Junio 2015 • Año IV
#30
Psicoanálisis y literatura

Destinos del síntoma – ni espectáculo ni ficción

Esteban Pikiewicz

Bajar este artículo en PDF

Cecilia Salvetti
A los mismos sitios

1. Un presente que explicar.

Si la dignidad es una condición que suele evocarse cuando es difícil sostenerla frente a la adversidad, agregamos que en la actualidad, hay además otras condiciones y representaciones (que no sólo la evocan y la exaltan) como formas de forjar respuestas contemporáneas a dicha adversidad. Se trata de esa condición que en el núcleo de la cultura SigmundFreud llamó hace casi noventa años, malestar, aunque debamos consentir, que hoy se trata de un algo más que el malestar y de respuestas muy distintas, no generalizadas y múltiples a la vez.

Conocemos la extensión generalizada de esos nombres actuales del malestar. No dudamos en llamarlo síntomasSíntomas que la ciencia, los avances tecnológicos y la política de gestión de los Estados, empujan a estandarizar en una perspectiva de cuantificación inédita en un siglo XXI donde el orden simbólico no es lo que era. Si hace un siglo y desde un lugar compatible a la vanguardia, el psicoanálisis incidía en la cultura formulando y demostrando que todo síntoma era descifrable, tenía un sentido, una verdad a develar y eso era algo totalmente nuevo, hoy pareciera que dicha proposición es algo de museo. El psicoanálisis, también se configura, él hoy, como síntoma. Y el discurso dominante también tiene una respuesta al respecto, lo sabemos.

Como bien destaca GermánGarcía, si "…los sueños (como los síntomas) revelan algo de nuestro cuerpo deseante en tanto Trieb (pulsión), de nuestro ser (como falta en ser) en tanto Wunshc (anhelo) y pueden explicarse hasta cierto punto." [1] es sobre esto último que vale hacer hincapié. El punto de "explicarse hasta cierto punto", hace de todo síntoma más u otra cosa que explicarse: o sea, fundamentalmente una satisfacción como respuesta. Y acaso allí, a su vez, se encuentra la o las maneras de contrarrestar en la actualidad, el destino del síntoma-psicoanálisis como pieza de museo.

Por otra parte, si bien Freud ubica entre otras "soluciones", el arte y la producción artística como sublimación del malestar y ganancia placentera para el conjunto, no sólo es que se trata de unos pocos (los artistas), nos lo dice. Sino más bien deja señalada la vía de enseñanza de lo que en él, el arte, hay como respuesta. Cuestión deformada o desviada donde toda una perspectiva analítica auto gestó su descrédito en las vías de la "psicobiografía". De hecho tanto en la lectura de las obras de Freud como de Lacan, se demuestra más bien el valerse o apoyarse del arte o los artistas, para la enseñanza. La frase de Lacan "pienso que un psicoanalista solo tiene derecho a sacar una ventaja de su posición (…) la de recordar con Freud, que en su materia, el artista le lleva la delantera, y que no tiene porque hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino", lo ilustra. Y perfila, sobre todo, la obra de arte a un mismo nivel que el síntoma: no tanto el sentido "oculto" sino nada a "explicar" como respuesta a un vacío que todo artista intuye o reconoce, mas allá del sentido que él mismo o la crítica puedan otorgarle a la obra.


2. De Rusia otra explicación.

Desde la caída del muro de Berlín y el triunfo del capitalismo, nombramos al mundo moderno, entre otros modos, como sociedad del espectáculo. Es el reino de la imagen junto al consumo infatigable de todo orden de objetos, que como artificios, colmarían la existencia. En este aspecto, la preponderancia de los mass-media se ejemplifica en los "experimentos" televisivos donde se evidencia el poder de la imagen por su culto. Y que fomenta la tópica del yo como lugar autónomo, indiviso y auto valido, contrastando esa imposibilidad a través del sacrificio, el odio de las diferencias, y la multiplicación de síntomas que muestran lo imposible de dicha identidad, y al mismo pretendido yo autónomo como síntoma. Como destaca MiquelBassolsIPuig, se trata de distinguir entre "Ser yo resulta cada día mas difícil en este mundo (…) (y) ser yo me resulta cada día mas difícil." [2]

Así, ahora vemos que resulta "vieja" la condición de que hay un destino dado por el Otro, como "obra" o "novela" que permitiría pasar de la obra del Otro a la propia obra. Lo "nuevo" está ligado a la inmediatez y petrificación del Yo-imagen con pretensión de a-sintomático, y como un consumo más. Facebook como delirio de identidad. ¿El arte está exento de estas problemáticas? ¿Y el psicoanálisis?

BorisGroys, filósofo y artista de origen ruso, en su libro Políticas de la Inmortalidad, señala que en el contexto artístico actual tiende a aceptarse "modelos explicativos" sociales de una obra de arte, vinculada al consumo como mercancía especifica. Estamos ante lo que WalterBenjaminllama politización de la estética. Para este hombre la cultura es un archivo, "dones de la economía simbólica que recibimos de los muertos. (…) ( que entran en tensión con) idear signo propios" [3]; para proseguir diciendo "Lo nuevo, por cierto, no significa la superación de lo viejo. Y tampoco una separación de lo viejo. Allí donde se supera lo viejo no podemos reconocer lo nuevo, pues lo nuevo se muestra solo en comparación con lo viejo." [4] BorisGroys al referirse al tiempo actual, remarca que prevalece el sentido común de que no hay nada nuevo en el mundo salvo la técnica aunque esto sea imposible demostrarlo. Que siempre hay posibilidad de lo nuevo conociéndose lo viejo. Y que ante la extensión retórica del trauma como única garantía supuesta del ser, expresa que "La cultura es, si se quiere, un trauma en sí misma: no necesita entonces ningún trauma adicional para fundamentar su autorreproducción en el tiempo." [5] Lacan decía que el lenguaje es traumático y que por su lugar y función, el analista también lo es. GermánGarcía, en su clase del 24 de septiembre de 2009, contrapone al argumento ruso: "Nosotros, ¿Qué podemos proponer como contra ejemplo? (…) fenómenos clínicos. Nosotros podemos decir: muy bien, aceptamos esto. La cultura es un trauma en sí misma, entonces veamos ahora la modalización, porque no todos los que viven en una cultura tienen el mismo tipo de trauma."[6]

Volviendo a BorisGroys, dirá del arte moderno que predomina en él intensamente, la perspectiva de la individualidad. Que cuanto mayor es esta búsqueda en el artista, más estrictos son los métodos o reglas que impone a su arte, como exigencia. Y que por el contrario, librarse de toda regla, es la pérdida de dicha individualidad. Agrega en otro orden de cosas, que por ser el discurso de la desconstrucción, crítico, eso estabiliza los archivos en lugar de disolverlos.


3. Nada que explicarse.

"El psicoanálisis es una invención del siglo XX, una invención que no habría podido producirse sin la ciencia moderna pero tampoco sin ese objeto creado de la nada (Das Ding) que solo el arte ha sabido singularizar en el ser que habla." [7] Esta frase que se encuentra en el libro de MiquelBassolsI Puig, Tu yo no es tuyo, bien podemos ponerla en conexión, haciendo resaltar el nombre de la nada, con aquella de Lacan del Seminario VII en que caracteriza al arte por un modo de organización alrededor de un vacío; o con la dicha en las Conferencias en Universidades Norteamericanas en 1975, que "sin embargo explicar el arte por el síntoma es más serio".

Así es que se destaca que más allá de todo sentido, arte y síntoma forman un par equivalente como respuesta a nada, a un vacío. Conexión que Lacan reafirma al decir que hay que tomar el arte como modelo para otra cosa, cuestión que encontramos desarrollada en el libro de GermánGarcía, Para otra cosa – El psicoanálisis entre las vanguardias. Siguiendo sus argumentaciones, va a plantear que Lacan en el Seminario XXIII, habla de arte en tanto que artificio. Arte designa articulaciones entre partes, y que en su etimología latina, se agrega la intervención humana que produce esas articulaciones según reglas o métodos que suelen descubrirse por el arte o la experiencia. Señala que el artífice hace que el artificio pase de interior a exterior, pero "…en cuanto es un hacer que se nos escapa, es decir, que desborda por mucho el goce que podemos tener de él" [8], refiriéndose a esa nada, eso innombrable e irrepresentable. En una de las cartas de Flauberta su amante, LouiseColet, entre los años 1846 y 1855, podemos leer: "lo que me gustaría hacer, es un libro sobre nada, un libro sin ataduras exteriores, que se sostendría por si mismo gracias a la fuerza interior de su estilo (…) un libro que apenas tendría argumento o, por lo menos, cuyo argumente seria casi invisible".

Desde otra perspectiva, si identificamos a Lacan con el estilo barroco, debiera entonces acentuarse la versión de éste como un método u operatoria de elaboración, tal como lo plantea LucianoLutereau [9]; y que como tal, por su propia estética, tiene como horizonte los limites irreductibles de la diferencia absoluta; modalidad que en la expresión artística (tal vez más en las artes plásticas aunque no solamente) pone en juego en el exterior lo mas íntimo.

Entre otros, el pintor holandés PietMondrian, pintor de vanguardia que llevo el arte abstracto hasta los límites, afirmaba que el arte no debía implicarse en la reproducción de objetos reales/imágenes, sino expresar lo absoluto "oculto". Acaso entre los nuestros (resta por investigarse), podría citarse OscarAgustínAlejandroSchulzSolari, creador excéntrico y polifacético, inventor de los idiomas imaginarios, la pan lengua, el neo-criollo y el pan ajedrez.

GermánGarcía va a decirnos en el texto mencionado, que lo "oculto" es a las artes visuales como el mito lo es a las artes escritas en el empuje o búsqueda de lo absoluto. Pero que la idea generalmente difundida que en último termino hay algo en lugar de nada, merece entonces su inversión: en último termino hay nada, y a su lugar va un algo que llamamos síntoma, o mejor dicho sinthome, como muestra de lo mas singular. Cito: "En el lugar del Otro la producción de un artificio que se nos escapa en tanto viste lo imposible (también llamado real) que es el único "juicio final"…" [10]

Finalmente, en el psicoanálisis (si decíamos que es hoy también un síntoma y que asimismo tiene como partenaire a la cultura contemporánea) queda aún por inventar con esa nada que es el soporte del síntoma y orientándose por él, su lugar en el siglo XXI. Lugar como parapeto que mantenga vivo eso imposible-real que testimonia de la dignidad subjetiva. Y que también deba (para no quedar destinado por estribillos o clisés como pieza de museo) servirse del arte o los artistas para otra cosa. Otra cosa que en las vías de su método implica, no prescindir de una estética u operatoria cultural uno por uno a descubrir por la propia experiencia, y que tiene como soporte ese imposible.

NOTAS

  1. García, G., "La cuadricula de Mondrain y la formula de la fantasía", Para otra cosa – El psicoanálisis entre las vanguardias, Liber Editores ,Bs. As., 2011, p. 175
  2. Bassols, M., "Demostración, conjetura y pase", Tu yo no es tuyo – Lo real del psicoanálisis en la ciencia, Tres Haches, Bs. As., 2011, p. 273.
  3. Groys, B., Conversación primera: "El cadáver del filosofo", Política de la inmortalidad, Cuatro conversaciones con Thomas Knoefel, Katz editores, Bs. As. , 2008. p.47
  4. ibíd., p. 69.
  5. Groys, B., Conversación segunda, "El cuento del deseo", Política de la inmortalidad, Cuatro conversaciones con Thomas Knoefel, Katz editores, Bs. As. , 2008, p. 99.
  6. García, G., Etcétera – "El acto psicoanalítico (intervalo con Boris Groys)", clase del 24 de septiembre de 2009, pág. 4, El periódico Descartes, nro. 101, Año III, Noviembre 2009.
  7. Bassols, M., Tu yo no es tuyo – Lo real del psicoanálisis en la ciencia, op.cit., p. 281.
  8. García, G., Para otra cosa – El psicoanálisis entre las vanguardias, op. cit., p. 185
  9. Lutereau, L., Lacan y el Barroco – Hacia una estética de la mirada, Letra Viva editores, Serie Animalia, Bs. As. 2012.
  10. García, G., Para otra cosa – El psicoanálisis entre las vanguardias, op. cit., p. 185
El Caldero Online Cuatro+Uno EntreLibros
La Red PAUSA ICdeBA IOM2
EOL Wapol FAPOL Radio Lacan