
Guillermo Belaga - Sin título
2012 - Técnica mixta s/papel 70x100 cm
1. Cómo tomar la ficción
Sin extendernos mucho recordemos que Ficción, que proviene del latín (fictio), implica entre sus variadas acepciones la acción y efecto de fingir, de inventar, de tratar con personajes imaginarios diversidad de temas, bajo formas literarias o cinematográficas. No hay límite a la ficción, todo es posible —y muchas veces se aclara que los sucesos de ficción no pertenecen a la realidad—; sin embargo, a mi entender, esto no quita que pensemos la posibilidad de que determinados tipos o estructuras de ficción toque lo real, por ejemplo, la ciencia ficción.
En el campo de la literatura abundan las reflexiones sobre las preguntas de por qué, cómo y para qué se escriben ficciones, y si las mismas pertenecen, o no, al mundo de la realidad; sin embargo, estas mismas pueden ser consideradas testimonio de su época. Ahora bien, podemos ubicar qué tipo de ficción se sirve de lo real, se "inspira" en lo real y, por supuesto, si la ficción tiene el alcance de modificar lo real. Para tales fines conviene ubicar la ficción como discurso desde la idea de Foucault, quien sostiene que el discurso es un conjunto de enunciados en tanto pertenezcan a la misma formación discursiva.
De lo expuesto podemos plantear la ficción en un sentido amplio, es decir, como imaginaria y simbólica, y nos queda, en sentido estricto, su relación con lo real. Sostengo que vale para las tres relaciones la cuestión de qué posición de enunciación sostiene esa formación discursiva.
2. "Ficción y canto de la palabra y del lenguaje…" [1]
Encabeza este apartado una frase del "Atolondradicho", con ella indico que podemos correlacionar, sin mayores inconvenientes, la ficción con lo imaginario y con lo simbólico. Tenemos por excelencia una ficción imaginaria: el yo, el yo es la verdad, y la verdad tiene estructura de ficción, por lo tanto, podemos explorar la idea del yo como ficción. Con respecto a las ficciones simbólicas, para nombrar algunas: el mito individual del neurótico, la novela familiar, el Edipo mismo.
Ahora bien, estas ficciones, en un sentido, se oponen a lo real y, en otro, sobre ellas buscamos lo real, para tomar el título de la mesa: "Tras la ficción buscad lo real", es más, en la línea de lo que presento, podemos tomar al lenguaje mismo (elucubración de saber sobre lalengua) como una ficción, podemos sostener que el lenguaje tiene estructura de ficción; por lo tanto, lo simbólico, es del orden de la ficción. El análisis mismo como camino o trayecto de lo simbólico a lo real, nos muestra en las narraciones del analizante los tropiezos, los agujeros, signos de otra verdad, de otro sentido. Pero a su vez, verdad y sentido tienen algunas dificultades para conjugarse con la ficción de una narración. Y en esas emergencias que rompen la narración, que dificultan la ficción, buscamos lo real. Estoy siguiendo, en este punto, los últimos cursos publicados de Jacques-Alain Miller y desde sus desarrollos podemos sostener que, verdad, sentido y ficción forman un trío. Precisemos la cuestión con la siguiente cita: "Un psicoanálisis es sin duda una experiencia que consiste en construir una ficción, pero al mismo tiempo, o a continuación, es una experiencia que consiste en deshacer esta ficción. De modo que el psicoanálisis no es el triunfo de la ficción, la cual es más bien puesta a prueba en relación con su impotencia para resolver la opacidad de lo real". [2]
Por lo tanto, podemos pensar el trayecto mismo del análisis como la caída de lo ficcional, y el fin del trayecto nos deja justamente con el problema de qué destino dar a esa ficción de saber. Para decirlo más claramente, cito: "No se llega a lo real sino perdiendo toda significación". [3]
Esta perspectiva que presento bajo el carácter de rudimentos nos deja en la puerta para interrogarnos sobre las posibles relaciones entre ficción y real. Y a su vez, cómo considerar el psicoanálisis, ¿cómo una experiencia de verdad o una experiencia de saber? Diría que, de ambas (teniendo presente que puede ser de verdad, pero se trata de la verdad del goce). Tenemos entonces la verdad como estructura de ficción y lo real como imposible. Pero ubicar lo imposible implica el saber, ya que lo imposible es una categoría del saber. Y si partimos de que la verdad tiene estructura de ficción, la ficción puede ser considerada como una relación de superposición de lo simbólico y lo real, una relación entre el orden simbólico y el no orden real, o de lo real sin ley. Entonces el goce no tiene estructura de ficción. Y esto sitúa el límite a la "Ficción y canto de la palabra y del lenguaje."
3. Llegar al punto de partida
Desde el campo literario, la reflexión sobre lo ficcional señala que: "Cualquier intención y tentativa de explicar la ficción en términos puramente estéticos o puramente sociales está destinada al fracaso". [4] Y con Lacan, agreguemos: "Correlativamente todo lo que depende del efecto del lenguaje, todo lo que instaura la demansión de la verdad se plantea a partir de una estructura de ficción". [5] Lacan introduce el término demansión, (que resuena con ficción) como la residencia, el lugar del Otro de la verdad, aclarando que interrogar la demansión de la verdad en su morada es algo que solo se hace por lo escrito.
Entonces, ¿cómo entender llegar al punto de partida?, simplemente el trayecto de ficción de un análisis llega a donde no se sabía que se había partido (relación entrada con final), pero a su vez, este punto de llegada es un nuevo punto de partida que lo escribo así:
Ficción…
Tomando allí los tres puntos como, por ejemplo, los utiliza F. Celine, para girar, cambiar de rumbo, etc., en la narración. Es decir inventar, y Lacan dio un destino a ese invento, lo llamó Pase. Y en ese dispositivo ubicó la ficción del testimonio y sus efectos de verdad y su acumulación como saber. Ficción sobre el saber extraído de su fantasma. Ahora bien, el pase actual en relación a las consecuencias de la última enseñanza, extraídas por Miller, pone en juego la cuestión del sinthome implicando al testimonio enla satisfacción que el sujeto logró extraer de su singular modo de gozar, y esto a mi entender, nos lleva a repensar la cuestión del testimonio, no del lado de la demostración, por ejemplo, de cómo el sujeto cambió con respecto de lo que no cambia, su modo de gozar, y cómo se elaboran para él las variaciones de su verdad, ¿es esto posible trasmitirlo por la vía de la ficción?, ¿es posible trasmitir ficcionalmente la satisfacción alcanzada? Entonces, si teníamos: ficción…, ahora escribimos:
Ficción… (Ubico el Pase) y escribo …Fixión.
4. Los testimonios como …Fixión
Lo primero a explicitar es de dónde tomo el término fixión, que es una condensación que hace Lacan: "Recurrir al notodo, al almenosuno / hombremenosuno o sea, a los impasses de la lógica es, por mostrar la salida fuera de las ficciones de la Mundanidad, hacer fixión (Condensación de fiction, "ficción" y fixer, "fijar") distinta de lo real: o sea, con lo imposibleque lo fija desde la estructura del lenguaje. Es también trazar la vía por la que se encuentra en cada discurso lo real con que se envuelve, y expulsar los mitos con lo que de ordinario se suple". [6]
Pero bien, nuestra escritura agrega los tres puntos, no ya al final del término, sino al inicio, que es por ejemplo como lo utiliza Lacan para nombrar su seminario …o peor [7] Lacan ubica los tres puntos para no quedarse en la opacidad del sentido y con ellos señala y deja un lugar vacío, y le da toda la importancia a ese lugar vacío, único modo de decir algo con la ayuda del lenguaje, de atrapar algo con el lenguaje (no hay metalenguaje).
Entonces, creo que podemos leer los testimonios como la exploración del punto al que se ha llegado de vacío. El invento que se ubica allí y que nos orienta en la diferencia de la fixión que aspira a trozos de real y que por ejemplo nos muestran un estilo diferente a la retórica de la novela familiar.
He preferido señalar una serie parcial sobre sus características:
1. Podemos considerar al testimonio de un pasante como una fixión que no sólo tiene que convencer a los pasadores y al cartel sino luego también a la comunidad, que supone saber lo que es un pase logrado. A mi entender, las fixiones que convencen es porque trasmiten en acto un efecto de verdad en relación a un producto de lo real.
2. El testimonio fixión, es un invento del hacer con los trozos de real, es la manera que tiene el AE de tratar un problema del orden del hacer.
3. Testimonio que no se recuesta en la demostración, sino en lo que muestra, un Ethos, que es una noción que proviene de la Retórica de Aristóteles, quien sostiene que en los gestos, en la imagen que implícitamente da el orador, por ejemplo, no demuestra que es honesto pero lo muestra. Esto fue reformulado por Maingueneau (1993), para quien todo discurso supone un ethos, es decir, cierta representación del cuerpo de su garante, del enunciador que asume su responsabilidad. Un ethos contribuye de manera decisiva a su legitimación.
4.… Fixión del lado del mostrar y no de la demostración en la línea de lo que vengo sosteniendo, la nueva alianza alcanzada entre la verdad y el goce: la varite (verdad variable), y en este sentido tomo a la fixión como un hacer y no un decir, aunque se trasmita por palabras, pero con las característica de lo escrito. Texto donde aflora la presencia del sujeto hablante. Presencia que correlaciono con real. No se trata de intentar decir lo verdadero sobre lo real, sino presentar lo real y sus articulaciones. Afinidades con lo real, pasan por el semblante de la verdad, como sostiene Miller. [8] Una disposición del sujeto y la utilización del saber para construir una fixión. Un saber que no se apoya en el arte retórico del bien decir, sino en la construcción de un arreglárselas con los trozos de real que quedaron como "restos" en esos tres puntos del final.
5. Tenemos una máxima, "nada es sin goce" y esto incluye a la fixión. Podemos decir no hay fixión sin goce. No existe nada de lo que entra en la esfera del interés del parletre en lo que no se pueda ubicar un goce. Pero cuando la fixión nos muestra una reconfiguración del goce, marca una diferencia con, por ejemplo, la ficción de la novela, es un testimonio que refleja el arreglárselas con ese goce, no es un efecto del goce, hay la diferencia, ya que se plantea desde la perspectiva del sinthome y entonces la perspectiva del goce aparece bajo otra luz. Se trata de presentar la satisfacción que se ha logrado extraer del modo de gozar. Por último, quiero señalar otra frase del Atolondradicho: "Lo no enseñable, lo hice matema al asegurarlo con la fixión de la opinión verdadera, fixión escrita con x, pero no sin recurso al equívoco". Es el recurso, que tiene el que testimonia para alejarnos, a los que escuchamos, de la significación y presentar su afinidad con lo real.
* Trabajo presentado en la VI Jornada "Ficción y Real" del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia - Enlaces, 2 de noviembre de 2013.
NOTAS
- Lacan, J., "El Atolondradicho", Otros Escritos, Editorial Paidós, Bs. As., 2012, p. 485.
- Miller, J.-A., Sutilezas Analíticas, Editorial Paidós, Bs. As., 2011, p. 135.
- Lacan, J., "Atolondradicho", op. cit., p. 512.
- Sábato, E., El escritor y sus fantasmas, Editorial Seix Barral, Barcelona, 2002.
- Lacan, J., "Lo escrito y la verdad", El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Editorial Paidós, Bs. As, 2009.
- Lacan, J., "Atolondradicho", op. cit., p.503.
- Lacan, J., "La pequeña diferencia", El Seminario, Libro 19, …o peor, Editorial Paidós, Bs. As., 2012.
- Miller, J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Editorial Paidós, Bs. As., 2003, p. 135.