Junio 2013 • Año XII
#26
EL CONCEPTO EN LA CLÍNICA

Una teoría atópica

Rose-Paule Vinciguerra

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Freud y su sombra y su sombra
Obra conjunta de Francisco Hugo Freda y Matías Roth
Serie Lacan Freud
Fotografía digital intervenida - 2008

Respuesta-pregunta

¿Basta con formarse en los conceptos de la teoría lacaniana para decirse lacaniano en tanto que psicoanalista? Por supuesto son esos conceptos fundamentales, "de base", los que nos pueden otorgar "la certeza de nuestra praxis" [1]. Pero si bien es cierto que la tijera del discurso analítico ha recortado ampliamente la experiencia analítica efectiva y que Lacan, con todo rigor, "inaugura el método de una teoría", se trata de una teoría tal que no puede "considerarse irresponsable de los hechos que se comprueban en una práctica" [2].

En la sesión del 14 de enero de 1975 del Seminario R.S.I., Lacan reformula esta exigencia de la teoría psicoanalítica y su responsabilidad: "lo que yo digo es un desbrozamiento que concierne a mi práctica, y que parte de esta pregunta -que no plantearía si no tuviera en mi práctica su respuesta- ¿qué es lo que implica que el psicoanálisis opera?" [3]. Se trata entonces, con ese desbrozamiento teórico, de hacerse responsable de lo que es dado como respuesta en la práctica.

Pero ¿qué entender aquí por "práctica"? La práctica no es la recolección de datos empíricos que exaltan un "inconsciente en su prima flor" [4] -lo que no es más que idealismo- o estarían incluso vaciados de "implicación de conocimiento" [5] -lo que desembocaría en un cierto positivismo. Lacan, por otra parte, ha operado a menudo "rectificaciones" de las observaciones clínicas cuando estas últimas estaban sólo destinadas a confortar una ideología teórica en curso, como habría dicho Althusser, o standards coagulados. Ha recusado así "el mapa forzado de la clínica" [6], "retraso del pensamiento en el psicoanálisis" [7] dice él. Hacer observaciones clínicas tiene, sin duda, valor de enseñanza sólo si el caso relatado ayuda a esclarecer al menos, de un modo particular, un punto teórico en el psicoanálisis, a fortiori cuando se trata de su propio caso.

Por supuesto, la práctica del psicoanálisis esta "fundada sobre un patetismo" [8] pero se trata de situarlo, y a este patetismo del sufrimiento que es dicho, se lo atrapa por la verdad. La neurosis es un "caso de verdad"[9], y es con la estofa de la verdad que el psicoanálisis opera. No con lo imaginario en juego en el yo del analista, ni en el del paciente: ese fue el primer desbrozamiento teórico de Lacan, reelaborando novedosamente el yo freudiano en tanto instancia. Es esto lo que un analizante que comienza a interesarse en el psicoanálisis aprehende a menudo primero de la práctica y la teoría de Lacan: este avance esclarece lo que comprueba como tope en la elucidación de su propio discurso.

 

¿Qué implica que el psicoanálisis opera?

Lacan dice, sin embargo, desbrozar vías para responder a una pregunta situada a nivel de la respuesta de la práctica. Posición paradojal en apariencia, pues ¿a quién le sirve una pregunta cuando la respuesta ya está dada?

Y en primer lugar, ¿cómo es posible la práctica analítica? La práctica del psicoanálisis realiza de entrada la experiencia que el lenguaje es "algo que incontestablemente se impone". Esta respuesta de la práctica prueba que hay un saber en lo real y que supera al sujeto. Éste funciona, dice Lacan, "sin que podamos saber cómo se hace la articulación en lo que estamos habituados a ver realizarse" [10].

En efecto, el saber inconsciente que Freud a descubierto no es "providencial, […] sino dramático [y] parte de un defecto en el ser" [11]. Además, el concepto es impotente para captar la particularidad de ese defecto. El concepto (Begriff, aquello por donde se atrapa algo) falla con lo real del cual se trata, y sólo se aproxima a la realidad, así hecho para atraparla, por un pasaje al límite [12] -lo que no carece de relación con el cálculo infinitesimal. Lacan, para decirlo todo, pone en evidencia el Begriff del discurso del amo. Al revés, la teorización en psicoanálisis parte de la inclusión de la falta [13].

Así, el desbrozamiento de Lacan alrededor de la pregunta "¿qué implica que el psicoanálisis opere?" no se reduce simplemente a saber cómo el psicoanálisis opera sino que se consagra, de manera decidida, a elucidar las condiciones de posibilidad de la intervención del psicoanalista en aquello que el lenguaje impone. Este desbrozamiento se atiene a aquello que, en la práctica que no opera más que por la palabra, se especifica por no operar "más que" por ésta. Nos encontramos aquí en presencia de una singularidad en la historia del pensamiento, una "atopía" [14]. Es por el acto, que subvierte un elemento, que se constituye lo que posibilita teorizarlo. O, para decirlo de otro modo, el desbrozamiento del inconsciente estructurado como un lenguaje y el de los conceptos fundamentales del psicoanálisis se efectúa sólo porque hay el acto analítico. Es por consiguiente una respuesta en la práctica la que abre la pregunta teórica.

¿Cómo caracterizar entonces este acto que, distinguiéndose de otros actos, incluso para a esclarecerlos, mantiene sin duda algún "eco de la Aufklärung" [15].

 

Partir del acto analítico

Si el acto analítico tiene este eco es que, en efecto, hace de la palabra un uso que "no está al alcance de todo el mundo" [16]. Como tal permite revisar "desde el inicio" [17] la estructura de la acción en general, siempre dividida entre aquello a lo que apunta y lo que produce. En efecto, el acto analítico tiene "de una manera bastante conforme a la estructura de la represión, una suerte de posición de costado" [18]. Así, se comprende que sea "en la práctica en primer lugar" donde el psicoanalista deba "igualarse a la estructura que lo determina" [19].

En la práctica entonces, el analista se inscribe en la estructura del inconsciente y tiene que "igualarse [ahí]", no "en su forma mental" [20], es decir con su inconsciente, sino "en su posición de sujeto […] inscripta en lo real", lo real de la estructura. La interpretación lacaniana clásica, a ese respecto, "no es de otro orden" [21] que el inconsciente, decía Jacques-Alain Miller en 1995. En su acto, el psicoanalista no piensa.

Así, es el acto quien revela las implicaciones de la eficacia del psicoanálisis. El acto analítico no se deduce de la teoría del inconsciente sino que, en tanto creación de palabra, hace existir el inconsciente estructurado como un lenguaje, o sea un real estructurado que tiene efectos; y al mismo tiempo permite cernirlo teóricamente.

Por lo tanto, este acto que interpreta al inconsciente corre el riesgo de no reenviar al sujeto más que al carácter inagotable de este inconsciente. Y es, sin duda, el por qué Lacan dice de este acto que el psicoanalista "lo niega, y deniega, y reniega" [22]. Pues no será jamás del todo eso, habrá siempre "equivocación" (méprise) y el psicoanalista no podrá sustraerse de las preguntas que entonces se le plantean bajo la forma de un "¿cómo ha operado eso?", pero también de un "¿qué seguridad tenemos de que no estamos en la impostura?" [23].

Es que, en efecto, a través de la lectura del inconsciente y del acto, en tanto que "incitación al saber" [24], lo real se revela en tanto excluido de lo simbólico y de todo efecto de verdad. Y lo real se presenta como goce, enigmático con respecto al inconsciente e incluso a sus contradicciones, indescifrable por el sentido.

Es entonces otra forma de acto que la que alimenta la producción significante, la que se impuso en la práctica de Lacan. Se trata, a partir de allí, de evitar la deriva del significante, de no agregar más y más saber homogéneo al inconsciente. A partir de acá, la práctica analítica se ha atenido a "cernir el significante como fenómeno elemental del sujeto" [25] e incidir en esta opacidad para reenviar al sujeto a un enigma, el de una letra, a reenviarlo también a un: ¿por qué hay eso, "esa" cosa, más bien que nada? Remitiendo al sujeto a una cierta ininteligibilidad del sentido, se trata -para decirlo todo- de "oponerse" al inconsciente, de operar un "desanálisis" -como lo había dicho un día Lacan a alguien que, por haber estado embrollado en sus análisis anteriores, había recurrido a él.

La teoría de Lacan que elabora esta revisión no es entonces un nuevo paradigma del psicoanálisis que tornaría más compleja la instancia de lo simbólico descubierta por Freud. Ella teoriza a partir del nudo de lo simbólico y lo real, tomando en cuenta lo real como aquello que resiste radicalmente a lo simbólico. En ese sentido, "en todo un aspecto, la enseñanza de Lacan es una defensa contra lo real" [26] ha podido decir J.-A. Miller.

 

El analista "partenaire-real"

Sin embargo, el avance de Lacan en su práctica lo lleva a constatar que, en la cura conducida hasta su término, algo resiste a la curación -como también Freud lo había referido. Pero esto no depende del fracaso de la castración definido por Freud en "Análisis terminable e interminable" [27], ni de los restos sintomáticos relativos a un imposible de lo que puede esperarse de la simbolización en un análisis, sino de un sinthome. Es decir, de una experiencia de goce reiterándose sin otra variación que aquella que se produce en el límite de la incidencia de lalengua sobre el cuerpo ¿Cómo orientar la práctica a partir de esta presencia de una respuesta que existe sin pregunta? No se trata ya de desciframiento, ni incluso de oponerse al inconsciente, sino de confrontarse con la recidiva de lo real, fuera de sentido radical.

Es lo real como sin ley lo que Lacan reconoce entonces, y se trataría que el analista pueda estar en el lugar de ese trauma del sinthome "que hay" de manera reiterada. No se trataría ya, solamente aquí, que el analista esté en la posición del padre traumático como aquel que, en la cura, reproduce la neurosis que el padre traumático produjo "inocentemente" [28]. Ni solamente que el analista sea ese "partenaire que traumatiza el discurso común para autorizar el otro discurso del inconsciente" [29]. Más bien se trata de operar un "contra-análisis" después del "desanálisis". "Es eso", enunciaba a veces Lacan antes que el analizante hubiera dicho una sola palabra. Más allá de la división enunciado-enunciación, tornándolos "indivisibles" [30], ese "es eso" hacia presente un lugar de "Ya-Nadie" [31] tornando vana la interpretación. Se trataba entonces de existir en tanto que analista "partenaire-real" [32]

A partir de allí, la teorización de Lacan ha avanzado hasta los confines mismos a donde su práctica lo había conducido. Si Lacan a podido teorizar Haiuno (Y´a d´l´Un) y, por lo tanto, el sujeto del inconsciente mismo como hipótesis, es haber cernido el síntoma como siendo ya respuesta de lo existente [34].

Práctica y teoría, de ahora en adelante, sin sublimación [35], como J.-A. Miller lo ha avanzado recientemente. Cuando "lo real [contingente] pasa por encima de lo simbólico" [36], ¿es que aún la x del deseo del psicoanalista está concernida? Cuando se comprueba que más allá incluso de lo imposible de elaborar hay un imposible a negativizar, ¿no es entonces que opera un aún más radical tomar acto de lo que existe? ¿No es eso, entre otras cosas, lo que Lacan ha teorizado como el nudo borromeo? ¿Aún antes que toda teorización como defensa contra lo real?

La teoría de Lacan es atópica. Ha intentado algo que va "más lejos que el inconsciente" [37] sin renunciar por lo tanto a la poesía como horizonte de la interpretación ¡Seguramente, como lo dijo una vez, él no tenía con la teoría ninguna relación de posesión!

Publicado en La Cause du Desir. Nouvelle revue de psychanalyse N° 80: "Du concept dans la clinique", Navarin Éditeur, París, 2012
Traducción: Claudio Godoy | Revisión: Federico Ossola

NOTAS

  1. LACAN, J.: El Seminario. Libro XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1995, p. 271
  2. LACAN, J.: "La equivocación del sujeto supuesto saber". En Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 357.
  3. LACAN, J.: El Seminario. Libro XXII: "R.S.I.", clase del 14 de junio de 1975. En Ornicar?, n°3, mai 1975, París, p. 97.
  4. LACAN, J.: "La equivocación del sujeto supuesto saber", op. cit., p.352.
  5. Ibid. p. 353.
  6. LACAN, J.: "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano". En Escritos 2, Siglo XXI, México, p. 780.
  7. LACAN, J.: "La equivocación del sujeto supuesto saber", op. cit., p.359.
  8. LACAN, J.: El Seminario. Libro XXI: "Los no incautos yerran", clase del 21 de mayo de 1974, inédito.
  9. Ibid., clase del 12 de febrero de 1974.
  10. Ibid., clase del 21 de mayo de 1974.
  11. Ibid.
  12. Ibid., clase del 20 de noviembre de 1975.
  13. Cf.: LACAN, J.: "La equivocación del sujeto supuesto saber", op. cit., p. 357.
  14. Ibid., p. 358.
  15. LACAN, J.: El Seminario. Libro XV: "El acto analítico", clase del 24 de enero de 1968, inédito.
  16. Ibid., clase del 28 de febrero de 1968.
  17. LACAN, J.: El Seminario. LibroXIV: "La lógica del fantasma", clase del 12 de abril de 1967, inédito.
  18. Ibid., clase del 8 de marzo de 1987.
  19. LACAN, J.: "La equivocación del sujeto supuesto saber", op. cit., p. 358.
  20. ibid.
  21. MILLER, J.-A.: "La interpretación al revés". En Entonces: "Sssh…", Eolia Barcelona-Buenos Aires, Barcelona, 1996, p. 11.
  22. LACAN, J.: "Carta al diario Le Monde", carta del 24 de enero de 1980. En Escansión N° 1, Nueva serie, Ed. Manantial, Buenos Aires, 1989, p. 22.
  23. LACAN, J.: El Seminario. Libro XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p.271. A contrario, se puede ver bien cómo puede insinuarse la tentación de eludir esas preguntas replegándose en ceremonias", en consejos prácticos o recurriendo a las soluciones ready-made del conductismo, hasta lo "todo genético".
  24. LACAN, J.: El Seminario. Libro XVI: "De otro al otro", Paidós, Buenos Aires, p. 312.
  25. MILLER, J.-A.: "La interpretación al revés", op. cit., p.11.
  26. MILLER, J.-A.: L´orientation lacanienne "L´Être et l´Un", enseñanza pronunciada en el marco del departamento de psicoanálisis de la universidad de París VIII, clase del 9 de febrero de 2011, inédito.
  27. FREUD, S.: "Análisis terminable e interminable". En Obras Completas, Amorrotu, Buenos Aires, T. XXIII.
  28. LACAN, J.: El Seminario. Libro XIX: "…o peor", Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 150.
  29. LAURENT, E.: "El tratamiento de la angustia post-trumática: sin estándares, pero no sin principios". En Lost in cognition,Colección Diva, Buenos Aires, 2005, p.134.
  30. MILLER, J.-A.: "Todo el mundo es loco II". En Lacaniana. Revista de Psicoanálisis, N° 11, octubre de 2011, EOL, Buenos Aires, p. 25.
  31. MILLER, J.-A.: Ibid.
  32. Cf. LAURENT, E.: .: "El tratamiento de la angustia post-trumática…", op. cit., p. 134.
  33. Cf. LACAN, J.: El Seminario. Libro XIX: "…o peor", op. cit.
  34. Cf. MILLER, J.-A.: L´orientation lacanienne "L´Être et l´Un", op.cit., clase del 9 de febrero de 2011.
  35. Ibid., clase del 25 de mayo de 2011.
  36. LACAN, J.: El Seminario. Libro XXII: "R.S.I.", clase del 14 de enero de 1975, op. cit., p. 103.
  37. LACAN, J.: El Seminario. Libro XXIV: "L´insu que sait de l´une-brevue s´aile à mourre", clase del 16 noviembre de 1976, inédito.
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