Marzo 2007 • Año VI
#16
Formas contemporáneas de la psicosis

La psicosis ordinaria

Eric Laurent

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Muestra
"Yo la Peor de Todas"
Eduardo Médici

Desgrabación de una entrevista realizada por Jacques Munier a Eric Laurent. J. Munier, un interlocutor informado y advertido de la encrucijada del psicoanálisis ante la reconfiguración actual del campo clínico, le permite a E. Laurent exponer las líneas de fuerza que estructuran dicho campo y, a partir de allí, delinear con claridad los retos a los que debe confrontarse el psicoanálisis. Un tono reflexivo y con conocimiento del camino recorrido por el psicoanálisis en el siglo pasado en aspectos cruciales de la clínica con la psicosis, acompaña el análisis de E. Laurent de los efectos en la clínica de la declinación de la autoridad y lo que pueden esperar del psicoanálisis sujetos que no cuentan con los recursos del Nombre del Padre para dar un sentido a su experiencia subjetiva. Haciendo hincapié en los que se ubicarían dentro de las psicosis ordinarias, con sus pequeñas extravagancias e invenciones singulares. Por otro lado, sus ideas, por ejemplo sobre el lugar del avance en el conocimiento biológico y en la química del medicamento, así como sobre la relación de la teoría psicoanalítica con categorías de la pragmática del lenguaje, pueden servir de orientación para trabajar sobre esos temas, ya que inciden de diversos modos en la práctica hoy.

(Jacques Munier comienza la emisión leyendo a la audiencia  unas palabras sostenidas por Jacques Lacan en mayo de 1976)

"Precisamente es  en la lectura de Freud que queda actualmente suspendida la cuestión de saber si el psicoanálisis es una ciencia, o seamos modestos, puede aportar a la ciencia una contribución o bien, si su praxis no tiene ninguno de los privilegios de rigor de lo  cual se jacta para pretender levantar la mala nota de empirismo que desconsideró desde siempre los datos como los resultados de las psicoterapias, para justificar también el muy pesado aparato que emplea, a despecho pareciera a veces, y por su confesión misma del rendimiento mensurable".

Jacques Munier: Es entonces bajo el signo del empirismo y de la clínica que vamos a evocar los nuevos campos abiertos por el psicoanálisis o aún más la evolución de la práctica analítica y de la teoría, en dominios más tradicionales como la psicosis. Se trata por esta vía de llegar a una visión de conjunto de la investigación clínica en psicoanálisis, a fin de ver aparecer lo que surge del consultorio del analista en estos tiempos trastornados y que dice mucho sobre el estado actual de nuestra sociedad. Usted trabajó sobre el tema de la psicosis a partir del texto canónico de Freud en los Cinco psicoanálisis consagrado a las "Memorias del Presidente Schreber" y a su grave psicosis paranoica. Después hubo un largo camino recorrido por los psicoanalistas, particularmente en los años 50.

Eric Laurent: Este texto que usted ha elegido define nuestra actualidad. El campo de las psicoterapias es en efecto recorrido y renovado por una nueva tensión entre los defensores de lo mensurable y aquellos que critican el aparato conceptual del psicoanálisis e intentan destacar que este aparato conceptual no se sostiene, frente a la medicina fundada en las pruebas de extensas series estadísticas. Ahora bien, el campo de la psicosis ordinaria se justifica por el abordaje cualitativo que el psicoanálisis puede hacer, ya que no es objetivable en comportamientos evaluables y mensurables, y que es difícilmente integrable en las series estadísticas.

Es interesante observar el camino recorrido por el psicoanálisis a partir de la segunda guerra mundial. En el movimiento psicoanalítico la situación era extraña. En sus últimas obras (1939), Freud prevenía a los psicoanalistas contra un entusiasmo terapéutico a propósito de la psicosis y les aconsejaba centrarse sobre el núcleo de la práctica de las llamadas neurosis. En el mismo momento, en Inglaterra, una psicoanalista originaria de Europa central, Mélanie Klein desarrollaba y afirmaba con fuerza la posibilidad de abordar y de tratar las psicosis, no solamente la del niño en la que ella desarrollaba una técnica particular y levantaba así esperanzas de prevención importantes, sino también las del adulto. Formaba también alumnos como Wilfried Bion, por ejemplo, que adaptaba al adulto un nuevo modo de tratamiento de la psicosis. Todo esto creó una atmósfera muy efervescente en los años justo después de la guerra, con una gran abundancia de los métodos propuestos o, más bien digamos, de la puesta a punto de los aparatos necesarios para el psicoanálisis para poder captar la originalidad del fenómeno psicótico.

Estamos allí antes del encuentro de los neurolépticos, del que podemos decir que el mismo es un poco un hecho del azar y, más globalmente, antes de la introducción de los medicamentos en el tratamiento de las psicosis. Se sabe que por extensión de las aplicaciones de un anestésico, la clorpromazina iba a dar el primer modelo de psicotrópico generalizado. Es cierto que a partir de los años 60, la prescripción de medicamentos permitió mantener el diálogo con sujetos psicóticos mucho más allá de lo que era posible anteriormente.

Jacques Munier: Tradicionalmente, el psicoanálisis recomendaba no escuchar demasiado al psicótico y hacer hablar al neurótico.

Éric Laurent: El psicoanálisis recomendaba no dejarse llevar por el delirio. El primer tratamiento psicoanalítico de un caso de psicosis extraordinaria, fue históricamente el llevado a cabo por Jung. Encontró  muy temprano, en 1911, a un psiquiatra psicótico que él trata. En principio encantado del rendimiento del tratamiento, se agota rápidamente y termina por escribirle a Freud: "No logro más detenerlo". No tiene más ya el poder de poner un límite a la producción hiperbólica que se le impone al paciente.

Jacques Munier: La concepción misma de la psicosis ha evolucionado mucho. Tradicionalmente, este término designa afecciones psíquicas graves como la paranoia, el delirio paranoico, los bouffées delirantes y la esquizofrenia.

Éric Laurent: Son enfermedades muy graves. Asistimos en este aspecto a una gran extensión de la práctica psicoanalítica, de consultas psiquiátricas y de la clínica en la ciudad. Personas, llegado el caso, van a ver al psiquiatra después de haber hablado de los sentimientos que los atraviesan con su clínico. La noción de depresión encontró un gran éxito. La acepción común del término depresión pasó a formar parte del lenguaje actual. Es ahora una suerte de continuum que va de la tristeza acentuada hasta la depresión grave, la melancolía, etc.  Se pone un nuevo acento sobre la bipolaridad, llamada maníaca o melancólica, o las dos a la vez. Entonces, encontramos también una suerte de continuum del lado de la psicosis. No hay esas psicosis extraordinarias como la clínica clásica psiquiátrica, la que se destacaba antes del medicamento; hay también toda suerte de fenómenos en ese continuum. En su práctica, los psicoanalistas ven muchos más personas que dan cuenta de la psicosis ordinaria. Entonces, entre las neurosis clásicas por un lado y las psicosis extraordinarias por el otro, se encuentran fenómenos mezclados, mixtos, que no son fácilmente asignables. Hay un campo de exploración clínica que justamente debe ser cualitativamente explorado. Pero, neurosis y psicosis deben ser distinguidas como dos polos completamente fundamentales.

Jacques Munier: ¿Es un fenómeno ligado al estado actual de nuestras sociedades o a su evolución? ¿Es un interés progresivo de los psicoanalistas por este dominio o es la investigación que abrió perspectivas, o ambas cosas a la vez?

Éric Laurent: Los psicoanalistas no han dejado de mantener un programa de investigación.

Jacques Munier: Lacan mismo, en 1958, dirigía un seminario sobre los psicóticos.

Éric Laurent: Lacan no abandonó la presentación de enfermos con la cual formó a generaciones de psicoanalistas en la disciplina de la entrevista con el sujeto psicótico.

Jacques Munier: Con la cuestión de la interpretación…

Éric Laurent: Si, y la cuestión de saber como poder acercarse a la singularidad más próxima del sujeto con el que se entrevistaba. ¿Cómo ayudarlo, a este sujeto, cómo en esta entrevista, obtener efectos sobre la construcción en curso, llegado el caso, de su delirio o cómo alejarlo de tal pasaje al acto y cómo poder actuar de la mejor manera? Después del seminario del cual usted habló Lacan produjo su escrito titulado "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis". Después de lo cual no cesó de querer captar el inconsciente más allá de los límites que la estructura de este inconsciente y su disposición reciben en las neurosis. El programa de trabajo de Lacan consistió entonces en asir un inconsciente a partir del campo de las psicosis, que es un campo más vasto.

Jacques Munier: Interpretar las psicosis, es tener una mirada sobre el inconsciente a cielo abierto…

Éric Laurent: Si, es decir un inconsciente cuyo cielo no está cubierto por lo que Freud llamaba el complejo de Edipo. Ya lo esencial no es la  tragedia de Sófocles, donde el varoncito quiere matar a su papá para tener a su mamá para él solo y acostarse con ella.. Es más allá de eso. El complejo de Edipo responde más bien a la pregunta que el filósofo planteaba a su hermana en análisis con Freud: "¿Cuándo sabe Freud que debe detenerse? y ¿por qué se detiene sobre la cuestión del padre?".

Wittgenstein se interrogaba sobre la interpretación en el lenguaje. Y bien es eso, el complejo de Edipo. En las neurosis, hay un punto que es el nec plus ultra: Uno no va más lejos. Es decir que hay un personaje central que define la vida psíquica, el drama psíquico de cada uno. Es el padre, sus fallas, sus límites, todo lo que se tiene para reprocharle.

Jacques Munier: ¿El Nombre-del-Padre?

Éric Laurent: Si, este Nombre-del-Padre hace de punto de detención, de punto de capitón, dice Lacan. Ahora bien, es justamente este punto que no existe en las psicosis. Entonces, ¿cómo es que eso se detiene? ¿Cómo la certeza que tienen en las psicosis trabaja? Es así que se hace el pasaje de la psicosis extraordinaria a la psicosis ordinaria. Jacques-Alain Miller introdujo el término "psicosis ordinaria" hace diez años. Esta proposición conserva el término de psicosis que data del siglo XIX, que la psiquiatría actual pone en duda, cuestiona. Pero este término, nosotros lo conservamos porque es la herencia de la clínica psiquiátrica clásica, la de antes del medicamento, aquella cuyos practicantes –los alumnos pero también los maestros- se interesaban en las declaraciones del sujeto.

Jacques Munier: Se les prestaba atención escrupulosamente, se les interpretaba….

Éric Laurent: Por supuesto, se los escuchaba para saber como orientarse. Se pensaba alcanzar así un cierto real de la enfermedad, a partir de las declaraciones del paciente, mientras que la psiquiatría actual se consagra más bien en silencio a la búsqueda de un test biológico que permitiría separar las afecciones. Es por este sesgo que se busca hoy lo real en juego, que por otra parte hasta el momento no se ha  encontrado.

Jacques Munier: Se habla entonces de "psicosis compensada", de "psicosis suplementada", "no-desencadenada" o "medicada", o más aún de "psicosis en terapia", de "psicosis en análisis", de "psicosis que evoluciona" o de "psicosis sinthomada"…Yo encontré esta lista de términos técnicos en la obra La psicosis ordinaria. La convention d’Antibes, publicada en 1999.

Éric Laurent: Es verdad que los psicoanalistas encuentran en su práctica toda suerte de sujetos psicóticos en este continuum mismo, que evoluciona. Con la acción de los psicotrópicos, hay personas que tendrán apoyos medicamentosos en un momento dado, pero es deseable que puedan prescindir de ellos cuanto antes. Esto solo justifica continuar o emprender una interrogación sobre la experiencia que han atravesado, el sentido que esto representa para ellos y cómo se han situado con relación a ello. El sujeto se encuentra lo más frecuentemente bastante estremecido, en efecto, para no contentarse con consejos piadosos como "Olvide todo eso. No pasó nada. Su vida puede continuar como antes." Hay fenómenos tales, que el sujeto que tuvo que vivirlos, encontrará en el psicoanálisis, en la conversación singular con el psicoanalista, a propósito de lo que él ha atravesado recursos para orientarse en su existencia.

Jacques Munier: ¿Hay hoy una extensión cuantitativa de estas psicosis, de estas afecciones?

Éric Laurent: Si, según la opinión general. Hay una extensión cuantitativa. Hay menos neurosis clásicas.

Jacques Munier: ¿Menos histerias, menos neurosis obsesivas?

Éric Laurent: Si, o bien ellas toman otras máscaras. Es un debate. Hay un deslizamiento de la clínica. La clínica no está formada de especies biológicas darvinianas que existirían en un mundo a la Linné con la clasificación de las especies. Los biologicistas mismos critican la noción de especie justamente para poner más bien el acento sobre los procesos. La clínica se mueve por razones que son las del saber, las de la técnica. Es evidente que el impacto de los medicamentos, de los psicotrópicos creó un nuevo paradigma que desplazó a los antiguos paradigmas.

Jacques Munier: ¿Usted eventualmente los utiliza en las curas?

Éric Laurent: Por supuesto. La práctica psicoanalítica contemporánea está en un mundo donde el medicamento está omnipresente. Cada uno entre nosotros toma medicamentos para muchas cosas. Los sujetos que sufren pueden recurrir a estos medicamentos. Existe este punto en el saber pero hay también deslizamientos socioculturales. En nuestra sociedad la cuestión del padre se modificó de arriba a abajo. Podemos deducir de esto que si este horizonte del complejo de Edipo es fundamental, la noción del padre es sin embargo trabajada en nuestras sociedades de manera particular. El tema de la declinación de la autoridad es destacada, etc. Cada vez más, lo sujetos no tienen confianza en la tradición, en las maneras de hacer, en las costumbres. Esto da un cierto número de fenómenos que los sociólogos han aislado como la fatiga de sí, el crepúsculo del deber, que evocan los títulos de  los libros de Alain Ehrenberg y Gilles Lipovetsky. Este tipo de fenómenos que muestran los sociólogos acentúa el peso de reinvención que cada uno debe soportar.

Jacques Munier: Como si en esta sociedad de individualistas cada uno debiera crear su propio modelo…

Éric Laurent: Porque ella se sitúa de otra manera y procede por entrevistas, por el cuestionario, etc., la sociología es llevada a subestimar lo que podríamos llamar la locura o la incompletud del otro y los efectos que esto induce. No es solamente un efecto de fatiga y de depresión sino también un efecto de locura ordinaria. Es lo que el psicoanálisis aporta a este campo.

Jacques Munier: Entre la psicosis ordinaria y la locura ordinaria, no hay más que un paso a nivel de la expresión. En todo caso, esto plantea la pregunta de saber finalmente: "¿Quién es loco? ¿Qué es un loco?" Para responder a esto, Lacan preconizaba hacerse el "secretario del alienado".

(Jacques Munier lee a la audiencia un fragmento del Seminario Le sinthome)

¿A partir de qué momento se está loco? La cuestión vale la pena de ser planteada pero por el momento la pregunta que me planteo es esta. ¿Joyce estaba loco? ¿Loco, por qué después de todo Joyce no lo habría sido? Esto por la razón de que no es un privilegio, si es verdadero que en la mayoría  lo simbólico, lo imaginario y lo real están embrollados al punto de continuarse unos en los otros, a falta de la operación que los distinga.[…] Por esto mismo, no es un privilegio ser loco. […] ¿Por qué no concebir el caso de Joyce en los siguientes términos? Su deseo de ser un artista que ocuparía a todo al mundo, la mayor cantidad de gente posible en todo caso,¿ no es exactamente lo que lo compensa del hecho que, su padre no ha sido para él jamás un padre? […] ¿No hay algo como una compensación de esta dimisión paterna, de esta Verwerfung de hecho, en el hecho de que Joyce se haya sentido imperiosamente interpelado?

Lacan hace alusión a la Verwerfung, la forclusión del Nombre-del-Padre. Se trata de un extracto del seminario, Libro XXIII, Le sinthome, (1975-1976)

Éric Laurent: Estamos en el corazón de esta problemática. Lacan dice: "No es más un privilegio ser loco". Ciertamente, qué extraño privilegio! Es una voluntad de no abordar la cuestión de la locura a partir de un déficit sino a partir de un modo original de abordar el lenguaje. Se sabe que Joyce no presentó en su vida síntomas que hayan hecho necesario el recurso a la psiquiatría (desgraciadamente éste no ha sido el caso de su hija que pasó años internada en el hospital). Es en un continuum que la pregunta puede ser planteada, adecuadamente. Es la voluntad de Lacan de asir el inconsciente y sus modos de distribución en las categorías de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario. Resumamos: Lo imaginario, es el cuerpo; lo simbólico, son las palabras que se dicen; lo real, son los efectos que tiene el goce en el cuerpo, los acontecimientos que atraviesan este cuerpo que está tomado en una sustancia gozante. Se trata de asir esta distribución a partir de un modo de generalización suficientemente poderoso, que permita prescindir cualitativamente de la partición demasiado simple entre las categorías de la psicosis extraordinaria y neurosis estándar.

Jacques Munier: La cura es mucho más una cuestión de escucha e interpretación, lo que plantea también toda la cuestión del lenguaje. Lacan insistió mucho en ello. Usted evocaba que un cierto número de adelantos en el dominio de la biología, de la química de los medicamentos había hecho evolucionar nuestra mirada sobre la psicosis, pero hubo igualmente teorías del lenguaje y particularmente hoy, la pragmática, el análisis de los discursos. Esta evolución científica nos permite llevar otra mirada sobre la psicosis.

Éric Laurent: Hay también en la obra de Lacan un giro pragmático. Ponía el acento sobre los discursos que son la manera de hacer, que definen el sentido de las palabras, los usos en una sociedad dada más allá de la tradición. Al comienzo de los años setenta propuso cuatro discursos, que definió como discursos que se sostienen, modos estándar, más allá de la cuestión de las tradiciones, de establecimiento del broche entre las palabras y lo que estas quieren decir. Este giro pragmático es crucial para el programa de investigación de la psicosis ordinaria. Se trata de ver cómo los sujetos proceden para intentar hacer mantener juntos el parásito lenguajero que atraviesa su cuerpo y los acontecimientos extraordinarios que tienen que conocer llegado el caso. ¿Cómo hacer para mantener esto junto sin el sostén del discurso establecido? En la psicosis ordinaria, la pragmática está entonces en un primer plano. Es también la que nos permite separarnos del abordaje de la psicosis por el comportamiento o por un mismo comportamentalismo  psicótico por otra parte; en efecto, si las psicosis extraordinarias se revelaban por trastornos del comportamiento masivos, los comportamientos con los cuales tenemos que vérnoslas en la psicosis ordinaria, a menudo, no presentan nada de eso. Son más bien rarezas, estilo de vida particulares, invenciones. Querer tratar a partir del comportamiento puede producir fenómenos extraños, a partir del momento en que se deja caer la manera en la que se sujeto mismo se define, en el que habla de él y, hablando, se construye como sujeto en un mundo enteramente bañado por el lenguaje.

Jacques Munier: Los recientes estudios sobre la pragmática del lenguaje confluyen, especialmente en ciertos lingüistas después de Chomsky, en decir que en el fondo, uno jamás sabe lo que dice. Uno no puede saberlo más que por medio de la conversación, del intercambio lingüístico. La pragmática, este ha sido el caso para Lacan, aporta a la teoría psicoanalítica en un abordaje de la psicosis una luz importante.

Éric Laurent: Este abordaje es a la vez lingüístico y lógico. La formulación que usted marcaba que algunos proponen resumir,  la problemática de lectura escéptica de Wittgenstien que el filósofo americano Saul Kripke ha desarrollado mucho (se habla de la paradoja de Kripke), es que uno no sabe el sentido de una palabra, finalmente, más que en una estabilización de los usos y que es en vano querer definirlo por fuera de un espacio de conversación. Es a lo que la psicosis ordinaria invita justamente; sin acompañar al sujeto en grandes deconstrucciones, llegado el caso delirantes, que siguen siendo singulares, se trata de mantener una conversación sobre los acontecimientos de cuerpo que pudo encontrar y su grado de certeza, y esto sin reducir estos a comportamientos o al estilo de vida del sujeto en su particularidad, eventualmente bizarra.

Jacques Munier: Evocábamos la forclusión del  Nombre-del-Padre. Lacan subraya que esta forclusión desnuda la relación a la lengua. De allí la importancia del intercambio entre el psicoanalista y su paciente…

Éric Laurent: Porque la relación a la lengua es descarnada, en efecto. Es una variante del "a cielo abierto" que Freud había instalado. No hay más protección. No hay más las coberturas, no hay más las seguridades que daba el hecho de que las palabras quieren decir una cosa, porque en última instancia el padre lo dijo, en estas declinaciones del Nombre-del-Padre y de la tradición. Allí, hay una conversación que no debe  cerrarse en la clausura delirante sino permitir una apertura, un recorrido  sobre el sentido de la experiencia.

Trascripción: Marie-Christine Jannot
Traducción: María Inés Negri

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