Junio 2006 • Año V
#12
Misceáneas

Freud, Dostoyevski, la ruleta

Philippe Sollers

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Freud, Dostoyevski, psicoanálisis y literatura. El autor apunta a la puesta en acto de una interrogación mutua entre las dos disciplinas.

Búsqueda que enlaza en la pregunta sobre el parricidio el punto de desvanecimiento e implicación de ambas perspectivas.

El psicoanálisis no es solo "metapsicológico" o clínico, puede si corresponde, aplicarse. Se ha glosado mucho sobre su encuentro con la literatura, pero sin interesarse en una de las obras capitales del dossier: Dostoyevski y el parricidio.

"Percibo en su conjunto una convulsión que pone en juego el movimiento global de los seres. Va desde la desaparición de la muerte a este furor voluptuoso que, tal vez, es el sentido de la desaparición."

"Hay delante de la especie humana una doble perspectiva: por una parte la del placer violento, del horror y de la muerte – exactamente la de la poesía – y, en sentido opuesto, la de la ciencia o del mundo real de la utilidad. Solo lo útil y lo real tienen un carácter serio. No tenemos nunca el derecho de preferir la seducción: la verdad tiene derecho sobre nosotros. Incluso ella tiene sobre nosotros todos los derechos: ese imposible al que no accedemos más que olvidando la verdad de todos esos derechos, más que aceptando la desaparición"

Georges Bataille, "Lo imposible"

En la aceleración de los parloteos sobre la así llamada relación entre literatura y psicoanálisis, extrañamente, la pieza principal del dossier no es evocada casi nunca. Se trata, por supuesto, del texto capital de Freud sobre Dostoyevski, Dostoyevski y el parricidio, que data de 1926.

Freud decía que la histeria era una "obra de arte deformada". ¿El psicoanálisis, nacido de una respuesta a la histeria, puede llegar hasta el punto de pensar la histeria "lograda" que serían el arte, la literatura? Vieja pregunta siempre nueva, cada vez más nueva; pregunta de buen sentido y de mal sentido, cuestión de saber hasta dónde va el cuerpo del sentido, y que yo querría abordar esta vez a través de la escritura y la epilepsia.

Si Freud fue hasta los límites reprimidos del sentido común, si esclareció, como nadie, el lazo indisoluble que anuda la comunidad en tanto que sometida al sexo, habitada de lenguaje, no hay sin embargo razón de tomarlo como medida de una experiencia singular incomunicable. El escrito como incomunicable-comunicado resta sin embargo incomunicable y no por ello sigue trabajando menos el análisis al punto de descubrirlo en sus sorderas. El texto de Freud es ejemplar sobre este punto, por su agresividad tónica (bien preferible a todas las devociones) y su alcance político. En un sentido, pienso que toda la política que podemos extraer del análisis se funda allí.

Dostoyevski, a fines del siglo XIX, abre con Poe, Beaudelaire, Rimbaud, Lautréamont, Mallarmé, Nietzsche, el espacio sin garantías de nuestra modernidad convulsionada, modernidad que vuelve a sumergirse abruptamente en la más inmemorial interrogación de la especie. El análisis se inventó al mismo tiempo que Dostoyevski se callaba, como resurgió a través de Lacan, en el momento en que Joyce, por ejemplo, dejaba de escribir para dejar escribirse lo que él había escrito. De ahora en más tenemos otra cosa muy diferente para pensar de la escritura teniendo en cuenta esta escena en que lo que se piensa se habla sin que el pensamiento lo sepa, pues cree hablarse. Se trata de la apuesta de la religión misma, y no de filosofía; la firma de Freud, es su verdad, retorna, para cada uno, a la de Moisés. El cristianismo descompuesto deja, igualmente, al desnudo el enigma de Cristo. Resumiendo, una historia singular ocurre en ese rincón, y no por azar, y no va de suyo.

Freud comienza así: "En la rica personalidad de Dostoyevski podemos distinguir cuatro facetas: el poeta, el neurótico, el moralista y el pecador. ¿Cómo orientarnos en esta intricada complicación?"

Por lo que al poeta se refiere, no hay lugar a dudas. Tiene su puesto poco detrás de Shakespeare. Los hermanos Karamazov es la novela más acabada que jamás se haya escrito...Por desgracia, el análisis tiene que rendir las armas ante el problema del poeta." [1]

Se pronuncia entonces el llamado a las armas. Cuando sabemos cuán deudor es el tejido analítico por su sobrecarga imaginaria, del misterio de la existencia de Shakespeare, percibimos inmediatamente que, la "vida " de Dostoyevski siendo verificable en gran parte, solo puede estar masivamente interesada la investidura de una comparación entre estos dos nombres. Pero retengamos solamente por el momento esta sorprendente división en cuatro que Freud hace de Dostoyevski, este despedazamiento inicial. ¿Dostoyevski solo era un escritor en una cuarta parte? ¿Era un hombre en sus tres cuartas partes, más un escritor? ¿Pero, quien afirma entonces aquí, a través de Freud, que el escritor debe ser además un ser humano? ¿La razón clásica? ¿Algo como un deseo que proviene de más lejos? A decir verdad, las Luces no hubieran afirmado nada diferente, sobre todo a propósito de Sade. ¿Debemos definir el racionalismo como lo que no muestra, como en el caso del iceberg, más que un cuarto de escritura? ¿Como lo que vela, en tanto que cuarto de hombre, en el puente del lenguaje, en esta noche en que no emerge sino una linterna, una señal? El escritor, además de su cuarta parte, ¿es como los demás? Y los demás, todos los demás, si tuvieran las ganas o la fantasía de sumarse un cuarto ¿se volverían por ello escritores? ¿Es concebible que Dios haya escrito las tablas de la Ley; o bien Moisés en sus tres cuartas partes de hombre egipcio, se vistió ridículamente con otro cuarto de escritura? ¿Quién era entonces Shakespeare? El proceso está abierto. Con una mayoría de tres cuartos la legitimidad de un juicio alcanza su quórum.

En tanto que moralista, Dostoyevski es en efecto "atacable".

"Después de luchar desesperadamente por conciliar las aspiraciones instintivas del individuo con las exigencias de la comunidad humana, acaba sometiéndose a la autoridad seglar y a la eclesiástica, venerando al zar y al dios de los cristianos y propugnando un estrecho nacionalismo...no quiso ser un maestro y un libertador de la Humanidad y se situó al lado de sus carceleros. El porvenir cultural de la Humanidad tendrá muy poco que agradecerle. No sería acaso difícil demostrar que su neurosis le condenaba a tal fracaso. La elevación de su inteligencia y la fuerza de su amor a la Humanidad abrían a su vida otro camino distinto: el camino del apostolado." [2]

Esto es lo que escribe Freud progresista. Pero en suma este tipo de razonamiento podría ser el de un comisario político marxista, de un burócrata actual del imperio totalitario socialista. Si Dostoyevski viviera hoy sería deportado por los motivos que invoca Freud, como lo fue durante su vida por los motivos opuestos. Extraña situación: ¿sería la cuarta parte de escritor indefinidamente condenable cualquiera sean sus "ideas"? O más exactamente: ¿no hay en el hecho mismo de escribir algo más en carne viva que lo que generalmente se admite, una lógica que arrastra automáticamente el escándalo en relación con el "progresismo" de la humanidad? Si Dostoyevski no hubiera escrito lo que escribió, hubiera podido ser un apóstol. Un maestro. Un libertador. Pero ¿por qué un escritor debería ser ese apóstol, ese maestro, ese libertador? ¿Para no escribir demasiado?¿Y saber demasiado a través de ese demasiado? ¿Por qué debería la escritura ser progresista? Lo que dice Dostoyevski es algo quizá más terrible que el zar y la ortodoxia que está preparándose en Rusia. Lo que dice, es la posesión (demoníaca, pulsión de muerte) que representa el nihilismo. Lo escribió, es decir, que lo es, mejor, sin duda que ningún nihilista, que ningún socialista, que ningún revolucionario. Y siéndolo, prefiere, es un hecho, el "Dios de los cristianos". Lo que podría parecer una equivocación de su parte en 1871, se demuestra un siglo después que tenía razón. "En el fondo es siempre el mismo Rousseau y el mismo sueño de recrear el mundo con el auxilio de la razón y de la experiencia (positivismo)...Cortan cabezas...¿por qué? Únicamente por que es lo más fácil. Decir algo es incomparablemente más difícil. Un deseo no es su cumplimiento." Admitiendo que todo el mundo pueda en un momento equivocarse en política (e incluso que no hay modo de hacerlo de otra manera) es interesante ver lo que Freud, elige, algunos años después de haber escrito esta acusación como indulgencia sobre el plan de autoridad. Es claro: Mussolini. Dedicatoria, en 1933, de "El porqué de la guerra" (escrito en colaboración con Einstein): "De parte de un hombre viejo que saluda en el Dirigente al héroe de la cultura" ¿Por qué el Duce es un "héroe de la cultura"? Porque hizo realizar excavaciones arqueológicas que le interesaban a Freud. Pero también evidentemente, porque el Vaticano no es favorable al psicoanálisis y se puede esperar que Mussolini juegue como contrapeso a la Iglesia (la Rivista Italiana di Psicanálisis será prohibida a demanda del padre Schmidt, católico vienés algunos años después; Mussolini prometerá hacer anular esta interdicción, pero sin éxito.) Todo esto, por supuesto, a través de las evoluciones del entorno (Edoardo Weiss, el pretexto del tratamiento de una paciente, hija de un amigo cercano del "Dirigente", etc.) Pero en 1937, Freud vuelve a la cuestión: "el único protector que tuvimos hasta el presente"...Siempre Mussolini, quien, por otra parte intervendrá eficazmente ante Hitler para que Freud pueda obtener su visa de salida de Austria. Desgraciadamente, Mussolini entre tanto se acercó a los alemanes...¿Quién hubiera podido prever tal catástrofe? ¿No es la arqueología una noble pasión? ¿Sobre todo en Roma, esta ciudad tan rica en pasado sobre la cual se erige, inoportuna, la arrogante presencia católica? (A Freud le tomó mucho tiempo obtener de sí mismo poder ir a Roma, vencer su profunda repulsión). Pompeya, la Acrópolis de perturbadora memoria, las estatuillas egipcias que llenan poco a poco como fetiches conjuratorios el escritorio de Freud, todo esto ¿es más cultura que la de los romanos, que las millares de páginas escritas? No es menos cierto que Freud habrá aconsejado, tal vez no sin humor, a Mussolini volverse un héroe cultural. Haga la cultura no la guerra...Encontramos aquí la preocupación, por parte de Freud, de asumir su paternidad simbólica, de anclarla en una suerte de universalidad no judía: hacia arriba (Moisés era egipcio, el Dios de su padre no era por lo tanto judío), hacia abajo (Jung debía ser su "hijo", Mussolini haría bien en definir su "heroísmo" en relación con un viejo sabio)...Lo que, después de todo, es un fantasma como cualquier otro (no totalmente como cualquier otro) y no tiene importancia en cuanto a la validez del análisis. Esto ocurre cuando uno cree ser un libertador de la humanidad. Dicho de otro modo, cuando uno se equivoca en alguna parte sobre lo que enseña el cuatro-cuarto de escritura. O incluso (confidencia personal) cuando todavía solo se está angustiado a medias por su inmersión en la escritura. Es un hecho que Freud no evaluó la pulsión de muerte hasta sus consecuencias explosivas, estragantes, que estaban ocurriendo en su época. Sus previsiones son mucho más optimistas que las de Dostoyevski. Humano, demasiado humano... Ley temperada, actualizada, pero sin los profetas.

Veamos ahora a Dostoyevski perverso y criminal. El yo, en este caso, dice Freud, "no logró hacer una síntesis y fracasó en su tentativa de realizar su unidad." ¿Pero, allí aún, en qué se convertiría el arte de Dostoyevski si su "yo" hubiera logrado una síntesis, una unidad? ¿Cómo podría la escritura exhibir el fondo del mal, el límite de la perversión y, al mismo tiempo su hundimiento, su irrisión? ¿Cómo podría ser crimen, castigo y más allá del crimen como del castigo? ¿Crisis y descripción de la crisis? ¿Adulto y niño? ¿Fríamente afiebrado e inocente, pasión de la distancia infinita entre el jugador, el inquisidor, una muchachita, verdugos y víctimas? ¿Derecho y revés? En ese momento Freud adelanta su diagnóstico sobre la epilepsia de Dostoyevski, en realidad nos dice, se trataba de una histeria grave. Es evidente que Dostoyevski puede escribir El idiota pero no es idiota (la contradicción va tan lejos que, para Dostoyevski, se trata incluso de representar "un hombre absolutamente perfecto") Nos encontramos nuevamente frente a la irritante cuestión de la sexualidad del escritor, del artista consecuente con su funcionamiento psíquico paradojal, el más bajo en la enfermedad, el mas alto en la dimensión intelectual... "...como si se hubiera constituido orgánica y previamente un mecanismo de derivación anormal de los instintos..." [3]. Llegamos inmediatamente al postulado del coito común. "Este (mecanismo) puede ser un tanto afín a los procesos sexuales tóxicamente motivados en su fondo. Ya los médicos más antiguos decían que el coito era una pequeña epilepsia..." [4]¿Hay que pensar que existe un coito corriente de la humanidad? Es algo de temer. Es contra esto por supuesto que la histérica tiene sus razones para protestar con toda su conversión, con todo su espectro amplio de embarazo. Pero podríamos decir otro tanto, sino más del epiléptico que no se resuelve con la moneda corriente de la parte por el todo, que de algún modo compromete su cuerpo entero en la anomalía provocadora de este asunto, la cual, por otra parte, a través del electroshock se considera que se devuelve la conciencia a su lugar, es decir para hablar crudamente, reglada en un coito en buena compañía. En el sentido común, normalmente neurótico, "El ataque epiléptico pasa a ser, de este modo, un síntoma de la histeria y es adaptado y modificado por ella, lo mismo que por la derivación sexual normal."[5] Detrás de la epilepsia de Dostoyevski encontramos entonces la histeria: pero ¿si fuera lo contrario? ¿Si la histeria no hiciera sino conmemorar un horizonte de mal sagrado epiléptico? ¿Si Dostoyevski con todo su ser de escritura y con su cuerpo perdido para sí mismo hubiera pasado "a través" de la histeria? Allí donde la histeria, en efecto manifiesta el soplo espasmódico de engendramiento, hasta hacer de la palabra misma la fuente posible de este tumor, podríamos decir que la crisis epiléptica manifiesta una convulsión originaria en el interior del sujeto y como desde el interior de su imposibilidad genética. La histeria "convirtió" el nacimiento. La crisis, con la mordida de la lengua, representaría como la ruleta de virtualidades de engendramiento sentidas por un cuerpo que se experimenta como arrancado. De allí el terror provocado, que es como el error mismo de la escritura: gran muerte y no pequeña muerte, la escena más primitiva, división y ausencia, rapto de Otro que los deja caer. La histeria afecta el cuerpo de palabra, la crisis es como una interrupción de escrito en el grito. ¿Qué puede ser, en esta región, una "actividad sexual normal"? La crisis viene a decir violentamente la abyección de esta normalidad supuesta, es decir que el cuerpo que goza o cree gozar está sometido a una apuesta desahuciada. A la apuesta que, quizá incluso con el análisis, querría mantener la histeria.

"Elijo siempre, escribe Dostoyevski, temas por encima de mis fuerzas" Pero ¿cómo escribir? "Sufrir, sufrir mucho..."

Diario de los Poseídos (o de los Demonios): "Crisis, fuerte, luego de una imprudencia alrededor de las seis de la mañana, durante el primer sueño. El intervalo entre las crisis extraordinariamente largo – tres meses y diez días. Por falta de costumbre el estado enfermizo dura mucho tiempo: es el quinto día desde la crisis y la cabeza no está aun clara. El buen tiempo dejó paso a la lluvia La crisis se produjo casi en luna llena."

"Crisis a las 6 de la mañana (el día y casi la hora del suplicio de Tropman). No lo escuché, me desperté a las 8 con la conciencia de una crisis, es decir nerviosidad, debilitamiento de la memoria, estado brumoso y en algún sentido contemplativo – se prolongan ahora más que los años precedentes. Antes, esto pasaba en tres días, y ahora no antes de seis días. La noche sobre todo, a la luz de las velas, una tristeza hipocondríaca sin objeto y como un matiz rojo sangrante (no un tinte) sobre todo...

A las tres de la mañana una crisis de una violencia extrema, el entrar, despierto. Me caí y me herí la frente. Sin recordar nada y sin tener conciencia, sin embargo llevé al dormitorio la lámpara encendida en perfecto estado y cerré la ventana y adiviné solo después que había tenido una crisis. Desperté a Ania y se lo dije; ella lloró mucho viendo mi rostro."

Y así continúa...

"Hay instantes, duran cinco o seis segundos, cuando ustedes sienten de pronto la presencia de la armonía eterna, la han alcanzado. No es terrestre: no quiero decir que sea una cosa celeste pero que el hombre bajo su aspecto terrestre es incapaz de soportarla. Debe transformarse físicamente o morir. Es un sentimiento claro, indiscutible, absoluto. Ustedes captan de pronto la naturaleza entera y dicen: sí, es así, es verdad. Cuando Dios creó el mundo, dijo al final de cada día:"Sí, está bien, es justo, es verdad". No es el enternecimiento... es otra cosa., es la alegría. Ustedes no perdonan nada porque no hay nada más que perdonar. No es amor tampoco; ¡oh! Es superior al amor. Lo más terrible, es que es tan espantosamente claro. ¡Y una alegría tan inmensa con ello! Si durara más de cinco segundos, el alma no lo soportaría y debería desaparecer. En esos cinco segundos vivo toda una vida y daría por ellos toda mi vida, pues lo valen. Para soportar esto diez segundo habría que transformarse físicamente. Pienso que el hombre debe cesar de engendrar. ¿Para qué niños, para qué el desarrollo de la humanidad si se ha alcanzado el objetivo? Está dicho en el Evangelio que luego de la resurrección no se engendrará más y que todos serán como ángeles de Dios. Es una alusión. ¿Vuestra mujer ha dado a luz?

- Kirilov, ¿esto le ocurre a menudo?
- Cada tres días, todas las semanas
- ¿Usted no es epiléptico?
- No
- Usted lo será. Ponga atención, Kirilov, he escuchado decir que era precisamente así como comenzaba la epilepsia. Un epiléptico me describió en detalle las sensaciones que precedían sus crisis: es exactamente su estado; hablaba también él de cinco segundos y decía que era imposible soportar eso más tiempo. Recuerde el cántaro de Mahoma que no tuvo tiempo de vaciarse mientras que Mahoma daba la vuelta al paraíso a caballo. El cántaro son sus cinco segundos, y esto se parece demasiado a su armonía; ahora Mahoma era epiléptico. Ponga atención a la epilepsia, Kirilov
- No tendrá tiempo de alcanzarme, dijo Kirilov con una sonrisa apacible."

En el interior de la crisis, y sin embargo fuera; en lo más profundo de la crisis y sin embargo fuera de su alcance, con "una sonrisa apacible", aquí ausente y allá otro...O incluso más:"Reconozco la existencia de la materia, pero no sé en absoluto si la materia es material..." Tal es la apuesta de escritura, como en la intersección de una vibración insostenible y de un no hay tiempo.

¿De dónde viene entonces la literatura para ser de este modo el único lenguaje para confesar a veces, el asesinato de padre? ¿De donde vienen Sófocles, Shakespeare, Dostoyevski? O más bien: ¿hasta dónde puede llegar la escritura en un cuerpo sostenido por la concretización fallida del azar? ¿Debemos nosotros con Freud construir ese maniquí, tres cuartas partes humano, ese cebo físico del que diremos que tiene una "predisposición bisexual excepcionalmente fuerte"? El efecto de la palabra como punto de partida de la histeria (de la cual la neurosis obsesiva no es más que un dialecto) es sostenido por ese rodar del escrito, tiro de dados que antes de dar su cifra deja ver la crisis. En la pregunta sobre la "posición femenina en relación con el padre", de lo que está embarazada una mujer, de la lengua a la oreja, se transcribe en el hombre por la perspectiva de la castración del cuerpo entero. "Repitiendo individualmente una evolución histórica, esperaba hallar en el ideal cristiano una salida y una redención y utilizar sus sufrimientos mismos como base de una aspiración a un papel de Cristo. Si en conjunto no llegó a alcanzar la libertad y se hizo reaccionario, fue porque la culpa filial, generalmente humana, en la que se basa el sentimiento religioso, alcanzó en él una intensidad supraindividual, permaneciendo inaccesible incluso a su gran inteligencia." [6]

El término Cristo, en Freud, arrastra la palabra reaccionario. Será impactante escuchar más tarde, en Lacan, el mismo tono de conmiseración, hablando con propiedad paternalista y desenvuelto, tratándose a la vez de ciertos escritores y de Cristo. Al análisis en el nombre del padre-para-la-madre, en el nombre de la madre hija de su padre, no le gusta que se pase por el hijo incluyéndose como padre. Sade es un pobre idiota, Joyce un pobre desgraciado, y en cuanto a Cristo, una "historiola", que quieren ustedes. Lo que indica que hay al menos dos regímenes del nombre del padre; Moisés es perfectamente moiseista, y Marx, marxista, y Freud freudiano. Pero Dante no es dantesco, Kafka no es kafkiano, Dostoyesvski no es dostoyevskiano, y finalmente Cristo no es para nada cristiano. Del nombre a la adjetivación del nombre se juegan la escritura y la pregunta por saber si ella puede ser o no levantada. Esto es lo que literalmente choca a Freud: "La simpatía de Dostoyevski hacia el delincuente es realmente ilimitada; va mucho más allá de la compasión, a la que puede aspirar el desgraciado, y recuerda el respeto que a los antiguos inspiraban el epiléptico y el demente"[7]. 1875 Dostoyevski a propósito del libro de Job:" Leo y luego abandono el libro, y me pongo a caminar por la pieza, una hora quizá, casi llorando...Este libro es uno de los primeros que me conmovió cuando yo era casi aún un recién nacido...". Dos formas de leer y de escribir.

Queda el problema del juego. Y en efecto Dostoyevski, que en el fondo no tenía nada que perder, jugaba a lo grande. Cada vez que podía y en todo lugar en que estaba. Incluso con episodios de cálculos y martingalas. Peor: su mujer aceptaba su situación (otro hecho muy chocante para Freud). "Su joven mujer se acostumbró a este ciclo, pues observó que aquello que únicamente podía en realidad salvarlos, la producción literaria, nunca marchaba mejor que después de haber perdido todo y haber empeñado todo su ajuar." [8]

Vemos un modo de afirmar la escritura como un gasto más allá del gasto, excesivo, loco. La crisis es el colmo de la retención, el escrito de la prodigalidad inútil. Ruleta. Y ruleta rusa, si pensamos que el suicidio está allí, posible y pensado, a cada instante.

Lo que se ha señalado menos, sin duda, es que Dostoyevski que parecía incurable, dejó bruscamente de jugar en el momento en que se pone a escribir Los poseídos (Los Demonios). Ahora, el libro entero, apunta a poner en escena, como "parábola del ateísmo"·, el affaire NetchaÏev, el del nihilismo y del asesinato que lo reveló. ¿Y que otra cosa leemos en Los poseídos sino el torbellino de los cuerpos de hombres agitados como fantoches o criminales locos por el fondo matricial maternal frío y paranoico (Varvara Petrovna)? ¿Asesinato del padre? Aun no. Será en los Karamazov. Sino puesta al día, como nunca antes, de la determinación materna. ¿Y como se llama la madre de Dostoyevski? Marie NetchaÏev.

Entonces, es a propósito del juego que Freud, para concluir, pasa verdaderamente al acto en relación con Dostoyevski. Pues, para interpretar este aspecto, no hace ni más ni menos que recurrir a otro escritor, que escribió una "pequeña obra maestra", Stefan Zweig. Para lanzar la delicada pregunta de las relaciones entre el juego, el onanismo, y la madre, es Zweig quien explica a Dostoyevski. Este último, reducido ya a su cuarta parte, no es más que la cuarta parte de un cuarto. Y, además, la "pequeña obra maestra" de Zweig nos dice precisamente lo contrario de Dostoyevski. Freud necesitaba, para terminar, un Dostoyevski fascinado por la madre e incapaz de dominarla para hundirse como en las peores novelas, en el juego, el onanismo, el suicidio. Dostoyevski es un adolescente eterno, sobre todo no es un padre. El escritor no debe ser un padre. Para el análisis, el sujeto de escritura no puede ser sino púber. El escritor-padre, devela a la madre en su maquinación del asesinato del padre, y se concibe como hijo de Dios: imposible. Imposible porque es verdadero, y es verdadero porque está escrito con todas las letras a través de las letras. El cuerpo, la escritura, la crisis, el dinero, la sexualidad: la ruleta, continúa de otro modo, no tiene ya necesidad de encarnarse en la biografía, pasa a la confesión y al escrito de la confesión. La libertad ilimitada que desemboca en el despotismo ilimitado, si Dios no existe todo está permitido (por lo tanto prohibido) etc.

Eso es el decorado. Lo demoníaco mismo va a poder decirse finalmente bajo la forma del humor. Que dice el Diablo: "Daría toda la vida sideral, todos los grados, todos los honores para encarnarme en el alma de una vendedora obesa y hacer arder los cirios de la iglesia" (Los hermanos Karamazov).

¿No es extraño que cuanto más el análisis se concibe como un asunto de lenguaje, más se cree obligado a rechazar el suyo a un escritor? ¿No podemos decir que este acto obligatorio es el síntoma del analista? Freud no se muestra nunca más bajo madre que en este proceso.

Leamos los Carnets de Dostoyevski: más aun que los libros, podemos seguir el enloquecimiento de la letra, la crisis rodante de la escritura abriendo y cerrando como un abanico de vértigo, situaciones, encadenamientos, dolores, entonaciones, acentuaciones. "Si todo ocurriera racionalmente en el mundo, no ocurriría nada" "Todo es paraíso. No se da mucho pero es tan fácil de ver" "¡Ama los pecados! En verdad la vida es un paraíso. Se da una vez en la miríada de los siglos." "El clamor del rapto de los serafines... puede ser toda una constelación y un mundo? O bien una constelación no es más que una cierta molécula química..."

El Evangelio según San Lucas está en exergo en los Poseídos. El de San Juan abre los Karamazov. Dostoyevski, ya muriendo, le da el San Mateo a su hijo. Entendamos que es cuestión de significante, aquí: "Pues daremos a aquel que tiene y tendrá más: pero a aquel que no tiene, le quitaremos incluso lo que tiene. Por ello les hablo en parábolas, porque ellos miran si mirar y oyen sin oír ni comprender." (Mateo, 13, 12-13). La epilepsia es el "mal de San Juan" (el otro, el bautista).

Nunca se trató de otra casa más que de "la más pequeña de las semillas"

El Evangelio donde, si podemos decirlo, habita la epilepsia, ¿abriría un régimen totalmente diferente de escritura? ¿La efectuaría para desligarla, y la literatura lo sabría? ¿La parábola se haría de este modo hipérbola? Cristo no escribe nada, salvo una vez: en el piso y no sabemos qué, frente al tribunal que quiere juzgar a una mujer adúltera, escribe con el dedo en silencio. "Que aquel que nunca haya pecado le arroje la primera piedra" Escribe. Y, uno a uno los cuerpos se ocultan. Queda una mujer, aquella que no está prevista por la ley, la mujer, y un escrito que se borra en el gesto de remitir el juicio. "Yo tampoco... Ve..." El escrito, una mujer, el escándalo mayor, el dedo que ya no es más un dedo, una lectura imposible, el juicio suspendido, la incesante liberación del lado por donde puede pasar sin ser fijado... No se trata de que nada esté escrito, ni de que algo esté verdaderamente escrito, Sino la buena nueva, es de todos modos esto: que el escrito puede interrumpirse en el escrito, que la puesta en cuerpo no es absoluta... Hay que sentir ese momento en que todos se retiran.

Traducción: Silvia Baudini

NOTAS

* Este texto fue publicado en Magazine Littéraire, hors-série nº 1, FREUD et ses héritiers, l’aventure de la psychanalyse, París, 2º trimestre de 2000.

  1. Freud, S., Obras Completas, Biblioteca Nueva, Tomo III, Madrid, 1973, p. 3004.
  2. Freud S., op cit, p. 3004.
  3. Freud S., op. cit, p. 3006.
  4. Idem.
  5. Idem.
  6. Freud S., op cit p. 3011.
  7. Freud S., op. cit. p. 3012.
  8. Freud S., op. cit. p. 3013.
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