Mayo 2020 • Año XIV
#38
Puntuaciones

Desafíos inéditos para los psicoanalistas

Graciela Martínez

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Para esta invitación a escribir en torno al texto de Eric Laurent me interesa detenerme en una frase hacia el final que dice: "No solo bottom-top, sino también bottom up, mostrando buenas formas de responder".[1]

Interpreto que "no solo" apunta a lo que ha dicho unas líneas más arriba, que se trata de "… ayudar uno por uno a dilucidar cómo deben elaborarse las prácticas de restricciones colectivas que consentimos para que ellas permanezcan soportables", sino que también incluye las buenas formas de responder de los analistas.

"No solo bottom-top", porque haría existir un Otro consistente y completo respecto del cual solo quedaría de un extremo al otro, ser buenos, obedientes o rebelarse, sino también, bottom-up, hecho de consentimiento que no es lo mismo que sumisión.

Encuentro oportuno acompañar esta lectura, con otro texto de E. Laurent en Lacan Cotidiano 540, donde explica de qué se trata la sumisión, por qué para Lacan la bondad del hombre es su sumisión al significante amo y el lugar del psicoanalista, el del santo. Para esto se apoya en el Seminario 18 que dice: "¿Qué quiere decir bueno? ¿Bueno para qué?... Desde que habitan cierto tipo de discurso, son buenos para que este los gobierne". [2] La posición del santo apunta a denunciar los semblantes que gobiernan el lazo fundado sobre los discursos, permitiendo despejar el objeto a plus de gozar como única causa para el ser hablante, y es que, "Viviremos en un acordeón de las restricciones",[3] pero es preciso recordar que el deseo del analista no supone ninguna caridad, bondad o exaltación narcisista.

¿Cuáles serían para los analistas "las buenas formas de responder"[4] en este tiempo de cuarentena? Entiendo que hacer posible una enunciación donde no todo dependa de otro, que dé permiso o diga lo que está bien, vuelve más soportables las restricciones.

En el Lacan Cotidiano al que hacía referencia, Laurent subraya, siguiendo a Lacan en el Seminario 18, que en última instancia lo que el santo devela es el lugar de la escritura, como lo que permite constatar la ausencia radical de la relación sexual. Es decir, que no hay la escritura de lo que es "El bien" para todos, hay un agujero, que si se consiente, habilita la invención. Acto de consentimiento que habilita la invención.

Por último, bottom-up, que tiene presente lo aprendido sobre todo en nuestros análisis, que el psicoanálisis depende de que haya psicoanalistas que lo quieran practicar, que lo encarnen, que no es lo mismo el cuerpo vía los objetos a (o los gadgets que son su extensión) que el de la sustancia gozante y que por eso, sostiene la pregunta: ¿cómo hacer oír ese goce oscuro y silente si no se cuenta con la presencia viva de los cuerpos?

Pregunta que anima al desafío de no renunciar rápidamente, en función de los tiempos que corren, a la apuesta por lo indecible que aún escapa a lo virtual y soportar, quienes practicamos el psicoanálisis, que necesitamos un tiempo para relevar las consecuencias clínicas de una práctica a la que no habríamos llegado en general de no ser forzados por la cuarentena.

NOTAS

  1. Laurent, E., "El Otro que no existe y sus comités científicos", publicado en este número.
  2. Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De una discurso que no fuera de semblante,Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 126.
  3. Laurent, E., "El Otro que no existe y sus comités científicos", publicado en este número.
  4. Ibíd.
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