Junio 2013 • Año XII
#26
EL SABER HACER DEL ARTISTA

Hipótesis para un hombre solo

Silvia Bonzini

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Obra conjunta de Francisco Hugo Freda y Matías Roth
Serie Lacan Freud
Fotografía digital intervenida - 2008

1.- Separar es crear

"El olor a trementina tiene un no sé qué de
místico, y la oscura franja de abetos que cierra el
cementerio separa un cielo refulgente de una tierra
dura… no es nada fácil pintar el cementerio"

Vincent van Gogh [1]

"Dios separó la luz de las sombras y nombró día a la luz y noche a las tinieblas", leemos en El Génesis sobre la creación. Nombrar es separar. Antes del acto creador no hay noche ni luz: separar es crear. Hay creación-separación en la constitución del sujeto, la hay -necesariamente también- en la realización artística.

Me valdré de algunos restos (Cartas a Theo, la serie de bocetos y oleos conocida como "Los Girasoles", alguna biografía de Gauguin) para construir una historia que sirva como andamiaje a la siguiente hipótesis: que la separación constituyente en van Gogh nunca se terminó de realizar; que la creación artística fue su manera de producir esa separación; que crear es separar y que el arte, en cada uno de sus actos y solamente en ellos, sana.

Dice la teoría psicoanalítica que la separación es, en la constitución del sujeto, el segundo movimiento de una pulsación temporal que se inicia cuando el significante opera en el cuerpo. Opera con el vacío, intersección de dos faltas de la que resultará el objeto a -representado por eso del cuerpo que se ha separado de él (pecho, heces, mirada, voz)- y que, habitando en el mundo, será causa de deseo. Así la creación conlleva esa falta, la envuelve, obra en derredor. La obra de arte también. Quien con ella interactúe se abre al vacío que la habita.

Es de acuerdo a una modalidad circular como las pulsiones se satisfacen: parten de una zona erógena, contornean al objeto a, retornan a la misma zona. Allí, en el cierre del circuito, se produciría la experiencia de satisfacción. Una modalidad es la sublimación, esa satisfacción "que no demanda nada a nadie" y encuentra su camino de manera directa, sin represión. Autista como todo goce, la sublimación, cuando se realiza en una obra de arte hace, sin embargo, lazo social. Ofrece una vía de hacer con el goce que conecta al Otro e impide la soledad de la locura.

"Tal vez si hubiera habido tinta en el Hotel Inglaterra no tendría usted razones para cortarse las venas" dice Maiacovsky en su poema a Sergei Esenin.

Dicen lo mismo y a su modo, Walter Benjamin, Alejandra Pizarnik, George Braque. Van Gogh lo dice en acto.

 

2.- Un mundo deshabitado

"…. mi gran anhelo es conseguir pintar tales
inexactitudes, tales anomalías, tales cambios de
la realidad, para que salgan, ¿por qué no?,
mentiras, si se quiere, pero más verdaderas que
la verdad literal".

Vincent van Gogh [2]

¿Separó Dios la luz de las tinieblas?

Van Gogh fue un hombre solo. Solo en su cuarto. Solo con sus cuadros. Sólo en sus cuadros. Con sus ojos. Con su clamor de hombre. El más dulce, el que más duele. El que puede ser escuchado sólo por otros hombres [3]. Van Gogh soñó un día en compartir con Gauguin casa y taller. El olor a trementina. La magra economía. El azulcielo de Arlés. Pintó las flores más bellas que haya podido pintar un hombre para otro hombre. Con pincel. Con espátula. Las hizo con las manos. Con los dientes. Por fin, él fue esos girasoles: en el ímpetu de los amarillos, en los intersticios del azul. Hasta allí llegaron los ojos de Gauguin. Pero no son sus ojos lo que espera Vincent, es su mirada la que vendría a decir que el cielo refulgente es otra cosa que la tierra dura.

¿Separó Dios la luz de las tinieblas? ¿El cielo de la tierra?

 

3.- Crear es separar

"trabajo todas las mañanas apenas se levanta el sol
porque las flores se marchitan enseguida".
"un acto y no una idea abstracta debe ser el resultado."

Vincent van Gogh [4]

Esta historia entre Vincent y Gauguin es una ficción. "Una mentira, si se quiere, ¿por qué no?, pero más verdadera que la verdad literal". Es literal –consta en Cartas a Theo- que Vincent se levantaba al alba para pintar girasoles, que incluyó lo que vio: nuevos o ya sin fuerzas para mirar el sol, que los hizo para su amigo Gauguin, que vivieron juntos, que la convivencia duró menos de dos meses y que la relación terminó cuando Vincent lo amenazó con la misma daga con la que luego se cortó la oreja. Es cierto también -hay pruebas- que los girasoles se marchitan.

Si la separación constituyente en Vincent nunca se terminó de realizar, la pintura fue durante diez años el delgado puente que tendió con el mundo. Vincent hizo al mundo. Cuadro a cuadro y cada vez. Pero al no encontrar la mirada que esperaba en los ojos de Gauguin, ésta le habría retornado como voz alucinatoria. Se separó de esa voz como pudo y cuanto pudo.

Era julio. "Un cielo de tempestad gravita encima. La tarde es hosca y glacial" [5]. Vincent van Gogh salió. Llevó consigo una tela y su paleta de pintor. La tela quedó vacía. Vincent no volvió. Sus restos yacen en la dura tierra del cementerio de Auvers-sur-Oise. "Los Girasoles" vive en Tokio.

NOTAS

  1. van Gogh, V.: Cartas a Theo, ed. Paidós, Barcelona, 2004, pag.118.
  2. van Gogh, V.: Cartas a Theo, op.cit., pag. 167.
  3. Pasini, D.: versión libre de su poema "Un decir se repite entre mujeres", en Un decir se repite entre mujeres, ed. Calidón, Bs. As, 1979.
  4. van Gogh, V.: Cartas a Theo, op.cit., pag.286 y 102.
  5. van Gogh, V.: Cartas a Theo, op.cit., pag.27.
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