Julio 2014 • Año XIII
#28
Límites y dificultades en la práctica

Diagnóstico: entre poesía y experiencia

Marita Salgado

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Guillermo Belaga - Sin título
2013 - Técnica mixta s/papel (detalle)

Desde sus comienzos la Obra de Freud y la enseñanza de Lacan, se orientaron hacia situar el diagnóstico en psicoanálisis, término que también desde el inicio se encontró rebasado por la experiencia analítica.

Ya en el Seminario 3, Lacan sitúa la experiencia Freudiana y nos dice, "no es una experiencia pre-conceptual, no es una experiencia pura. Es una experiencia estructurada por algo artificial que es la relación analítica, tal como la constituye la confesión que el sujeto hace al médico…, para comprender cualquier cosa de la experiencia analítica siempre les machaco deben haber reconocido: lo simbólico, lo imaginario y lo real". [1] Agregando 18 años más tarde, "aquello que constituye el fondo de nuestra experiencia, es la estructura misma del inconsciente". [2]

Una cita de Lacan, produce enigma, así refiriéndose a los tipos de síntomas que equipara a los nudos, se pregunta: "hay una clínica, una clínica que es de antes del discurso analítico, porque Freud él la heredó. ¿El análisis, el discurso, la idea de síntoma como nudo, arroja luz a esa clínica de antes?..., no hay certezas pero basta con que algo sea seguro". [3]

La respuesta se encuentra en la pregunta, ya que el análisis, el discurso, el síntoma como nudo, son los movimientos que produjo el psicoanálisis orientado por lo real, sin las certezas absolutas de la ciencia, pero con la seguridad de la experiencia.

Esa clínica de antes, que precedió a Freud, desde Pinel, Clerambault, Charcot, Bleuler y otros, clínica de la mirada en la que predominaba el diagnóstico, fue a partir de Pinel una clínica de rupturas y esclarecimientos e inscribió en Freud, desde aquello que dejaba escapar Charcot en unas frases al margen, un deseo que dio lugar al descubrimiento freudiano: el psicoanálisis y su experiencia.

A partir de allí, la luz que arroja la clínica de antes es aquello que etimológicamente se refiere al diagnosticar: discernir, decidir, zanjar, reconocer un síntoma entre otros signos, juzgar de qué se trata y decidir. Pero la experiencia trasciende al diagnóstico, la clínica de antes verifica que hay tipos de síntomas, aunque el advenimiento del discurso analítico, arroja la luz de lo singular al tipo clínico.

Desde Freud el diagnóstico se plantea, a partir del síntoma, sus modos de formación, modalidades de la defensa, modalidades de la represión, el narcisismo, la pulsión. Siendo además una referencia de la oposición neurosis y psicosis el lazo con la realidad y el modo de sustituir esa pérdida en cada caso.

Lacan cuya clínica tiene su origen en la psicosis, destaca de entrada la oposición neurosis –psicosis a partir de los tres órdenes, ISR. Con el advenimiento de la estructura clínica, es la metáfora paterna su presencia o ausencia la que define la estructura en el diagnóstico diferencial. Ausencia cuya consecuencia se presenta como perturbación en el lenguaje. Los mecanismos la definen: represión, forclusión. Con la clínica borromea es el sinthome, como modo de anudamiento el que define no ya la estructura sino al parlêtre y su singular modo de gozar.

 

Unas notas al margen

Lacan menciona la genialidad freudiana respecto de haber tomado la producción literaria de Schreber que habla de la extraña experiencia de la psicosis. Nos habla del lingüista Freud, que ve aparecer varias veces en un texto el mismo signo, partiendo de la idea que debe querer decir algo y logra restablecer el uso de todos los signos de esa lengua, hasta reconstituir la lengua fundamental. [4]

Freud no hace literatura, hace resonar la poesía en su trabajo sobre la letra de Schreber, es un modo de situarse respecto de la ciencia que clasifica y universaliza, demostrando que uso hace de la clínica heredada: verificar la causa, los mecanismos que dan lugar al desencadenamiento.

El psicoanálisis ha tomado a su cargo el residuo de la medicina, "esperamos poesía del psicoanálisis mismo", nos dice Lacan cerrando el Seminario 6, y Miller en el 2002 nos habla del fuego de la lengua poética que reanime al psicoanálisis, que lo aparte de una tendencia a devenir prosaico. [5] Se trata entonces de una lengua del diagnóstico que como un arte no recubra lo real.

Agamben sitúa la época contemporánea, como la destrucción de la experiencia. "Esta incapacidad para traducirse en experiencia es lo que vuelve insoportable la vida cotidiana, ya que ninguno de la cantidad de acontecimientos cotidianos adquieren, el valor de una experiencia". [6] Benjamin afirma que la cotización de la experiencia ha bajado.

Se trata de una época en la que el psicoanálisis apuesta a la experiencia, época que es la de los desengañados, del predominio del discurso de la ciencia, que Lacan caracteriza como un rechazo del sujeto, como singularidad. Ciencia que se apoya en lo simbólico, con el proyecto que lo simbólico pueda dar cuenta de lo real hasta recubrirlo sin resto, pero cualquiera sea la estrategia adoptada, lo real escapa.

Los efectos políticos de la ciencia se hacen sentir en los intentos de clasificación de la época y nos llevan a leer el Manual de Clasificaciones DSM…, las abreviaciones alfa numéricas que propone, desde Kemplerer, filólogo alemán, quien investiga acerca de la Lengua del Tercer Reich, LTT, [7] estudiando el uso de las siglas en el nazismo.

Abreviaturas, afirma Kemplerer, que intervienen en la lengua allí donde se tecnifica y se organiza. Siglas que representan una pretensión totalitaria. Pretensión totalitaria de un manual que intenta una lengua sostenida por la ciencia aspirando a un saber que se confunda con lo real, sin restos. Las abreviaturas comprimen la lengua, la despojan de su posibilidad poética, un Uno sin restos, clasificando los trastornos que dan lugar a una epidemia de la época, a partir de siglas, desde la suposición de una norma y su déficit.

Lacan, con sus destacadas anticipaciones, como el exacto reverso de los manuales clasificatorios, dice en 1975, "el análisis es actualmente una plaga, una epidemia", [8] "La última forma de demencia social que hemos conocido", decir, que nos habla de las transformaciones del psicoanálisis en el espíritu de los tiempos que corren. Demencia social, debe ser entendido remarca Miller, sobre el fondo de "todo el mundo es loco", también una tesis de la última enseñanza, que no es simplemente un estruendo, sino una tesis que consiste en instalar al psicoanálisis en una perspectiva donde en el clivaje de neurosis, psicosis y perversión se trata de defensas contra lo real. Nombrar el psicoanálisis como epidemia, lo ubica en el orden de tratar el mal por el mal, lo cual lo separa de una intención terapéutica, situándolo como un refugio en el malestar en la civilización. Refugio para el parlêtre en su singularidad rechazado por las clasificaciones totalitarias.

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NOTAS

  1. Lacan, J., El Seminario, Libro 3, Las Psicosis, Editorial Paidós, Barcelona, 1984, p.18.
  2. Lacan, J., Ornicar, Petrel, Barcelona, 1981, p.33.
  3. Lacan, J., "Autocomentario", Uno por Uno 43, Editorial Paidós, Barcelona, 1996, p. 18.
  4. Lacan, J., El Seminario, Libro 3, Las Psicosis, Editorial Paidós, Barcelona, 1984, p. 21.
  5. Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía, Clase13/11/ 2002, curso inédito.
  6. Agamben, G., Infancia e historia, Adriana Hidalgo, Bs. As, 2001, pp. 8-9.
  7. Klemperer, V., LTI, La lengua del tercer Reich, apuntes de un filólogo, Editorial Minúscula, Barcelona, 2007.
  8. Miller, J.-A-, op. cit.
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