Junio 2013 • Año XII
#26
Virtualia #26

Editorial: Límite

Claudio Godoy

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Dreams walls, 2013
Marta Minujín y Rogelio Polesello
Acrílico tallado, cotín, pintura flúo, y laca. 43 x 37 x 30 cm.
Ro Galería de arte. Cortesía de fundación ArteBA,
Edición 22, 2013.

Límites, bordes, fronteras, litorales... ¿quién los ha interrogado más que Jacques Lacan? Y esto no se reduce sólo a su enseñanza, también incluye lo que la precede. En especial con respecto a un "limite", el que hay entre síntoma y creación, ese que él mismo destaca en "De nuestros antecedentes" al decir: "…la fidelidad a la envoltura formal del síntoma, que es la verdadera huella clínica a la que tomábamos gusto, nos llevó a ese límite en que se invierte en efectos de creación" [1]. Huella clínica que había recibido de su maestro Clérambault, lo condujo -a partir del caso Aimée de su tesis- a Freud. Su fidelidad a ella lo lleva a un límite, a una interrogación por la relación entre el síntoma psicótico de Aimée y los "efectos literarios" [2] de su escritura.

Era, sin duda, una temática que no resultaba ajena al ámbito cultural en el que estaba inmerso: el surrealismo. Para aquellos que lo habitaban la relación entre "genio" y "locura" resultaba una inquietud viva. No dejó indiferente al joven psiquiatra. Ese interés no sólo se reduce a su tesis, sino que también se percibe en su trabajo –poco conocido aún- de 1931, "Escritos inspirados: esquizografía"[3], evocado 44 años después -no casualmente- en su Seminario 23: El sinthome [4]. La pregunta ahora es: "¿De qué modo el artificio puede apuntar expresamente a lo que se presenta primero como síntoma? ¿Cómo el arte, el artesanado, puede desbaratar, si puede decirse así, lo que se impone del síntoma?"[5]. Claro que lo que indaga en ese momento, en aquello que primero se presenta como síntoma, no es sólo su envoltura formal sino la opacidad del goce que reviste, pero aún así se capta la afinidad de las interrogaciones. Es porque la fidelidad a aquella huella clínica lo confrontó, en el límite de su envoltura significante, con la fijeza del goce que encierra.

Joyce, "un hombre de saber hacer, lo que se llama un artista" [6] le señaló el camino. Uno que le permite reformular su concepción del fin del análisis a partir de confrontarse con el borde de lo más singular e incurable del síntoma de cada uno. Orientación que tiene un valor transclínico, que va más allá de la distinción entre neurosis y psicosis: porque es el ser hablante, en tanto tal, quien no sabe hacer con ese material que lo parasita. Se embrolla con el sentido que teje, se extravía cuando sus defensas revelan su fragilidad o impostura. Es el Lacan post-joyceano de sus últimos seminarios, el que tensa al máximo la oposición entre real y sentido, quien hace del saber hacer ahí, en ese "límite" mismo, una operación decisiva de la experiencia analítica.

"Saber hacer ahí es otra cosa que saber hacer –eso quiere decir arreglárselas (se débrouiller), pero sin tomar la cosa en concepto" [7] señalaba Lacan, agregando así una crucial precisión en su elaboración de este término, que se abre paso entre los seminarios 23 y 24. La expresión francesa savoir y faire ha sido traducida, generalmente, de un modo más literal, como "saber hacer ahí". Más recientemente ha sido vertida –quizás con más acierto- como "saber arreglárselas". No deja de evocar también, a aquellos que somos de lengua castellana, el "darse maña", que implica ingeniarse, suplir con cierta habilidad la falta de medios adecuados para hacer algo. Expresión que guarda una evidente afinidad con el bricoleur francés.

El "saber hacer" concierne a un saber práctico. Es una técnica que, si bien no posee una teoría muy elaborada, es enseñable por la práctica, tiene sus reglas; el "saber arreglárselas", por el contrario, plantea un límite que no se atraviesa: el de lo que escapa a la captura conceptual. Tal como lo destaca J.A. Miller: "El saber arreglárselas… surge cuando la cosa de la que se trata conserva algo imprevisible… En el saber hacer la cosa está domesticada, es sumisa, mientras que en el saber arreglárselas sigue siendo salvaje, indómita" [8]. Precisamente un concepto funda un universal. Así un carpintero, por ejemplo, "sabe hacer" con todo aquello que resulte comprendido en el concepto "madera". Por el contrario, "arreglárselas" concierne –para Lacan- a lo que no entra en universal alguno, a lo no conceptualizable. Se trata de lo más singular del síntoma de cada uno. Ese límite indomable de lo incurable abre la pregunta por el uso posible para eso irreductible ¿Cómo hacer con aquello que "hay" como consecuencia de la ausencia de relación sexual? Allí donde no hay un camino recto al objeto adecuado sólo queda arreglárselas con su torsión más propia. Se perfila así una pragmática que no se confunde con el pragmatismo "americano", ese nominalismo ficcional para el cual todo se reduce al semblante. Se trata -como podrá leerse en este número- de un pragmatismo "real".

En esta entrega de Virtualia el lector encontrará diversas perspectivas sobre este límite. Desde la interrogación por la relación entre los conceptos, la clínica y lo que de ella escapa a la captura conceptual, pasando por lo que los artistas saben hacer con él, o por los modos -que encierran su misterio- de darse un cuerpo. Porque, para el parlêtre, los órganos le hacen problema y no es obvio que se ordenen en un cuerpo. O porque lo femenino y el no-todo nos interrogan por su estatuto, por el más allá del Edipo, hoy más que nunca. O porque las soluciones tradicionales, sostenidas en el padre, zozobran abriendo paso a soluciones e invenciones cuyos síntomas por venir habrá que saber leer.

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Agradecemos, especialmente, a todos los artistas que han colaborado con sus obras para la edición de éste número así como también la gentileza de ArteBA fundación.

NOTAS

  1. LACAN, J. (1966): "De nuestros antecedentes". En Escritos 1, Siglo XXI, México, 1984, p. 60.
  2. LACAN, J. (1966): ibid.
  3. LACAN, J. (1931): "Écrits "inspirés": schizographie". Escrito en colaboración con LÉVY-VALENSI, J. Y MIGAULT, P., publicado en Annales Médico-Psychologiques en 1931, T. II, p. 508-522. También fu reeditado como anexo a la edición francesa de la tesis De la psychose paranoiaque dans ses rapports avec la personnalité, Seuil, París, 1975.
  4. LACAN, J. (1975-1976): El Seminario. Libro 23: "El sinthome", Paidós, Buenos Aires, 2006, p.76. Allí afirma: "…comencé de este modo, y por eso no he de sorprenderme demasiado por verme confrontado con Joyce".
  5. LACAN, J.: ibid., p. 23.
  6. LACAN, J.: ibid., p. 116.
  7. LACAN, J. (1976-77): El Seminario. Libro 24: "L´insu que sait de l´Une-bevue s´aile a mourre, clase del clase del 11 de enero de 1977, inédito. Las itálicas son nuestras.
  8. MILLER, J.A. (1996-97): El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidós, Buenos Aires, 2005, p. 443.
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