Septiembre 2017 • Año XVI
#33
Freud y el malestar en la cultura

El malestar en la cultura actual

Luis Tudanca

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Muchacha en naranja
Oleo sobre lienzo - 60 cm x 50 cm
Año 2015

Introducción

Tomaré una vía para realizar mi comentario sabiendo que hay otras, no menos importantes.

Partiré de la definición que Freud da de la cultura sobre la que insiste en numerosos textos.

Abordaba la misma considerando que la cultura designa la suma de producciones e instituciones que sirven a dos fines: "proteger al hombre contra la naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí". [1]

Me aceptarán que esa última frase que Amorrortu traduce como "regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres" atañe al malestar en la cultura actual.

Me detendré un poco en esa definición pero adelanto que lo haré sólo para contar con elementos suficientes para interrogar cómo Freud intervenía en esa cuestión.

No me interesa tanto la descripción del malestar en la cultura como la manera en que Freud tomaba posición sobre ese tema cada vez que se le presentaba.

 

La cultura

Freud partía de la base que la comunidad, la aglutinación de los hombres en grandes unidades, tiene que tener mayor poder que el individuo.

Los ejemplos son simples: un vecino puede transformarse en enemigo o extranjero entonces… fracasó la regulación o los vínculos recíprocos.

Freud concluye: "esta sustitución del poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura", [2] y advierte que: "se necesitaría un equilibrio adecuado entre las reivindicaciones individuales y las colectivas". [3]

Mientras tanto va pasando revista sobre el fracaso de este ideal en: la natural aversión humana al trabajo, la felicidad como fenómeno episódico, la familia ‒que no está dispuesta a renunciar al individuo‒, el divorcio entre el amor y la cultura, y llega a una reducción increíble del tema diciendo que la fórmula "bastarse a sí mismo" es lo contrario de la cultura.

A poco de andar el proyecto fracasa ya que: "…existen dificultades inherentes a la esencia misma de la cultura e inaccesibles a cualquier intento de reforma". [4]

 

El malestar

Circunscripto que la cultura conlleva malestar, Freud invierte el eje de su demostración y pasa de la cultura al individuo.

Muy avanzado el texto, en su punto VI, en su primer párrafo nos dice: "Ninguna de mis obras me ha producido, tan intensamente como en esta, la impresión de estar describiendo cosas por todos conocidas, de malgastar papel y tinta, de ocupar a tipógrafos e impresores para exponer hechos que en realidad son evidentes. Por eso abordo con entusiasmo la posibilidad de que surja una modificación de la teoría psicoanalítica de las pulsiones, al plantearse la existencia de una pulsión agresiva, particular e independiente". [5]

Lo del entusiasmo de Freud es una concesión al lector porque enseguida agrega que las consideraciones que seguirán demostrarán que su esperanza es vana. ¿En qué basa entonces su insistencia?

Nos recuerda que "en la completa perplejidad de mis estudios iniciales (Amorrortu traduce desconcierto en lugar de perplejidad) me quedaba cierta convicción íntima, indemostrable". [6]

¿Sobre qué? Sobre la pulsión de muerte.

¿Qué demuestra este texto según Freud? La autonomía de la pulsión de muerte que constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura.

Esa es la "modificación de la teoría psicoanalítica de las pulsiones" que espera Freud y por lo que estudia el malestar en la cultura.

 

Tomar posición

Freud lo hizo en muchísimas oportunidades y nos dejó una enseñanza. Mencionaré algunas.

Con respecto a la guerra es lógico que después de escribir "El malestar en la cultura" afirme que la misma niega la cultura.

Pero su manera de argumentar es lo que me interesa. La pregunta que Freud se hace es si se justifica la indignación ante la guerra.

Y él reconoce que la respuesta le parece pobre, dice: "creo que la causa principal por la que nos alzamos contra la guerra es la de que no podemos hacer otra cosa". [7]

Freud agrega: "no se trata de una aversión intelectual y afectiva sino de una intolerancia constitucional". [8]

Con respecto a la educación y refiriéndose a la sexualidad infantil se pregunta ¿qué haría la cultura? Responde que "no se trata de yugularla ni de dejarla en completa libertad". [9]

Podría seguir pero prefiero resumir lo que llamé el tomar posición en pequeños detalles que aparecen a lo largo de toda su obra, a saber: Freud decía que prefería quedarse corto antes que pasarse, [10] que siempre debería haber interrogación, especialmente cuando planteó que el psicoanálisis no es una weltanschauung, que a veces se trata de "orientar la atención hacia otro estado de cosas", [11] que replicar, muchas veces, implica decir sí y no, [12] que se deberían evitar los sentimentalismos y restringirse a los argumentos, que conviene estar en contra de la instantaneidad del afecto.

Sólo indico algunas de sus ideas y concluyo este apartado con lo que Freud propone al final de "El malestar en la cultura" donde expresa que: "…habría que proceder (habla del psicoanálisis) con gran prudencia, sin olvidar que se trata únicamente de analogías y que tanto para los hombres como para los conceptos es peligroso que sean arrancados del suelo en que se han originado y desarrollado". [13]​

 

La regulación de las relaciones de Freud con sus discípulos

Me detendré brevemente en la relación Freud-Jung. ¿Cuál era la posición de Freud?

Si consideraba que tenía que decirle algo sobre la teoría de la libido hablaba de consideraciones y no de refutaciones.

Siempre ubicaba algún error y/o confusión de su lado antes de entrar en tema.

Así, por ejemplo, refiriéndose al último encuentro entre ambos, reconoce que le había reaparecido un síntoma: una jaqueca no sin contenido psíquico "un pedacito de neurosis de la cual se debería uno preocupar desde luego". [14]

En un segundo paso comienza un intercambio teórico en el que dice: "Voy adoptando lentamente postura con respecto a este trabajo (el suyo quiero decir, se refiere al trabajo de Jung) y ahora creo que nos ha hecho usted en él donación de un gran esclarecimiento, si bien no de aquel que usted pretendía. Parece ser que usted ha resuelto el enigma de toda la mística, que se basa sobre la utilización simbólica de los complejos puestos fuera de servicio". [15]

¿Cuál fue la respuesta de Jung?

Le contesta a Freud: "Yo he tenido que sufrir, con usted, por ese pedazo" Y agrega: "El hecho de que usted, precisamente, y perdóneme la irrespetuosa expresión, no desprecie poco, sino muchísimo mi trabajo, se desprende de su observación". [16]

Freud ya no puede mantener su cortesía pero algo intenta, le contesta: "…que cada uno de nosotros se ocupe más celosamente de la propia neurosis que la del prójimo". [17]

A lo cual obtiene de parte de Jung: "no soy en absoluto neurótico, gracias a Dios". [18]

Es muy importante la reflexión de Freud en la que fue su última carta a Jung en la que afirma que los psicoanalistas "estamos de acuerdo en que nadie debe avergonzarse de su porción de neurosis". [19]

Dejo a ustedes decidir si ésta anécdota es actual o no.

 

Lacan con Freud

Se pueden establecer líneas de encuentro entre Freud y Lacan en la perspectiva que he denominado "tomar posición".

Lacan lo hacía y era su manera de intervenir en el malestar en la cultura.

Podía explicar, por ejemplo, que la denuncia refuerza lo denunciado salvo que la misma esté sostenida de un medio decir.

Así lo hacía Lacan en temas que abordó sin eludir la responsabilidad del "actual" que lo atravesaba.

Siempre hubo un "no es eso" perturbador en sus comentarios sobre el malestar en la cultura y un intento de abordar los temas sostenido en lo que él mismo llamó un bien-decir.

Usó el enigma, puede ser, pero para escapar del sentido, la eficacia indirecta, tal vez, pero para evitar el cierre, el intervenir de costado, quizás, pero para eludir la confrontación directa. De esa manera leyó los síntomas en la cultura.

Miller lo siguió en eso por ejemplo cuando afirmó que es propio del psicoanálisis: "que el bien-decir se funde sobre el saber leer", [20] y lo llevó lejos al decir: "no se analiza con el sí o el no, es sí y es no, y es también ni lo uno, ni lo otro". [21]

Retomando, Lacan se interesó por la incompletud pero le opuso la inconsistencia, por la decisión pero advirtió sobre lo indecidible, por la demostración pero para cercar lo imposible.

Describió la lógica del todo y la excepción, pero le sumó otra lógica: la del no-todo.

De las muchas cosas que podrían decirse de esa otra lógica señalaré una sola característica que hace a nuestro tema: está regida por el pudor.

Pero no es el pudor reducido a un afecto subjetivo, no es eso lo importante. El pudor tiene en cuenta al otro, al semejante, es más, el pudor es tener en cuenta al otro.

Es por lo tanto lazo pero se ejerce sutilmente. Es detalle y silencio pero también medio-decir y acto.

Para concluir: de cómo se encarne en cada quién esta lógica que hace a la posición del analista inducirá la manera en que se toma posición en el malestar en la cultura actual.

NOTAS

  1. Freud, S., "El malestar en la cultura" (1930), Obras completas, Vol. III, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, p. 3033.
  2. Ibíd., p. 3036.
  3. Ibíd., p. 3037.
  4. Ibíd., pp. 3048-3049.
  5. Ibíd., p. 3049.
  6. Ibíd., p. 3049.
  7. Freud, S., "El por qué de la guerra" (1932), Obras completas, Vol. III, op. cit., p. 3214.
  8. Ibíd., p. 3215.
  9. Freud, S., "Análisis profano" (1926), Obras completas, Vol. II, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, p. 2932.
  10. Freud, S., "Aclaraciones, aplicaciones y observaciones", "Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis" (1932), Obras completas, Vol. III, op. cit., p. 3187.
  11. Freud, S., "El problema de la concepción del universo", "Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis", op. cit., p. 3198.
  12. Freud, S., "Análisis profano" (1926), Obras completas, Vol. II, op. cit., p. 2915.
  13. Freud, S., "El malestar en la cultura", op. cit., pp. 3066-3067.
  14. Freud, S., Jung C., "Carta del 29/11/12", Correspondencia, Taurus, España, 1978, p. 594.
  15. Ibíd., p.595.
  16. Freud, S., Jung C., Carta del 03/12/12, Correspondencia, op. cit., p. 596.
  17. Freud, S., Jung C., Carta del 05/12/12, Correspondencia, op. cit., p. 600.
  18. Freud, S., Jung C., Carta del 18/12/12, Correspondencia, op. cit., p. 607.
  19. Freud, S., Jung C., Carta del 03/01/13, Correspondencia, op. cit.
  20. Miller, J.-A., "Leer un síntoma", EOL Postal, 18 de julio de 2011.
  21. Miller, J.-A., Entrevista, El Caldero de la Escuela, Nº 16, EOL, Bs. As., 2011, p. 15.
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