercicio es el trabajo por la causa analítica en la Escuela.
La otra referencia es de Germán García en su artículo "Respuesta a Gustavo Bueno"[5] del libro D'Escolar. Bueno pone en la misma línea la escuela epicúrea y una escuela de analistas inspirada en Freud, sin advertir que la asociación fundada por este es diversa de la Escuela de Lacan. No responden a la misma lógica una asociación articulada alrededor de un líder, de una masa que un concepto cuyo kern es lo que no se sabe, lo que no se enseña, un no hay.
Mi tesis es que la nominación remite a la noción del estilo de vida, un estilo de vida propio de la Escuela lacaniana, que inscribe lo singular de cada Uno con otros, una suerte de lengua común, pero desde cada Uno. La nominación es un acontecimiento en el sentido de que no es la misma vida que Uno lleva por fuera de la Escuela que habitando la Escuela. Se trata de un territorio nuevo que cada uno debe (remito a la lectura del soll freudiano, un deber que no es superyoico) habitar fundando Un estilo de vida. No hay El estilo de vida lacaniano. Como diría Germán, ese soll se hace poema, no poeta.
¿Cuál es la lógica de ese paso hacia la Escuela, entonces? Es una consecuencia del análisis, por un lado, lo cual no es autoevidente como axioma, por eso vale la pena recordarlo. Cada Uno se acerca a la Escuela, habiendo permanecido suficiente tiempo en sus alrededores hasta dar el paso en función de hasta dónde llegó en su análisis ‒en otros territorios sucede algo similar, por ejemplo en la Universidad y en el Hospital, cada uno toma la palabra y sigue la senda que le traza el estado de su análisis, terminado o no‒.
La inmersión en la Escuela es consecuencia, por un lado, y luego, responsabilidad, un deber hacer que no es imperativo.
Nuestra práctica es inmanente, refuta toda trascendencia. Se trata de una decisión fundada en la transmisión, en la firme convicción de hacer existir el psicoanálisis y semejante propósito no es sin Escuela.
NOTAS
* Texto elaborado en el marco de un trabajo de cartel en curso e inscripto en la EOL bajo el título El psicoanálisis interrogado a partir de la inmersión en la Escuela, 2022.
- García, G., D'Escolar, Atuel-Anáfora, Bs. As., 2000, p. 134.
- Lacan, J., clase del 27 de enero de 1965, Seminario 12 "Problemas cruciales para el psicoanálisis", inédito.
- Lacan, J., "¡Lacan por Vincennes!", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 11, Grama, Bs. As., 2011, p. 7.
- Miller, J.-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Bs. As., 2011, p. 179.
- García, G., D'Escolar, Atuel-Anáfora, Bs. As., 2000, p. 49.