Marzo 2019 • Año XVIII
#36
"Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia". Disciplina del comentario

El enigma de la transferencia positiva

Cecilia Gasbarro

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"InCierto Perfume IV"
Técnica mixta sobre tela, 2018
Mariana Allievi

Se me ha solicitado una contribución respecto de la Conferencia Inaugural pronunciada por Éric Laurent durante el XI Congreso de la AMP, “Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia”, celebrada en Barcelona del 2 al 6 de abril de 2018. El título de la Conferencia es “Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia”. El pedido aclara su intención: elegir un par de párrafos de esta conferencia y practicar lo que solemos llamar una disciplina del comentario. Acepté con gusto, porque esta conferencia –primero escuchada y después leída[1] – permite seguir, con una rigurosidad lógica impecable, los argumentos por los que vale la pena replantearse la definición clásica de la transferencia en Lacan. Porque si bien la conferencia se centra en plantear qué posibilidad de transferencia puede producirse en sujetos en los cuales el Nombre del Padre, y también el Otro, son una referencia ausente, o “rota” (para emplear el término que Lacan usa en vez de “barrada”), la sugerencia que se lee es por qué no podría extenderse esta indicación para todo parlêtre, aun cuando esté en él constituida la función del Otro. En otras palabras, por qué no generalizar esta idea para una reinvención de la práctica del psicoanálisis lacaniano en la época del Otro que no existe, en lo que hace a la transferencia. Una sugerencia audaz y a la vez sutilmente dicha.

El tema no es nuevo. Se ha planteado, por ejemplo, la posibilidad de una práctica analítica fuera de transferencia, considerando siempre a la transferencia según la doctrina clásica de Lacan, de la que es tan difícil desprenderse. Lo que me parece es que la cuestión, aunque no sea nueva, está aquí argumentada de manera muy interesante. Implica pensar no un fuera de transferencia sino la idea de una transferencia sin el recurso al Nombre del Padre. Y, aun, sin la construcción de la ficción de un Otro a partir del cual referirse. La fuerza argumental de esta idea, que Éric Laurent desgrana paso a paso, es lo que destaco de esta conferencia, de manera general, antes de centrarme en lo que se me ha pedido.

Paso entonces a comentar un par de párrafos de la conferencia, en la que Laurent efectúa una cuidadosa lectura de un párrafo de Lacan en su Seminario 24[2]. Es interesante destacar a partir de qué se sumerge en ella. Toma una reflexión de J.-A. Miller[3], respecto de la transferencia en el ultimísimo Lacan de la que Miller considera que “es una perspectiva que va a contrapelo de la práctica del analista”. De la práctica clásica, se podría agregar. Yo lo agrego porque a continuación Laurent lanza una apuesta: “¡Generalización, radicalización y contrapelo!”[4] Respecto de la generalización, algo he esbozado antes. De la radicalización, un comentario del propio Laurent, en la misma conferencia, del efecto de reducción máxima que se produce al final de la enseñanza de Lacan, y que, por supuesto, involucra la transferencia. Del contrapelo, lo que extrae de la lectura de J.-A. Miller.

Me parece necesario citar algo de los párrafos de Lacan en el Seminario que lo ocupa, porque Laurent aconseja seguir su razonamiento paso a paso. “El principio del decir verdadero es la negación. Y mi práctica, puesto que práctica hay, es que tengo que deslizarme (…) entre la transferencia que se llama, no sé por qué, negativa (…) La llaman negativa porque ciertamente se siente que hay algo, todavía no se sabe lo que es la transferencia positiva, (…) es lo que yo traté de definir con el nombre de sujeto supuesto saber”. (Las itálicas son mías).[5]

Éric Laurent puntúa aquí dos cosas que me parecen cruciales.

1) Partir de la negación, de lo que “no hay” que puede escribirse como tal –la transferencia negativa- a eso un poco inefable de la positiva, que no puede escribirse como existencia. En otras palabras, que ya no parece situarse claramente como el anverso de la negativa. Amor-odio, lo conocemos bien, tiene su lógica en la doctrina freudiana y en la lacaniana desde sus principios. Pero este decir “no se sabe qué es”, ¿no supone un efectivo deslizamiento de esa lógica? Retomaremos esto un poco más adelante.

2) Afirmar que Lacan se distancia aquí de su hipótesis de que la transferencia positiva se subsume al sujeto supuesto saber. Es un gran contrapelo, sin duda. La atribución de saber al analista es eso, una atribución. Es cierto que, como dice Lacan, no se le atribuye ese saber a cualquiera. He aquí una indicación interesante. Pero lo que Laurent subraya en los siguientes párrafos de Lacan es que “es el analizante quien sabe”, y que “es Otro pero hay Otro? quien sigue lo que tiene que decir, a saber, lo que sabe”.[6]

Entonces, señalar este otro gran deslizamiento: del analista que sabe al que sigue lo que el analizante produce como saber. Un analista-secretario, como fue llamado clásicamente en la dirección de la cura de las psicosis, pero pasible de su generalización en la época del Otro que no existe y de la consecuente declinación del efecto SSS.

El argumento es sencillo y verificable en la práctica de nuestro tiempo: basta que el sujeto se dirija a ese Otro (que no existe pero escucha), basta que el sujeto se haga escuchar, para que pueda ser posible el efecto de recibir su propio mensaje en forma invertida, aunque no hay garantías, porque no es un algoritmo. Depende de lo que he elegido como tema-enigma de esta conferencia: la transferencia positiva. Volvamos a ella.

 

De la transferencia positiva y su enigma

Me ha parecido sumamente interesante que Éric Laurent tome al vuelo ese “se siente que hay algo…” que destaqué con itálicas en la cita de la clase del Seminario 24, y lo asocie al “eso se siente”, que Lacan comenta en su escrito Joyce el síntoma.[7] Laurent comenta respecto de esto que se trata de un real “que escapa a la posibilidad de escribirse como existencia. Se lo puede, simplemente, nombrar”.[8]

Se entiende que lo plantee como un real que no puede escribirse, etc. Pero la referencia al “eso se siente”, me sugiere que puede decirse algo más respecto de eso. El efecto de “eso se siente” involucra lo imaginario. No se trata sólo de un real, sino de un real articulado a lo imaginario, puesto que lo que se siente es el cuerpo. Entonces me permito sugerir una hipótesis respecto de esta transferencia positiva de la que no se sabe lo que es, imposible de escribir, deslizada respecto de la dialéctica amor-odio, fuera de lo simbólico. Un real, y yo agrego, en el que está involucrado lo imaginario. ¿No es el lugar que Lacan le asigna al Otro goce en el nudo achatado? ¿No es el amor una de las formas de connotar este Otro goce, más allá de la dialéctica amor-odio? Tal vez la transferencia positiva se pueda incluir en este registro; tal vez ese “no se sabe qué es”, en palabras de Lacan, aluda de manera sesgada a esto.

No sabemos, pero vale la pena dejarlo planteado, tal como lo sugiere sutilmente Éric Laurent en su conferencia.

NOTAS

  1. He contado con una traducción al castellano realizada por Enric Berenguer, revisada y autorizada por Éric Laurent.
  2. Lacan, J., Clase del 10 de mayo de 1977, Seminario 24, “L’Insu que sait de L’Une bévue s’aile à mourre”, inédito.
  3. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires., 2013, p.139.
  4. Laurent, É., “Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia”, Conferencia Inaugural pronunciada durante el XI Congreso de la AMP, Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia. Barcelona, 2 de abril de 2018.
  5. Lacan, J., El Seminario, Libro 24, op.cit.
  6. Lacan,J., El Seminario, Libro 24, op.cit.
  7. Lacan, J., “Joyce el síntoma”. Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2016, p. 591.
  8. Laurent, É, “Disrupción del goce en las locuras bajo transferencia”, op.cit.
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