
La epidemia y sus comités
Lo más sorprendente de esta epidemia mundial, es que los gobiernos: dictaduras, democracias iliberales o no, populismos de todos los géneros y especies son llevados a tomar medidas drásticas en la gestión de la población. ¿Cómo justificarlas? Los autócratas puros, efectivos o soñados, no se apoyan más que en sí mismos. Bolsonaro hace un corte de manga y Putin declara que Rusia está bajo control. Para los otros, el recurso a los comités científicos aconsejando al gobierno se afirma como una necesidad en un entorno incierto.
Si consideramos el caso inglés y el francés, observamos que este mismo recurso da lugar a la toma de medidas marcadamente diferentes. Un punto debemos subrayar desde el principio: a pesar de las aparentes divergencias masivas de las medidas, ambas se basan en los mismos estudios. Es, por lo tanto, mucho más fácil constatar, Darwin lo obliga, que los epidemiólogos ingleses tienen un prestigio y una autoridad mundialmente reconocidos. Una larga cadena de transmisión ha permitido a los biólogos evolucionistas ingleses contribuir mayoritariamente a la "nueva síntesis", combinando la genética mendeliana y la selección natural darwiniana en una modelización matemática de la genética de las poblaciones. Desde Ronald Aylmer Fisher hasta Richard Dawkins y John Maynard Smith, Oxford y Cambridge han producido un linaje impecable de biólogos evolucionistas y de epidemiólogos. Volveremos sobre eventuales rarezas de las opiniones que sostienen estos científicos, pues ser biólogo es una profesión de riesgo. La misma predispone a generalizaciones sobre la especie que pueden, en ocasiones, parecer extrañas, cuando no peligrosas.
Esta vez, no es de Oxbridge de donde viene la voz de autoridad, sino del Imperial College de Londres. El 16 de marzo, el equipo de Neil Ferguson ofreció, en tiempo récord, tanto al gobierno inglés como al francés, un informe y una modelización de los diferentes escenarios posibles. Este informe fue considerado como ejemplar por un comité de diez expertos, porque emanaba de una fuente prestigiosa y también, porque tenía la osadía de presentar perspectivas arriesgadas.
La inmunidad colectiva y el acordeón de Ferguson
El equipo del Imperial College puso en números el real de la epidemia a partir de dos opciones y cinco acciones posibles para frenar el virus. "Estas dos opciones son calificadas de mitigation (atenuación) y suppression (contención), y juegan con cinco tipos de acciones: aislamiento domiciliario de los casos confirmados; puesta en cuarentena de sus familias; distanciamiento social de las personas de más de 70 años; distanciamiento ampliado del conjunto de la población; cierre de escuelas y universidades".[1]
La primera opción, la atenuación, no se efectúa con el objetivo de interrumpir el virus, sino que busca controlarlo por medio de acciones tomadas entre las cinco posibles, como mínimo, para obtener lo más rápidamente posible la inmunidad de la población, con el fin de disminuir el número de casos y lograr la protección colectiva del grupo, immunity herd, en inglés. El concepto es brutal en su lengua de origen: herd es el rebaño, la manada. Es por eso que las traducciones, en general, hacen eufemismo del concepto. Hablar de inmunidad del grupo o de inmunidad colectiva es más humano.
"La segunda opción, la contención (o dilación) apunta a hacer que un individuo determinado transmita el virus a menos de una persona, conduciendo a la extinción de la epidemia. Esta estrategia, aplicada en China de manera autoritaria, supone medidas más radicales que llegan al confinamiento de la población entera. Sin embargo, después de cinco meses de tal régimen, la epidemia correría el riesgo de estallar si se interrumpen estas medidas". En efecto, cualquiera sea la solución elegida, lo que se obtendrá, quiérase o no, es la herd immunity de la población frente a un virus del que queda mucho por aprender.
Dejar que se infecte mucho o contener mucho no es una cuestión de principio absoluto, es una cuestión pragmática para el equipo del Imperial College. La base fundamental del cálculo debe ser el recurso de camas de reanimación de los que dispone cada sistema de salud. El concepto de "cama" implica a la vez el objeto y el personal necesario para hacerlo funcionar. Y hace falta mucha gente.
Es por esto que en un primer momento, el 15 de marzo, Boris Johnson, flanqueado por su consejero científico en jefe (Chief Scientific Advisor), Patrick Vallance, y por su Chief Medical Officer, declaró: "No es posible evitar que todo el mundo tenga el virus. Y tampoco es deseable, pues es necesario que la población adquiera una cierta inmunidad".[2]
La aplicación del concepto de herd immunity, que viene de la teoría de las vacunas a una situación en que no las hay, ha conmocionado. P. Vallance es el antiguo jefe de investigación y desarrollo de GlaxoSmithKline. Su adhesión a la lógica del mercado está comprobada. Y tal declaración, en el límite del laisser faire está ciertamente inspirada por el consejero del Brexit, Dominic Cummings. Así, las autoridades permitieron correr el medio-maratón de Bath pues, según su razonamiento, son personas jóvenes y en forma que si se infectan aumentarán la inmunidad general y entre los cuales habrá pocos casos graves.
Pero muy rápidamente, las cifras se vuelven implacables. Para la inmunidad es necesario que el 60% de la población sea infectada, es decir, 40 millones de británicos. Como actualmente el 5% de los casos se consideran graves, esto significa 2 millones de casos graves al mismo tiempo, en un período probablemente bastante corto, lo que hay que poner en relación con el número de camas de reanimación disponibles en Francia, es decir, en función de la capacidad de movilización: entre 5.000 y 7.000 camas.
El redactor en jefe de la revista médica más prestigiosa del mundo, The Lancet, tuiteó: "Matt Hancock (ministro de salud) y Boris Johnson afirman que siguen a la ciencia. Esto no es verdad […] El gobierno juega a la ruleta con el público".[3] Los llamados neo-churchillianos de Boris Johnson, preparando a la población a perder a sus seres queridos, seguramente no tranquilizaron a nadie".
De modo más razonable y menos neoliberal, el equipo de Ferguson indicó una vía que es, sin embargo, impresionante por las restricciones que impondrá y porque implica la reinvención de todos nuestros modos de hacer las cosas. La única vía razonable sería hacer alternar períodos de confinamiento completo con períodos de reducción de las restricciones, en correlación con el número de camas de reanimación ocupadas en los hospitales. Cuando el confinamiento completo haya liberado camas suficientes, será necesario suavizar las restricciones para que otra parte de la población se infecte hasta que se alcance la inmunidad de un grupo suficiente. En los modelos de Ferguson, serían necesarias restricciones máximas entre un tercio y la mitad del tiempo durante 18 meses hasta la puesta a punto de una vacuna y su distribución en forma masiva.
"Estas conclusiones alarmantes se hacen eco de los trabajos del laboratorio Inserm-Sorbonne Université Epix-Lab dirigido por Vittoria Colizza (Inserm, Sorbonne-Université), mostrando la eficacia y los límites del cierre de las escuelas y del desarrollo del teletrabajo".[4] Esto será largo. Nadie dice, esencialmente, lo contrario. Viviremos en el acordeón de las restricciones hasta la llegada de la vacuna.
Los números de lo imposible de soportar
Durante la primera clase del curso de Jacques-Alain Miller titulado El Otro que no existe y sus comités de ética –curso en el que participé–, él fue llevado a articular cierto impasse del discurso de la ciencia que no llegaba a aliviar las angustias del sujeto de la civilización contemporánea, sumergido en el sentimiento que todo es semblante. Este sujeto está confrontado al Otro "en su ruina".[5] En nuestra civilización, sabemos "explícita o implícita, ignorándolo, inconscientemente, que el Otro es solo un semblante".[6] El término semblante está tomado aquí en su acepción más amplia. Incluye el cálculo.
Vivimos en el imperio de los semblantes.[7] Con esta palabra, Lacan ponía de nuevo en pie el título del ensayo de Roland Barthes, El imperio de los signos. Era una oportunidad para subrayar cuan cercano le parecía Japón a Europa, eminentemente inserta en la civilización de la ciencia "… la única comunicación que tuve allí […] es también la única que allí, como en cualquier otro lado, puede, por no ser diálogo: a saber, la comunicación científica".[8] El imperio de los semblantes no es solo uno de los nombres del Japón, es uno de los nombres de nuestra civilización que se revela.
Es a partir de la inexistencia del Otro, que garantizaría el real de la ciencia, que surgió otro real para el sujeto que vive en el lenguaje. Es el de la angustia, el de la esperanza, el amor, el odio, la locura y la debilidad mental. Todos estos afectos y pasiones estarán en el punto de encuentro de nuestra confrontación con el virus, ellos acompañan a las "pruebas" científicas como su sombra. Como bien había subrayado J.-A. Miller: "La inexistencia del Otro no es antinómica de lo real, sino correlativa a ella. [...] Se trata, [...] de lo real propio del inconsciente o por lo menos de ese real que, según Lacan, el inconsciente testimonia",[9] lo real que se revela en la clínica como lo imposible de soportar".
Las elecciones insolubles que intentan superar los comités de ética son también lo imposible de soportar, pues hubo y habrán problemas mayores de la ética, ya sea a nivel de la medicina en tanto tal, como a nivel personal. A nivel médico, un experto lo dijo de modo simple: "La diferencia hoy es que se renunciará a reanimar a personas que, en la práctica corriente, habrían podido beneficiarse con el tratamiento y sobrevivir. La carencia de recursos disponibles determina las elecciones, y no los criterios médicos vigentes habitualmente".[10]
A nivel personal, la forma en que cada uno es dueño de interpretar las consignas terriblemente restrictivas que le dan, introduce una variable de importancia en todo cálculo global. El impacto de las medidas tomadas en las democracias europeas puede ser suficiente, "… pero esto depende mucho del comportamiento de las personas y del modo en que estas van a cumplir las consignas […]. En un Estado que no es totalitario, se trata de una cuestión ética personal. Esto puede hacer mentir al modelo en un sentido o en otro".[11] Sin duda, en razón de esta incertidumbre ética –que pasará a primer plano en un segundo tiempo– es que los gobiernos europeos recurrieron a los comités científicos.
Nuestro porvenir de restricciones numéricas
El confinamiento ha dado lugar a originales manifestaciones de solidaridad y a modos de subrayar el sentimiento reencontrado de formar parte de una comunidad que no es solo una manada biológica, sino que inventa los modos de hacer sociedad juntos, tal como los italianos que cantan a coro desde sus balcones o aplauden al personal de salud. En España, la desviación irónica del pase libre que permite pasear al perro, también testimonia de la búsqueda de una buena manera de vivir juntos las insoportables restricciones que caen desde lo alto.
Pero estas restricciones, fundadas ciertamente en la ciencia, no alivian la angustia de cada uno sobre lo que nos espera. Y es necesario prepararnos para poder discutir juntos sobre la validez de los dispositivos intrusivos que se establecerán hasta la puesta a punto de la vacuna, única salida verdadera.
En Dinamarca, el 12 de marzo, los diputados sancionaron una ley de excepción que permite a las autoridades utilizar la restricción para examinar, cuidar o aislar a una persona infectada. La restricción más fuerte y a la vez la más sutil, será la utilización de las aplicaciones de rastreo individual para regular la graduación y aplicación de las restricciones. Desde el 17 de marzo, apoyándose en los ejemplos de Israel y Singapur, el redactor en jefe de la MIT Technology Review predecía nuestro nuevo porvenir numérico: "En última instancia, sin embargo, predigo que restauraremos nuestra capacidad de socializarnos con seguridad y desarrollando formas más sofisticadas de identificar a quien representa riesgo de enfermedad y a quien no, y podremos tomar las medidas –legales– contra aquellos que son un riesgo. Vemos las premisas de esto en las medidas que ciertos países toman hoy en día. Israel va a utilizar los datos de localización de los smartphones, que sus servicios de seguridad utilizan en la lucha anti-terrorista, para determinar exactamente quién ha estado en contacto con portadores conocidos del virus. Singapur hace lo mismo y publica los datos exactos en cada caso, precisando sus nombres".[12]
Haciendo todo lo posible para ayudar a los hospitales y al personal de salud frente a los imperativos de salud pública que los desborda, será necesario también, uno por uno, contribuir a elucidar cómo deben ser elaboradas las prácticas de restricción colectiva a las que consentimos, para que sean vivibles. No solo top-bottom, sino también bottom-up, testimoniando las buenas maneras de responder a ello. Esto supone la transparencia de las informaciones de salud y de las políticas que se elaboran, más allá de los formidables esfuerzos de claridad del informe Ferguson.
Traducción y establecimiento de texto: Alejandra Loray y Viviana Mozzi.
Artículo publicado con la amable autorización del autor.
* Artículo publicado en Lacan Cotidiano n° 874. Disponible en: http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-874.pdf
NOTAS
- Morin H.; Benkimoun P.; Hecketsweiler C., "Covid-19: los escenarios decisivos de los modelos británicos / Coronavirus: los modelos muestran que la contención del virus llevará varios meses", Le Monde, 17 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/03/17/covid-19-les-scenarios-decisifs-de-modelisateurs-britanniques_6033393_1650684.html
- Ducourtreux, C., "Inmunidad colectiva: la arriesgada estrategia del Reino Unido para luchar contra el coronavirus", Le Monde, 15 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.lemonde.fr/international/article/2020/03/14/immunite-collective-la-strategie-risquee-du-royaume-uni-pour-lutter-contre-le-coronavirus_6033097_3210.html
- Horton, R., en Twitter. Disponible en: https://twitter.com/richardhorton1/status/1237282270685380613
- Morin, H.; Benkimoun, P.; Hecketsweiler, C., "Coronavirus: los modelos muestran que la contención del virus llevará varios meses", Le Monde, 17 de marzo de 2020. También: Di Domenico, L.; Pullano, G.; Coletti, P.; Hens, N.; Colizza, V., "Esperado impacto del cierre de escuelas y el home office para mitigar la epidemia del COVID-19 en Francia". Disponible en: https://www.epicx-lab.com/uploads/9/6/9/4/9694133/inserm_covid-19-school-closure-french-regions_20200313.pdf
- Miller, J.-A. (en colaboración con Eric Laurent), El Otro que no existe y sus comités de ética, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 10.
- Ibíd., p. 11.
- Lacan, J., "Lituratierra", Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 19.
- Ibíd., p. 20.
- Miller, J.-A. (en colaboración con Eric Laurent), El Otro que no existe y sus comités de ética, op. cit., p. 13.
- Hirsch, E. (profesor de ética médica en la Universidad Paris-Saclay), "Covid-19: formidables opciones éticas esperan a los equipos médicos", artículo en el sitio web de FigaroVox, 17 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.lefigaro.fr/vox/societe/covid-19-des-choix-ethiques-redoutables-attendent-les-equipes-medicales-20200316
- Cauchemez, S., epidemiólogo del Instituto Pasteur y modelador para AP-HP, citado por Hecketsweiler, C.; Pietralunga, C., "Coronavirus: simulaciones alarmantes de epidemiologistas para Francia", Le Monde, 17 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.lemonde.fr/planete/article/2020/03/15/coronavirus-les-simulations-alarmantes-des-epidemiologistes-pour-la-france_6033149_3244.html
- Lichfield, G., "No volveremos a la normalidad", MIT Technology Review, 17 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.technologyreview.com/s/615370/coronavirus-pandemic-social-distancing-18-months/