Agosto 2004 • Año III
#10
Jornadas Anuales de la EOL

Nuevos síntomas, nuevas angustias

Graciela Ruiz

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Lorena Cabrera

¿Qué hay de nuevo?

¿Hay algo de nuevo en la fórmula " nuevos síntomas"?

En el año 1997, J.-A. Miller dictó tres conferencias en Brasil justamente dedicadas a tratar "las nuevas formas del síntoma."

Han pasado siete años ¿siguen siendo nuevos o dejaron de serlo?

"Rasgo psicológico de la época, nuestro ritmo interno exige períodos cada vez más breves en el cambio de las impresiones.

El tempo impaciente de la vida moderna indica el ansías de un rápido cambio de los contenidos cualitativos de la vida" dice Georg Simmel (1858-1918).

"Cada día algo nuevo se mantiene nuevo menos y menos tiempo,se vuelve obsoleto cada vez más rápido" . "es una exigencia superyoica de la cultura demandar lo nuevo. Lo nuevo es el síntoma en la cultura actual." Es una exigencia siniestra que J.-A.Miller relaciona con la muerte.

Este síntoma encuentra su expresión en el rechazo a envejecer, la valoración de la juventud. La inquietud del sujeto por no volverse el mismo un objeto obsoleto.

El sentimiento de culpabilidad al no poder satisfacer estas exigencias no es ajeno al estado de depresión.

Aquellos que manipulan el goce en función del consumo saben del poder de venta de la palabra "nuevo".

La importancia de lo nuevo se relaciona con la perdida de la fuerza de las grandes convicciones permanentes e incuestionables. Pérdida que implica la ruptura con el pasado, en cuya consumación se esfuerza la humanidad civilizada desde hace más de dos siglos.

La relación del psicoanálisis con lo nuevo lleva la marca del descubrimiento freudiano en el cual es finalmente lo antiguo y lo obsoleto lo más activo. Por lo que J.-A. Miller recomienda a los psicoanalistas matizar el sentido de lo nuevo. Con el ejemplo del cometa nos indica que hay un real en el síntoma, evocado en ese real del cometa (inconmovible en su regularidad de ciclos de 4000 años) al que se le atribuyen nuevos nombre y nuevos presagios o sea nuevos sentidos- significante que por supuesto no alteran en nada su existencia.

Estamos familiarizados con la expresión "nuevos síntomas" y al escucharla evocamos: toxicomanía, anorexia, bulimia, depresión etc.

Los asociamos con el estado actual de la cultura: con el consumo, el derecho al goce, la cultura del narcisismo, la declinación de la función paterna, "fragmentación del lazo social" dice Lacan, crisis de la familia tipo, etc...

Al mismo tiempo sentimos que el abordaje de estos temas nos deslizan hacia una significación generalizada del síntoma que nos aleja del sentido estricto del síntoma en psicoanálisis. Porque en el psicoanálisis no hay síntoma que no sea nuevo, único e irrepetible en el nivel de la articulación singular que el sujeto hace entre significante y goce. Perspectiva que no debemos dejar de lado.

Pero pensemos con Lacan que toda desviación señala razones de estructura. La utilización de significantes tales como: toxicomanía, anorexia, bulimia para referirnos a los "síntomas nuevos" señala la dificultad de encontrar en el sujeto mismo los propios significantes amos.

De hecho, la referencia a la declinación del significante amo es una manera de hablar de la declinación de la función paterna.

Sabemos que es en el discurso del amo donde Lacan ubica el pasaje de la ley edípica en su forma de mito a la estructura. El discurso amo puede leerse o traducirse como efecto de castración en tanto hace depender de la estructuración del mundo de los significante o sea del saber, o sea del nombre del padre, una pérdida de goce y una forma acotada de recuperación. Se instalan así las condiciones de la represión, de la identificación y de la repetición neurótica.

El S1 es el agente de la castración, de su declinación deducimos una perturbación en el agente y en la eficacia de la función de la castración misma, por lo tanto también implica una cierta laxitud en la represión y en la identificación. La declinación del discurso amo acompañada de la instalación del discurso capitalista, es el parámetro con el cual pensamos la instalación de los nuevos síntomas. J.-A. Miller considera al discurso del amo como preposmoderno. (El inconsciente es político, publicado en revista Lacaniana de psicoanálisis).

Justamente en este texto del 97, él ubica la manifestación de lo nuevo en dos puntos. 1) El aflojamiento de ciertas condiciones culturales que corren del centro de la escena al mecanismo de la represión. La consecuencia de esto es que hay un goce que no pasa por el Otro. Y que converge en lo que él llama "síntomas mudos".

2)La novedad es que estos síntomas son ahora llevados a la escucha psi. Notarán que se abre todo un tema con esta expresión de los "síntomas mudos", síntomas que no pasan por el Otro. Que nos proyectan sobre la última enseñanza de Lacan.

El punto novedoso y hasta ahora no explorado es el tema de la angustia en las condiciones actuales. O sea ese punto previo a la instalación de los "síntomas mudos" ¿Qué particularidad encontramos en esta angustia contemporánea? ¿ el sujeto actual está más expuesto a la angustia? Por lo que mencionábamos anteriormente, ¿se trata de una angustia que no refiere a la angustia de castración?

¿El sujeto actual soporta menos la angustia?

"La dificultad de la angustia es correlativa de la dificultad de conjugar al sujeto con lo real" dice Lacan (El Seminario XI)

¿Existe un nuevo estatuto de ese real? ¿Qué nos autoriza a pensar en nuevas angustias?

Nos inclinamos a pensar que la estofa de la angustia no cambia por más que el discurso médico se encargue de rebautizarla con diagnósticos novedosos. El "ataque de pánico" es como el "Hale Bopp" el nombre del cometa.

Pero sí, podremos preguntarnos sobre las condiciones actuales de su aparición, condiciones que plantean dificultades a su tratamiento, por lo menos en cuanto al tratamiento psicoanalítico.

Para responder algunas de estas preguntas. El seminario de Guy Trobas, (publicado en Logos I) [1], parece muy pertinente. El toma especialmente la perspectiva freudiana de "Inhibición, síntoma y angustia".

Partiendo del declive del agente de la castración Trobas plantea que esto altera la secuencia: 1) angustia de castración que lleva a 2) la represión, que es el mecanismo más eficaz en el tratamiento de la angustia. La represión elabora, transforma y baja el nivel de la angustia. La ausencia de estos mecanismos obstaculizan diríamos con Lacan "el pasaje de goce al inconsciente".

No se hace pasar al goce por el campo del Otro.

Las patologías no tendrían entonces síntomas en el sentido freudiano, es decir, tomando al síntoma como el resultado de la represión y el retorno de lo reprimido. Al no mediar el procedimiento de la represión, estos síntomas modernos, "tienen en su mayoría de manera manifiesta o velada una relación íntima con la angustia".

En este texto G. Trobas define a la depresión como más allá de la angustia, cuando el sujeto no logra resolverla y solo quiere protegerse de ella.

"Solo protegerse de ella" nos remite a la cobardía moral de la que habla Lacan.

 

La mujer es más angustiada

Para introducir a uno de los temas propuestos para la Jornada, recordemos el comentario de J. Lacan.

"... Kierkegaard puede decir algo singular y profundamente justo: que la mujer es más angustiada que el hombre. Como sería esto posible, si en ese nivel central la angustia no estuviera hecha precisamente, y como tal, de la relación con el deseo del Otro." (Lacan Seminario X, clase del 3 de julio de l963).

La mujer, si bien no sufre la angustia de castración (de la misma manera que el hombre), es más angustiada por su dependencia esencial al deseo del Otro.

Kierkegaard vivió en la primer mitad del 1800, hace más de cuarenta años, Lacan encontró justa su afirmación. Parecería interesante, en este intento que haremos para reconstruir "la máquina original de la civilización actual" ( J.-A.Miller El inconsciente es político), verificar la vigencia de la relación del ser de la mujer con la angustia.

Por un lado, debemos considerar la afirmación de J.-A. Miller. "en la época de la globalización, la estructura del todo cedió lugar a la del no-todo"... "Con el ascenso de los valores femeninos". Por el otro lado, en los síntomas actuales que presentan las mujeres, parece haber una relación más estrecha con la complicación que les acarrea el acceso a nuevos valores fálicos: conflicto entre trabajo y vida afectiva, degradación de la vida erótica femenina. Inhibiciones, procastinación y dudas frente al poder contemporáneo que tiene la mujer sobre las elecciones de las cosas esenciales de la vida. (Mujeres contemporáneas, Actas II Jornada del Seminario Hispanohablante de Paris, 1995 ).

¿Es posible, frente a esta problématica, seguir diciendo "la mujer es más angustiada"?

NOTAS

  1. Guy Trobas, Tres respuestas del sujeto ante la angustia: Inhibición, pasaje al acto y acting out, Logos I, Nel Miami, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2003
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