Diciembre 2013 • Año XII
#27
DEBATES

Feminización del mundo vs. Posición femenina

Gabriela Camaly

Bajar este artículo en PDF

Ricardo LahamRelaciones IV, 1979
Acrílico sobre tela. Jacques Martinez. Gentileza arteBa fundación.

1. Reflexión sobre la feminización del mundo

En el '67, en el discurso de clausura de las jornadas sobre psicosis infantil organizadas por M. Mannoni[1], Lacan anticipó la segregación naciente como el efecto directo del movimiento de sustitución del antiguo régimen paterno por otro que destituye al lugar del gran Otro en la cultura; la función del padre que limita el goce y preserva para la vida garantizando los lazos, desfallece. Se trata de una "subversión sin precedentes". Como consecuencia los modos de goce no encuentran el límite que imponía el orden simbólico ordenado a partir de un Otro consistente. Se presenta entonces un empuje a la realización más directa de los goces, sin los velos del semblante.

Sin embargo, recordemos con Lacan que "la gula del superyó"[2] que siempre exige goce es estructural y no producto de la civilización; es lo que Freud nombró como "el malestar de la cultura", presentándolo como un síntoma. Y es también lo que Lacan mismo denominó como "el desvarío de nuestro goce" que se instala en la civilización y en sus lazos, el cual no puede ser localizado más que como plus de gozar.

En el inicio del curso El Otro que no existe y sus comités de ética[3] de J.-A. Miller, en colaboración con E. Laurent, está planteada la cuestión del sin límite de goce femenino como paradigma respecto de la época actual. E. Laurent señala allí que a Freud se le ha escapado lo concerniente al goce femenino en tanto tal, caracterizado por Lacan por su imposibilidad de localización y su condición no contabilizable, y señala su consonancia con el goce ilimitado de la época, goce que por no tener medida exige cada vez el sacrificio mismo de las condiciones de la vida y alcanza cada vez más las formas de lo insoportable. En este sentido, surge allí la expresión "feminización del mundo"[4] para interpretar lo que la época sintomatiza.

Sin embargo, hay una doble perspectiva en juego. Por un lado, se trata del ascenso de las mujeres en la carrera social y la existencia de algunas "mujeres de hierro" que se erigen en el lugar del Otro en la cultura, lo cual no es otra cosa que el llamado a la función del padre, renovado en la actualidad. Por otro lado, E. Laurent ubica a las mujeres como aquellas más sensibles al significante del Otro que no existe y mejor posicionadas para encontrar un saber hacer con la época ya que su relación a los ideales es más lábil que para los hombres. En este sentido, la feminización del mundo no tiene sólo que ver -para el psicoanálisis- con el auge de las mujeres al poder y el empuje al "sin límite", sino también con la posibilidad de saber hacer con el S(), es decir, con la inexistencia del Otro para nombrar el goce. Miller agrega que tal vez ellas están entonces, por su íntima relación al no-todo, más cómodas con la época… y, podemos agregar, mejor orientadas.

Propongo entonces distinguir entre: la posición femenina planteada por Lacan en el Seminario 20 -donde presenta las coordenadas precisas de la subjetivación femenina de la castración y de la relación posible a un goce suplementario por el cual ella se inscribe no-toda en relación al falo-, por un lado, y el empuje a la feminización del mundo articulado al goce sin límite y sin medida que nuestra época encarna, por el otro.

 

2. Puntuaciones sobre la sexuación femenina

Sabemos que para Freud la salida normal al drama edípico femenino es a través de la aceptación de la castración y la producción de la ecuación simbólica pene-niño que se sostiene en la lógica fálica. También en Lacan encontramos que la relación de una mujer a un hombre se inscribe en la lógica fálica, ya sea consintiendo a ser tomada como objeto de su deseo, como haciéndose dar por el hombre esos objetos a de lo cuales ella se ocupará maternalmente.

Al situarse una mujer como objeto del deseo, y en la medida en que consiente a ser tomada por como síntoma de un hombre -funcionando allí como semblante del objeto del deseo-, la mascarada femenina es una solución posible a la no relación sexual para ambos sexos. Dice Lacan en Televisión que ella "más bien se prepara para que la fantasía del hombre encuentre en ella su hora de verdad"[5].

Lacan se separa radicalmente de Freud al formalizar en el Seminario 20 que esta relación de la mujer a la función fálica -que comparte con el hombre- no la define en tanto tal, y al articular que en la singularidad de la posición femenina hay en juego un imposible de saber que concierne al goce. Si bien la mascarada femenina cumple una función esencial en la comedia de los sexos, es a la vez el signo del rechazo de las mujeres respecto de lo más íntimo -y a la vez lo más hétero- de la feminidad[6]. Ella se propone como objeto de deseo identificándose con el falo. De esta manera se segura un ser hecho de semblante, articulado al significante fálico y a la demanda del Otro. Pero esta operación presentifica, a la vez que vela en el mismo movimiento, lo que Lacan llama "su profunda verwerfung"[7] de aquello que la habita, rechazando la singularidad de su goce. Conocemos en la clínica la inhibición, los síntomas y la angustia femenina que este rechazo produce.

Pero hay que agregar que el rechazo a la feminidad no es privativo del género femenino sino que es estructural[8]; hay un "para todos" de este rechazo en tanto la dimensión femenina de la relación al goce confronta a unos y a otras con el agujero que implica la no relación sexual. Es otro modo de decir que no se puede hacer Uno ni con el Otro ni con el objeto.

 

3. La dualidad del goce femenino [9]

Esta dualidad, determinada por la relación al goce fálico y a su vez por la relación a un goce suplementario al mismo, está anticipada por Lacan en el Seminario 19[10], en el mismo momento de su enseñanza en el que elabora que el Otro no existe y lo que existe es el Uno de goce, sin Otro y sin representación posible. Según Miller, lo que abre el camino a la última enseñanza de Lacan es el goce femenino que Lacan encuentra como obstáculo ya que se trata de un goce que "se rehúsa a entrar en razones"[11], en la medida en la que hay algo que habita a una mujer que escapa a la castración que impone el lenguaje sobre el cuerpo. En el Seminario 20 Lacan afirma que "La mujer" no existe y escribe la posición femenina con el matema "La̸", definiendo su posición por estar no-toda inscripta en la función fálica. Este goce femenino, "Otro" respecto del falo, se define por su infinitud.

La dificultad radica en comprender que no se trata de un goce complementario respecto del falo sino que, inversamente, no completa al sujeto femenino sino que la divide. Ya en el 58[12] Lacan ubicaba la función de relevo que puede tener un hombre para una mujer en cuanto ese encuentro le permita a ella, a veces, convertirse en "Otra para sí misma" tanto como lo es para él, por la experiencia no sólo del goce sexual que afecta al cuerpo vivo sino, más allá, por el encuentro con su propia ajenidad.

Esta dualidad del goce femenino Lacan la formaliza indicando que no hay un saber articulado en el inconsciente que permita definir en qué consiste ese goce en más. Dice Lacan: "Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso sí lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas"[13]. Por estar sujeta al Otro al igual que el hombre, la presencia de este goce sin inscripción simbólica, le impide reconocerse y representarse en el Otro ya que no corresponde ni a la identificación fálica ni a la maternidad. Consentir al mismo sería la vía posible por la cual un ser hablante del género femenino advenga a una posición femenina.

 

4. La lógica femenina que conviene, reverso de la feminización del mundo

El empuje a la feminización del mundo o bien "la aspiración contemporánea a la feminidad"[14], tal como enuncia Miller, es un modo de nombrar el empuje ilimitado de la pulsión en esta época que no cuenta con la consistencia simbólica del Otro, así como también el hecho de que, ante el desfallecimiento de los semblantes del padre, sean algunas mujeres las que están empujadas a ocupar su lugar encarnando la ley de hierro.

La época actual, que no es la de Freud ni la de Lacan, nos obliga a un esfuerzo de lectura de los modos de presentación del goce contemporáneo , pero la época también obliga a encontrar otros modos de tratamiento posibles cuando no se cuenta con la consistencia simbólica del Otro. Esto afecta de manera directa a la práctica del psicoanálisis y de la interpretación. Es el cambio de brújula anticipado por Lacan en su tiempo, y sobre el que actualmente Miller hace hincapié.

Este movimiento no sólo implica un exceso de goce que no hace las cuentas con la castración simbólica sino también, y en su reverso, los diferentes modos posibles de inscripción, de nominación y de reconocimiento de las formas de goce que afectan al cuerpo de los seres hablantes, obteniendo una inscripción social. Hoy esto es posible.

Hoy es necesario leer las coordenadas actuales del goce y del deseo para poder alojar y orientar a los sujetos en el tratamiento de los goces que no están -ni estarán- afectados por la referencia al Otro, pero que no dejarán de insistir bajo las formas del síntoma.

Finalmente, en el caso de las mujeres, se tratará de como cada una, una por una, se las arregle con el goce femenino, es decir, de cómo se inscriba la relación singular al goce suplementario, al goce fálico y a la inexistencia de la relación sexual, lo cual le permita no sólo entrar en relación al deseo de un hombre sino al propio deseo puesto en juego. En el caso de los hombres se tratará en cambio de cómo cada uno se las arregle en el encuentro contingente con una mujer, por un lado, y con el goce indecible de su síntoma por el otro. En ambos casos se tratará de hacer caer la barradura sobre creencia en el "todo del género femenino". Para él y para ella se tratará de ir más allá de la creencia compartida en la existencia de "La mujer"[15] -uno de los nombres del padre-, creencia fundamental del neurótico que conlleva al rechazo estructural de la feminidad.

Esto implica una orientación de la cura que permita, para unos y para otras, ir más allá del fantasma que siempre se sostiene en la lógica fálica y en la construcción de la trama edípica, por la vía del encuentro con un goce indecible, que no tiene nombre pero que puede ser tratado.

Aislar la presencia del goce en su contingencia, por los derroteros de un análisis, permite la inscripción de la barradura del Otro y, como consecuencia de la inscripción de lo imposible de la relación sexual, entonces, una salida posible por la lógica que implica el lado femenino de las fórmulas de la sexuación. Este lado de las fórmulas abre el espacio para que sea posible arreglárselas con lo innombrable del goce, siempre Otro. Es lo que Miller llama, en su curso del 2011, una orientación del análisis que conduzca a "que el ser hablante le diga sí a la feminidad"[16].

Enero 2013

NOTAS

  1. Lacan, J., Alocución sobre las psicosis del niño, 22 de octubre de 1967 en Otros Escritos, Ed. Paidós, p. 383
  2. Lacan, J., Televisión, en Radiofonía y Televisión, 1973, ed. Anagrama
  3. Miller, J.-A. , El Otro que no existe y sus comités de ética, en colaboración con E. Laurent, ed. Paidós, p. 27
  4. Ib. anterior, capítulo V: "Lo real y el sentido", p 107 -109
  5. Lacan J., Televisión, 1973, en Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión, Ed. Anagrama, 1977, p.128
  6. Lacan J., La significación del falo, en Escritos 2, ed. Paidós, p. 674.
  7. Lacan J., El seminario 5, Las formaciones del inconsciente, ed. Paidós, p.358
  8. Miller, J.-A., curso sobre el ser y el Uno, 2011, inédito, curso del 9/2/2011
  9. Retomo aquí las elaboraciones presentadas en un trabajo de mi autoría, La dificultad del advenimiento a la posición femenina, publicado en el libro No locas-del-todo, Compiladoras Alejandra Glaze y Leticia Acevedo. Grama ediciones, 2012, Buenos Aires.
  10. Lacan J., El seminario 19, … o peor, ed. Paidós, p. 101
  11. Miller, J.-A., curso sobre el ser y el Uno, 2011, inédito, curso del 2/3/2011
  12. Lacan J., La significación del falo, op. cit.
  13. Lacan J., Seminario 20, Aún, op. cit., p. 90
  14. Miller, J.-A., curso sobre el ser y el Uno, 2011, inédito, curso del 9/2/2011
  15. Laurent, E., Conferencia ¿Un nuevo amor para el siglo?, en El Caldero nº 18, Nueva Serie, publicación de la EOL, 2012
  16. Miller, J.-A., curso sobre el ser y el Uno, 2011, inédito, curso del 9/2/2011
El Caldero Online Cuatro+Uno EntreLibros
La Red PAUSA ICdeBA IOM2
EOL Wapol FAPOL Radio Lacan