Febrero 2008 • Año VII
#17
Misceláneas

Satisfacciones en el "Prefacio a la Edición inglesa del seminario XI"

Luis Erneta

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Lo Indecible II
100 x 140 cm
Diana Chorne

El comentario al pie de la letra del texto de Lacan resulta de un interés particular al ordenarse según el concepto de satisfacción. El inconsciente real se presenta como antinómico en relación a los embrollos que produce el inconsciente-saber. A su vez, el inconsciente-saber impide desembrollarse de la buena manera. Este desembrollo sólo es posible como correlato del saber hacer ahí. El texto explora cómo es posible concebir una satisfacción en relación a ese saber hacer ahí. Este breve texto de Jacques Lacan puede ordenarse siguiendo el empleo que Lacan hace allí de la noción o concepto de satisfacción. [1]

 

Preliminares

"Cuando el espacio de un lapsus ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación), tan sólo entonces se está seguro de que se está en el inconciente. Pero basta con que se le preste atención para que se salga de él." De modo atenuado, se adelanta la antinomia radical entre real y sentido que se planteará en el seminario 24. En este caso lo real es el inconciente, como dice un poco más adelante, con una salvedad: "sólo si se me cree al respecto." Ya que "el inconciente no es lo que se cree." Esta fórmula última sitúa ese creer en un "se" (on) impersonal; la primera involucra a Lacan en su persona, de modo definido. Tenemos así la opción: o el inconciente no es lo que se cree; o se le cree a Lacan y es real. Si uno cree a Lacan, si cree que su afirmación es una verdad, entonces el inconciente es real. Pero esto encuentra su límite, porque "queda que yo diga una verdad. Pero no es el caso: fallo (je rate)." Se puede extraer una primera conclusión: la afirmación del inconciente como real es una verdad fallida (raté). Lo real no soporta predicación que lo afirme como verdad, o interpretación – sentido. Es antinómico con ella. "No hay amistad que este inconciente soporte." ¿Entonces? Es un embrollo, que, curiosamente, "es satisfactorio por otras razones que formales." Tenemos así un embrollo que satisface a algo; pero del cual, parece, se quiere salir. Si no, ¿por qué no quedarse en él y conformarse con lo que ahí se satisface? ¿Por qué empeñarse en obtener cierto equilibrio? Porque hay, dice, cierta manera de lograr un equilibrio en ese embrollo. Esta cierta manera, que es satisfactoria, "sólo se da en el uso, en el uso de un particular." "Aquel que se llama en el caso de un psicoanálisis, (psic = o sea, ficción de) analizante."

Embrollo y uso pueden situarse, por ejemplo, por referencia a la clase del 11/1/77 del seminario 24 (inédito). Allí dice que hay algo, cierto saber en el inconciente, que al hombre "le es impuesto por los efectos de significante, y no está cómodo, él no sabe "hacer con" (faire avec) el saber. Es su debilidad mental, de la que no me exceptúo… porque tengo que vérmelas con el mismo material que todo el mundo, con este material que nos habita. Con este material, no se sabe hacer ahí (savoir y faire)." "Saber hacer ahí es otra cosa que saber hacer con – "saber hacer ahí" quiere decir "desembrollarse, pero sin tomar la cosa en concepto."

En el Prefacio no aparece el término síntoma, o sinthoma, o goce, pero puede conjeturarse con cierta seguridad que son términos latentes, del orden de la enunciación, en el escrito. Primer empleo, entonces, del término satisfacción. El segundo empleo aparece por referencia al final del análisis. "El espejismo de la verdad…no tiene otro término que la satisfacción que marca el fin del análisis." En el párrafo anterior llama al inconciente función. En lógica se emplea el término satisfacción, cuando un término satisface a la función. Puede presumirse, por lo antedicho, que esa satisfacción es tributaria de haber obtenido como resultado el desembrollarse, o sea, haber logrado "savoir y faire".

Tercer empleo: "Siendo la urgencia de dar esta satisfacción lo que preside el análisis, interroguemos cómo alguien puede consagrarse a satisfacer esos casos de urgencia." La urgencia cae acá también del lado del analista, urgencia en dar satisfacción a esos casos. Urgencia toma valor temporal, prisa antes que apuro, tiempo que hace falta para poder dar esa satisfacción. Dar, en este caso, no tiene que ver con ningún don. "Es éste un aspecto singular del amor al prójimo." El analista, entonces, ¿da lo que no tiene? Seguramente no. Tampoco lo que tiene. "Lo que se presenta al analista es algo diferente al prójimo: es todo lo que llega de una demanda que nada tiene que ver con el encuentro." "La oferta antecede al requerimiento de una urgencia que no se está seguro de satisfacer, salvo al haberla sopesado." El analista, en esta satisfacción que se consagra a dar, ¿de qué se satisface- si se satisface- él? Sólo de un acto, si este acto satis-face – guión que no es de capricho – lo mejor posible, la función que llamamos deseo del analista. Traducimos así – versión posible- ese "savoir y faire". A sabiendas de la imposibilidad de estar a la altura de ese acto, cuya eficacia no se corona con el éxito. Recordemos lo que llama acto exitoso en "Televisión". Lacan mismo, al final del Prefacio, prefiere estar a la altura de esos casos de urgencia.

El guión ubicado antes lo tomamos en préstamo de una frase de la reseña del Seminario "…ou pire." [2] Dice allí: "…resulta que el análisis invierte el precepto de: hacer bien y dejar decir, hasta el punto en que el bien-decir (bien-dire) satis-faga, ya que no hay sino el más-de-decir (plus-en-dire) que responda al no-suficiente (pas-assez)."

 

A modo de final

Sucede que satisfacer se compone de: facer – conservando el hacer en su escritura antigua – y satis, proveniente del latín "ad satis", que quiere decir: suficientemente. En el francés, este ad satis, de origen latino, deriva en "assatz", en el occitano o provenzal, dialecto del latín de la Galia, en el sur, llamado también lengua de oc (langue d’oc). Oc era el modo de decir sí. Lengua de trovadores, sofocada luego por el francés, donde sí es oui (antes oüil). En francés deviene assez. En castellano tenemos asaz, aunque caído un poco en desuso. De modo que el guión de Lacan en satis-faga no está ahí porque sí, sobre todo porque se conecta con el no-suficiente (pas-assez). Creemos que Lacan sabía todo esto y que se vale de esas resonancias de la lengua – la única en la que escribe – para producir cierto plus de goce del bien-dire.

No sería excesivo, nos parece, modular ese "savoir y faire", como "savoir y satis-faire". Que añade la satisfacción en el buen uso del acto, con las limitaciones del caso, o de los casos, según convenga.

Noviembre de 2007.

Luis Erneta es psicoanalista, AME de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana) y de la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis).
La traducción es nuestra.

NOTAS

  1. Lacan, Jacques. « Préface à l’édition anglaise du Séminaire XI », Autres écrits, Paris, Éditions du Seuil, 2001.
  2. Lacan, Jacques. Reseña del seminario "…ou pire". Autres écrits, Paris, Éditions du Seuil, 2001, p. 551.
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