Mayo 2020 • Año XIV
#38
Relatos

¿Cómo se vivió la pandemia en la Escuela?

Marina Recalde

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Me interesa transmitir brevemente dos perspectivas diferentes respecto a lo que fue el abordaje en los diferentes lugares de responsabilidad en los que estoy actualmente, en la Dirección Ejecutiva del ICdeBA y en el Consejo Estatutario de la EOL.

Por un lado, el ICdeBA, donde hubo más un tiempo de prisa motivado por un calendario que debía reestructurarse. Y con un cronograma armado que debía ahora ser rearmado en la contingencia. No en la urgencia, sino en la prisa por la contingencia. Así, con la Dirección Ejecutiva, en días de trabajo febril y permanente, logramos lanzar un sistema de aulas virtuales, previo inclusive a la cuarentena obligatoria, capacitándonos en herramientas que desconocíamos (a pesar de que muchas estaban en funcionamiento hace años, no pertenecían a nuestro universo cotidiano). Es decir, tuvimos que reinventarnos.

Tuvimos así nuestro momento de concluir, contingente claro, para este impasse. Hicimos con lo posible. Indudablemente, está puesto en marcha en la actualidad y con muy buenos ecos.

En lo que a la EOL respecta, la prisa tomó otra forma. En primer lugar, porque la pandemia nos encontró en un momento en donde nuestras actividades aún estaban programándose, era nuestro regreso de vacaciones y comienzo del año, y llegó en un tiempo en donde el lanzamiento se esperaba para después del Congreso de la AMP. Eso imprimió un ritmo diferente. El instante de ver tuvo un mayor despliegue, y el tiempo de comprender aún está en marcha en muchos sentidos.

¿Cómo se vivió la pandemia en la Escuela? En primer lugar, hay que señalar que fue con matices. Es decir, cada uno de los miembros de las instancias tuvimos tiempos y lecturas diferentes. Pero el trasfondo común, al menos es mi lectura, siempre fue: algo vamos a perder para poder seguir sosteniendo el psicoanálisis y el trabajo de Escuela. El tiempo de comprender tomó esa manera: debíamos elegir qué perder.

La sede se cerró, primero parcialmente, luego totalmente. Algunas actividades debieron ser suspendidas y otras reprogramadas. Cada una tomó su forma. Y tomamos una otra decisión: ni entregarnos a una manía desenfrenada de hacer como si nada pasara, disimular la contingencia y llenar todos los agujeros, ni tampoco entregarnos a una depresión tomada por el silencio pulsional y mortífero que nos iba a llevar a lo peor.

Lo que resultó muy interesante, al menos para mí, es que se trató de aunar el trabajo deseante de Escuela y poner a todos los miembros a trabajar. En ese sentido, las distancias geográficas, paradójicamente, se achicaron. Y, también, nos mantuvimos expectantes de lo que fuera a suceder con el Congreso de la AMP, que hoy sabemos se hará, en diciembre o cuando fuere. Mientras tanto, el sueño y su uso en la cura lacaniana sigue entre nosotros.

Tuvimos muchas reuniones, inclusive con mayor frecuencia que las semanales a las que estábamos acostumbrados. Estuvimos también muy atentos a lo que sucedía en la AMP, a lo que sucedía en las Secciones y, finalmente, lo que nos mantuvo atentos fue la decisión de seguir sosteniendo el psicoanálisis de la orientación lacaniana, en una Escuela que forma parte de una Asociación Mundial.

Creo que hemos podido verificar que este esfuerzo, con todos sus bemoles, nos está llevando a un puerto, posible. Estamos reanudando de un modo nuevo los lazos. De trabajo y de los otros.

La Conversación del 14 de mayo, "La Escuela en tiempos de la pandemia", nos espera. Será nuestro primer encuentro, esta vez virtual, después de un tiempo de no vernos.

Ya veremos qué trae.

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