Mayo 2020 • Año XIV
#38
Relatos

¡La libertad de estar solo!

Iordan Gurgel

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Freud identificó tres fuentes para el malestar social: el poder superior de la naturaleza, la fragilidad del cuerpo y la inadecuación interpersonal. La modernidad vendía bien la ilusión de seguridad y progreso, la ciencia alimentaba la idea de controlar la naturaleza y prolongar la vida de los cuerpos y la religión y la política prometían el bienestar social. El problema es que se olvidaron de combinar con el virus que debería someterse a la ciencia.

Y así se instaló lo peor con la pandemia. El virus democrático que no respeta clase social ni cualquier otro criterio, instala entonces un no-discurso: la ciudad se queda desnuda, no hay más resguardo en las clases sociales ni en el poder del capital. Hay solamente un estado de espera en la contienda virus-ciencia.

¿Y los psicoanalistas? ¿Qué hacer para enfrentar el virus que se inmiscuye en el cuerpo e invade hasta el discurso, provocando equívoco y modificando el lazo social?[1] En la perspectiva del psicoanálisis, se trata de lo singular y, en este sentido, es el síntoma de cada uno el que va a responder a lo real del virus.

En la EBP-Bahía, apostamos al trabajo de los científicos que investigan sobre lo real de la naturaleza, entendiendo que hay una ley a decodificar. En marzo, comenzamos suspendiendo las actividades gregarias de la Escuela y del Instituto. Nuestra respuesta tuvo como objetivo cuidar de la transferencia.

En relación a la práctica, se aceptó la propuesta de atender online, lo que impulsó un "saber-hacer" novedoso. Cuestiones sobre la presencia del analista, el uso del tiempo, el corte como interpretación y el silencio determinan adaptaciones impuestas por la contingencia. Nuestro desafío es cómo mantener el discurso del analista bajo esta nueva forma de trabajar, considerando que la voz es corporal y que el cuerpo se constituye a partir de la imagen, y apostar a este concepto sin abdicar de continuar en la posición de analista.

Con referencia a las actividades de la Escuela y del Instituto, se aceptó iniciarlas por plataformas disponibles y nos sorprendió el aumento significativo de colegas y alumnos interesados en frecuentar los seminarios, investigaciones y cursos regulares. Los alumnos del Curso de Especialización prefirieron esperar las aulas presenciales. Aun reduciendo las actividades, las principales están funcionando, lo que incluye los carteles y otras reuniones. Estamos en el momento de inventar una nueva forma de funcionamiento de la Escuela.

En este tiempo extensivo de comprender, algo ya aprendimos: la mejor defensa contra el virus es la libertad de quedarse en casa –estar solo implica, siempre, la presencia del Otro‒.

NOTAS

  1. Brousse, M.-H., "Los tiempos del virus", publicado en este mismo número.
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